Unos años antes de que Buffy, Cazavampiros pateara algunos traseros, estaca en mano, ya Xena, La Princesa Guerrera lo había hecho. El personaje era el centro de un universo cada vez más interesante que se extendió a todo tipo de referencias históricas y mitológicas. Interpretado por Lucy Lawless, que apareció por primera vez en un capítulo de la serie Hércules: Los viajes legendarios, se volvió un icono inmediato. No solo por ser una de las primeras heroínas televisivas poderosas sin una contraparte masculina. También por encarnar un tipo de versión sobre la mujer en la cultura pop que todavía en la actualidad resulta novedosa. 

La serie también se atrevió a explorar de forma sutil temas controvertidos que para entonces eran hilos narrativos audaces. Hoy, incluso, todavía lo son. Desde explorar la sexualidad de sus personajes, hasta su sentido de la pertenencia, identidad y propósito. Xena, La Princesa Guerrera era una combinación singular, pero efectiva, entre experimentos argumentales y fantasía en estado puro. Todo con un contexto que creció con lentitud hasta abarcar mitología, historia y su propio contexto crítico. 

En la actualidad, y a casi treinta años de distancia de su estreno, la serie todavía resulta sorprendente por su frescura, buen hacer y mejor sentido del entretenimiento. Pero en específico, por ser pionera en al menos tres elementos que la televisión contemporánea y el streaming llevaron a un siguiente nivel. Aunque no lo parezca, las con frecuencia extravagantes aventuras de Xena son un buen ejemplo de la televisión sostenida sobre ideas originales. Varias que lograron trascender al pequeño formato de la serie y convertirse en hitos que todavía son intrigantes y dignos de análisis. Te contamos las tres veces que Xena, La Princesa guerrera, se adelantó a su época. 

Fue el primer spin-off antes de que la mera idea resultara exitosa en la televisión

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Aunque ahora la mayoría de los fanáticos solo recuerdan la popularidad de Xena, en realidad el personaje proviene de una serie paralela. Hércules: Los viajes legendarios se estrenó en 1995, protagonizada por Kevin Sorbo. Y de hecho, el personaje de Lucy Lawless debutó en el capítulo nueve de esa primera temporada. Titulado “The Warrior Princess”, el episodio presentó a Xena como una villana de armas tomar. 

Pero el potencial del personaje fue tan obvio que su arco argumental se extendió por tres capítulos más. Y por singular que parezca, obtuvo una apropiada redención que la preparó para un universo televisivo mucho mayor. El 15 de septiembre de 1995, y apenas unos cuantos meses después de su primera aparición, Xena, La Princesa Guerrera debutaba en su propio programa. El programa fue un éxito inmediato e incluso superó de forma holgada la popularidad del show del que provenía. Se trató de un experimento televisivo de una escala curiosa, a cargo de la productora del director Sam Raimi. 

¿Un dato curioso? Con el correr de los años y a medida que la serie se volvió un hito de la cultura pop, Kevin Sorbo comenzó a dejar claro su malestar. En una curiosa demostración de inquietud y conformidad, incluso dio algunas declaraciones al respecto. “Nunca entendí por qué [ Robert Tapert] la hizo más poderosa que Hércules”, le dijo al autor Rob Weisbrot. La entrevista, contenida en el libro Hercules: The Legendary Journeys, An Insider’s Guide to the Continuing Adventures y publicado en el 2004, sorprende por sinceridad. “Se supone que Hércules es la persona más fuerte del mundo y un medio dios… La hicieron invencible y tantas otras cosas. Y lo encontré simplemente extraño”. Sorbo expresó en diversas entrevistas su malestar por el impacto popular de Xena, mucho mayor que el de Hércules. 

El icono feminista de Xena, La Princesa Guerra fue casi involuntario

Décadas antes del comentario político sobre personajes e historias de la cultura popular, ya Xena, La Princesa Guerrera era un icono feminista. Incluso sin quererlo o ser planeado de ese modo. Pero era inevitable que el personaje lo fuera. Poderosa, autosuficiente y decidida, Xena iba por la antigua Grecia imaginada por el programa como una heroína central y sin compañero masculino. 

Al principio, los ejecutivos les preocupaba justo el hecho de que Xena no dependiera de la compañía de un héroe. E incluso se planteó la posibilidad de profundizar sobre una eventual relación entre el Hércules de Kevin Sorbo y el personaje. Pero la serie resultó un éxito inmediato justo por la capacidad de Lucy Lawless de brindar personalidad e inteligencia a La Princesa Guerrera. La premisa fue un resonante triunfo entre un público mayoritario de mujeres jóvenes, que disfrutaron de una heroína tridimensional con dudas e imperfecciones. 

Para el final de su primera temporada, el personaje ya tenía un fandom fiel y sólido. Y para su sexta y final se había convertido en un fenómeno por derecho propio. También, en la inspiración de un serie de programas y premisas relacionadas con heroínas autónomas y poderosas como centro de historias de acción. No obstante, Lawless ha aclarado en más de una ocasión que no está cómoda con la idea de ser un icono feminista. 

“Todo este asunto del modelo a seguir ha sido un accidente”, dijo Lawless en una entrevista con LA Times. “Solo trato de hacer el guion. Es la realidad contra el ideal. Estamos promoviendo el ideal de la mujer, o al menos el nuevo ideal”. 

Esa profunda y ambigua relación entre Xena y Gabrielle

Antes de los amplios debates sobre la inclusión y la representatividad, Xena, La Princesa Guerrera había dado ya un paso contundente en esa dirección. Durante toda su historia, el personaje tuvo una ambigua y a menudo emocional relación con Gabrielle (Renee O’Conner), su compañera de batalla. Una tensión sexual que jamás llegó a resolverse, pero que todavía se considera como los precedentes de la inclusión en la televisón.

Xena y Gabrielle eran mejores amigas y en apariencia tenían sentimientos no resueltos la una por la otra. Incluso había gestos cariñosos y en apariencia románticos entre ambas. No obstante, los productores jamás permitieron que el showrunner Taport confirmara la relación, debido al escándalo que podría suponer. Incluso se habló de un acuerdo tácito de ocultar cualquier idea al respecto que pudiera afectar al programa. 

Pero en el año 2003, la actriz confirmó la relación en una entrevista para el semanario Lesbian News. A la pregunta de si Xena y Gabrielle tenían algo más que una relación, Lawless puntualizó que ambos personajes estaban prácticamente casados.