Se puede tener una comprensión mejor o peor de la misma, pero todos tenemos claro que física solo hay una. O eso creemos. Se rige por una serie de variables fundamentales, como la distancia y el tiempo, que a su vez pueden utilizarse para construir otras más complejas, como la aceleración. Sin embargo, si las variables fundamentales fuesen diferentes, podríamos hablar de una física totalmente distinta. Y aunque parezca algo descabellado, es lo que ha logrado precisamente una inteligencia artificial cuyo caso se acaba de describir en Nature Computational Science.
Los seres humanos no podemos luchar contra lo que aprendemos del medio que nos rodea. Desde muy pequeños entendemos instintivamente lo que son la distancia o el tiempo. No importa si la primera es el número de pasitos que hay que dar para llegar hasta el abrazo de una madre y el tiempo la cantidad de sollozos a partir de los cuales viene alguien a consolarles. El caso es que los niños son capaces de comprender sin problema esas variables de la física. Por lo tanto, es imposible saber cómo sería un mundo sin conocerlas. Ni siquiera sería posible desde los ojos de un bebé. Pero sí desde los de un robot.
Por eso, un equipo de científicos de la Universidad de Columbia decidió capacitar a un algoritmo de inteligencia artificial de un modo diferente al habitual. Generalmente, se les enseñan unos conceptos básicos sobre cómo deben ver el mundo. Pero esta vez se ha dejado todo abierto a sus primeras impresiones, de modo que los resultados han sido muy interesantes.
La inteligencia artificial que no ve la física como nosotros
Para capacitar esta inteligencia artificial se le enseñaron varias fotos de objetos en movimiento. Después, con nuevas imágenes, se le preguntó qué variables intervenían en cada una de ellas.
La primera era un péndulo doble estático. Si le preguntamos a un ser humano con conocimientos de física, dirá que hay cuatro variables, concretamente el ángulo y la velocidad angular de cada uno de los brazos.
En cuanto a la inteligencia artificial, también detectó cuatro variables, pero no eran las mismas. No podía darles nombres, pero sí medirlas y construir gráficas. Es cierto que las dos primeras eran similares a la forma en que nosotros mediríamos los ángulos de los brazos. Pero las otras no tenían nada que ver con la velocidad angular. Lo fácil sería pensar que se trataba simplemente de un error. No obstante, usando esas cuatro variables, la inteligencia artificial pudo predecir a la perfección los cambios en el movimiento del objeto. Estaba usando la física correctamente, pero era una física diferente.
Lo mismo ocurrió cuando se le mostraron otros objetos y secuencias en movimiento, como una lámpara de lava o las llamas de una chimenea. Las variables que detectó la inteligencia artificial no eran las mismas que las nuestras, pero funcionaban.
Los humanos no lo sabemos todo
Está claro que los humanos tenemos mucho que aprender sobre la física. Hay aún muchas cosas que no conocemos. Por ejemplo, en la física cuántica existen muchos fenómenos que no entendemos. Los físicos desarrollan teorías, como la de cuerdas, par intentar comprenderlos mejor, pero aún nos queda mucho.
¿Y si no estuviésemos usando todo el potencial de la física? Los científicos durante mucho tiempo se han preguntado qué pasaría si existiese una civilización alienígena. ¿Entenderían ellos la física del mismo modo que lo hacemos nosotros? ¿Puede haber civilizaciones capaces de medir e incluso vivir en cinco dimensiones, como en Interstellar?
Todo esto es mucho suponer. Sin embargo, esta inteligencia artificial nos ha demostrado que quizás la física vaya mucho más allá de lo que conocemos. Su algoritmo les está dando las pistas a estos científicos, pero no tienen una forma de explicarlas. Habrá que aprender a hablar con él para saberlo.