Durante la última década, los grandes personajes femeninos se hicieron más visibles y relevantes en el séptimo arte. Algo que se reflejó casi de inmediato en las series, especialmente en plataformas de streaming como Netflix. Se trata de un fenómeno de considerable interés, que permitió a toda una nueva pléyade de mujeres, protagonizar nuevas historias.

Mujeres en busca en su propósito existencial, con un tipo de fortaleza que va más allá de lo físico para celebrar lo espiritual e intelectual. Un recorrido que brindó al cine y ahora, a la televisión, varias de sus interpretaciones más interesantes. Pero en especial, una comprensión profunda a la naturaleza femenina, sus motivaciones y objetivos. 

Por supuesto, se trata del punto más alto de una evolución valiosa de la mujer en el mundo del entretenimiento. De damiselas en peligro, víctimas propiciatorias y objetos sexuales idealizados, las figuras femeninas se han convertido en conceptos complejos acerca de la cultura pop. Tanto, como para reconstruir la idea del poder, vulnerabilidad y valor a un estrato por completo original. La mayoría de las nuevas producciones de Hollywood llevan por estandarte la posibilidad de brindar a las mujeres nuevos lugares de exploración emocional, y algunas de ellas son producciones originales de Netflix, ya sea en forma de película o de serie de TV.

Ya sea en la búsqueda de un espacio propio o de una interpretación al mundo que les rodea. Las nuevas heroínas del universo cinematográfico, son símbolos de una renovada visión acerca de lo sensible y lo elocuente. Un trayecto hacia una reflexión más realista acerca de la mujer y su espacio en la historia y la cultura. Te dejamos cinco grandes películas sobre personajes femeninos que puedes ver ahora mismo en Netflix que lo demuestran. 

El viaje de Chihiro

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Por más de treinta años, Studio Ghibli se ha distinguido por sus extraordinarios personajes femeninos. También, al hacer énfasis en la riqueza del mundo, el contexto y las historias que les rodean. Y en particular, la película El viaje de Chihiro de Hayao Miyazaki, es una celebración a un tipo de heroína que combina un enorme corazón con una firme voluntad, y está disponible en Netflix.

El film es un homenaje a toda una serie de ideas en apariencia simples sobre la mujer, que el argumento convierte en poderosas alegorías. Desde la mezcla entre la fragilidad y la fortaleza, hasta la capacidad de Chihiro para convertirse en su propia heroína. 

Miyazaki logra hilvanar la percepción de un tipo de poder interior, que crea un extraordinario paisaje emocional. Poco a poco, la aventura se transforma en una exploración a lo que brinda sentido a lo esencial del espíritu humano. Todo, a través de la jovencísima Chihiro, convertida en el centro de un argumento surreal y misterioso cada vez más hermoso y complejo. Toda una figura destacada en medio de un nuevo tipo de mujer poderosa de considerable valor argumental. 

Esta es la única película de nuestra lista de recomendaciones que no es producción original de Netflix, pero que se encuentra en su catálogo en muchos países.

Chicas perdidas

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La exploración sobre los crímenes que involucran a mujeres, suele ser incompleta en el cine. Desde el hecho de convertir a la víctima en una alegoría a temas mayores, hasta la percepción morbosa del delito. En muy pocas ocasiones, la reconstrucción de una circunstancia violenta, incluye la reflexión del entorno. En el mejor de los casos, del contexto que rodea a quienes la padecieron. De modo que Chicas perdidas de Liz Garbus, con su aire directo y bien construido, es una excepción. La producción original de Netflix, además, toca todo tipo de temas alrededor de la agresión, el sexismo y la misoginia de manera apropiada e inteligente. 

Cuando la hija de Mari (Amy Ryan) desaparece, el personaje descubrirá que apelar a la ley supone atravesar una complicada brecha burocrática. Aún peor, un recorrido doloroso en medio de discriminación y omisiones. El film, basado en una historia real, profundiza en el largo camino de Mari hasta encontrar respuestas. También, retrata, de manera angustiosa, la forma en que los sistemas judiciales, en ocasiones, anteponen el prejuicio a la justicia. Un tópico inquietante que la directora pondera desde una óptica sensible. 

Al final, Mari descubrirá que hallar a su hija, es solo el primer paso hacia una grieta inquietante sobre el sistema legal y el cómo percibe a la mujer. Una espeluznante connotación sobre el bien y el mal en nuestra época. Pero también, un cuestionamiento de considerable interés acerca de la forma en que la cultura contemporánea racionaliza la idea de la víctima. 

Más que madres

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Las relaciones entre madres e hijos suelen ser un tema complicado en el cine. En específico, porque suponen narraciones que, suelen desembocar en el drama lacrimógeno o moralista. Pero Más que madres de Cindy Chupack es una divertida y conmovedora visión acerca de un vínculo sensible. También es una celebración intuitiva sobre la percepción de la maternidad contemporánea, con sus puntos grises y al final, su búsqueda de respuestas. La película, original de Netflix, se estrenó a inicios de agosto de 2019.

Carol (Angela Bassett), Gillian (Patricia Arquette) y Helen (Felicity Huffman) comienzan a replantearse la forma en que se comunican con sus respectivos hijos. Todo, en medio del Día de la Madre y quizás, un momento sensible que las une en un punto intermedio de cuestionamientos incómodos. “¿Fui una buena madre?” se pregunta en voz alta Carol, formidable y brillante. “¿O solo creo que lo fui y no he comprendido del todo en qué fallé?”. Solo es una de las múltiples preguntas que la película plantea desde cierto aire burlón, pero sin duda, con más profundidad de la aparente. 

Para Más que madres, la gran disyuntiva reside en las expectativas. ¿Hay una manera de cumplir con todas las que alberga la sociedad y la cultura sobre la maternidad? La película no ofrece respuestas directas sobre el tema. Aun así, llega a una emocionante conclusión: al final, el amor entre madres e hijos es un misterio. Uno extraño, potente y en constante transformación. Quizás, el mensaje más profundo de un argumento en apariencia sencillo que termina por sorprender por su sensibilidad. 

Moxie

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Las historias sobre mujeres, contadas desde la óptica femenina, suelen ser difíciles de narrar a profundidad. En especial, por la facilidad con la que la historia puede bordear el estereotipo. Algo preocupante en una época en la que la mirada al género está sometido a constante escrutinio. Amy Poehler, veterana de la comedia agridulce y de un tipo de humor retorcido que la convirtió en estrella, tiene el entusiasmo suficiente para hacerlo. 

De hecho, su película Moxie, basada en el libro homónimo Jennifer Mathieu, es un análisis entrañable sobre la adolescencia. También, un recorrido acerca de cómo los ideales se convierten en algo más poderoso que percepciones abstractas sobre la justicia y lo moral. La película, original de Netflix, se estrenó en marzo de 2021.

Poehler muestra los pasillos de las secundarias estadounidenses como espacios complicados para las mujeres jóvenes. En particular, cuando la mayoría debe soportar juicios sobre su aspecto y el modo en que comprende su género y sexualidad. Pero en lugar de convertir su aproximación en un drama, hace un tránsito benévolo, ágil y desprejuiciado por grandes temas. Desde la orientación sexual al poder de las mujeres. La directora explora la raíz de la nueva visibilidad del pensamiento político femenino. 

A la vez, entremezcla la crítica con una mirada elocuente acerca de la vida de las jóvenes en la actualidad. La narración plantea el punto de la hostilidad entre estudiantes y la cultura de violencia como una herida social. Su mirada abarca todos los pequeños rituales de paso e incluso, la sensación que la adolescencia es una inevitable transformación. A eso, la directora añade un ingrediente sobre cuestiones sociales y culturales, que crean una mezcla sólida. Un reflejo sobre las inquietudes de una generación de mujeres en busca de respuestas a los grandes cuestionamientos de la época. 

Historia de un matrimonio

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La vida matrimonial suele retratarse en Hollywood de manera maniquea y la mayoría de las veces, simplista. Se mira desde la idealización extrema — grandes dramas edulcorados — o en obras de una crueldad dolorosa. En el medio de ambas cosas, la figura de la mujer suele ser interpretarse como víctima o villana. Por eso, Historia de un matrimonio de Noah Baumbach resulta novedosa y sensible. En particular, por suscitar una connotación que no muestra héroes o contrincantes, sino personajes llenos de heridas emocionales.

De hecho, el film rompe con una vieja tradición en el cine. Los matrimonios en la gran pantalla tienen un objetivo y su disolución, una lección. Una fórmula que se repitió por décadas hasta volverse superficial. Pocas veces los argumentos giran alrededor de una idea más amplia sobre la convivencia y las pequeñas grietas de lo cotidiano. Pero la producción, logra convertir a la ruptura de un vínculo mayor, en una reflexión sobre la naturaleza humana. Y en específico, de la figura de la mujer en medio de una situación de profundo sufrimiento. 

Charlie (Adam Driver) y Nicole (Scarlett Johansson) son una pareja como cualquier otra. Una que se enamoró con sinceridad y recorrió un camino a través del desencanto adulto. Al final, la debacle de la vida en común, muestra la transformación de ambos en medio de dilemas que les superan. Pero es en especial Nicole, la que debe dialogar con sus ideales más personales acerca del amor y lo romántico. Una mirada firme y sincera acerca de las mujeres contemporáneas y la forma, en que afrontan las pequeñas tragedias privadas. Historia de un matrimonio es, también, una producción original de Netflix y se estrenó a principios de diciembre de 2019.

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