El pasado mes de diciembre, México y Estados Unidos firmaron el acuerdo para incluir al país latinoamericano en el programa Artemisa, dirigido a devolver a los humanos a la Luna. Desde el gobierno mexicano se mostraron orgullosos de poder ser partícipes de este hito y no meros espectadores como en 1969. Para ello, han puesto a disposición del proyecto su propio programa, conformado por las misiones COLMENA y COLMENA 2. Con ellas, se busca demostrar el papel que puede tener la inteligencia artificial en la colonización de nuestro satélite. Y es que, básicamente, consisten en el envío de una flota de pequeños robots que se encargarán de analizar el terreno selenita, con el fin de obtener tanto datos de interés científico como un exhaustivo mapa de navegación de la Luna.
La segunda fase, la más importante, estaba programada para salir rumbo a la Luna el pasado mes de junio. Sin embargo, ha sufrido algunos retrasos, por los que se espera que salga en las próximas semanas.
Según explicó el pasado mes de febrero el doctor Gustavo Medina Tanco, Responsable del Laboratorio de Instrumentación espacial LINX de la Universidad Autónoma de México (UNAM), la misión la conforman 5 robots de menos de 60 gramos y 12 centímetros de diámetro cada uno. Será una inteligencia artificial basada en la naturaleza, ya que los robots trabajarán de forma colaborativa, como las abejas de una colmena. Es algo que nunca se ha hecho antes en la Luna y que podría arrojar resultados muy interesantes.
Inteligencia artificial para explorar a fondo la Luna
Los cinco robots viajarán a la Luna acomodados en un contenedor que también actuará como catapulta para lanzarlos después del alunizaje. Además, ese mismo contenedor servirá como centro de comunicaciones con la UNAM. En total, tanto el recipiente como los robots pesan menos de 608 gramos, lo cual en palabras de Medina Tanco sería equivalente a unos tres teléfonos móviles.
Una vez que los robots se coloquen sobre el terreno selenita, tendrán toda su electrónica a menos de dos centímetros de la superficie. Una vez allí, comenzarán a estudiar el regolito, que es esa capa de polvo y roca que cubre la Luna. Cada uno tiene sus propios sensores y sistemas de emisión en diferentes frecuencias. De este modo, pueden trabajar en equipo y utilizar la inteligencia artificial con objetivos muy variados.
Se sabe que podrán detectar minerales concretos, pero también analizarán la hostilidad del terreno de cara a una futura colonización e incluso medirán los campos eléctricos sobre el regolito.
Además, puesto que en la Luna no dispondremos de GPS, los robots se encargarán de tomar datos con los que elaborar un mapa de navegación. Este sería útil para los astronautas que conformen el programa Artemisa en un futuro.
En definitiva, México quiere aprovechar a lo grande su oportunidad de formar parte de la carrera lunar. Y para ello ha apostado fuerte, introduciendo en escena la inteligencia artificial. Por lo tanto, si aún no habías oído hablar de las misiones COLMENA, apunta su nombre. Seguro que aún tienen muchas sorpresas interesantes que darnos.