Inditex, o Zara para el común de los mortales, sigue avanzando en un terreno que, pese a todo, le sigue siendo ajeno. Neófita en esto de las startups, la compañía de moda española por excelencia se ha adentrado un poco más en algo que sus compañeras cotizadas llevan años trabajando. Ha roto también la barrera de los anuncios. Por una vez en su intensa historia, Inditex hace gala de una de sus decisiones. En este caso, la inversión en Circ, una startup estadounidense de reciclaje de fibras y tejidos, que sigue a la de hace un año en LanzaTech elegida para crear colecciones cápsula sostenibles.

Es toda una sorpresa, sin duda. No es para nada habitual en el recorrido del imperio de Amancio Ortega hablar de algo que ocurre dentro de la compañía. Desde la llegada de Marta Ortega, que vino con el mantra dela digitalización y el cierre de tiendas físicas debajo del brazo, vientos de cambio soplan en el imperio de la moda. Circ, que de momento no tendrá más compañía en lo que a inversiones respecta, es otro de los síntomas de cambio. Uno que Telefónica, BBVA, Santander o Repsol, por nombrar algunas cotizadas nacionales, llevan tiempo trabajando con mejor o peor tino. Años después del boom de las aceleradoras de empresas dentro de grandes corporaciones, parece que el sector está empezando a encontrar su lugar.

¿Es tarde para Inditex? El hecho de que haya anunciado la inversión en Circ–de solo un 2 % ampliable a un 15 % de forma eventual en una ronda de 30 millones de dólares– no es sinónimo de un cambio radical. El futuro dirá si el imperio de Zara sabe sumar en esto del emprendimiento. Con todo, ¿qué ha visto Inditex en Circ?

Una inversión conjunta con Bill Gates, que eso siempre ayuda

manchas sangre, agua oxigenada
Andrea Piacquadio (Pexels)

Para los conocedores de las startups, quizá leer Circ en un comunicado de Inditex podía sonar extraño. Hasta hace dos días, una compañía alemana con el mismo nombre circulaba con sus patinetes por España. Finalmente, terminó siendo comprada por su competencia directa, Bird. El Circ de Inditext, el estadounidense, el que no pereció bajo la burbuja de la movilidad compartida, está a años luz de estos.

Como era de esperar, el Circ de Inditex tiene el foco puesto en el reciclaje de fibras y tejidos. Fundada en 2011, la compañía de la costa este de Estados Unidos se pensó con unas intenciones muy diferentes. Peter Majeranowski y Conor Hartman crearon un sistema para reciclar los tallos de fibra del cultivo de tabaco para crear pulpa. Desde Suecia les pidieron el encargo de hacer lo mismo, pero con una camiseta. Casi 10 años después siguen teniendo éxito en su misión de reciclar dos de los tejidos más comunes en la industria de la moda: poliéster y algodón. Capaces de recuperar el 90 % de la composición de los tejidos, su volumen diario de trabajo puede asumir casi dos toneladas de ropa.

Desde entonces, las grandes empresas del sector de la moda –las que tienen una profunda conciencia ecológica– han recurrido a la tecnología de Circ para solucionar el grave problema del reciclaje.

La startup, además, también está trabajando en una línea de textil hecha a partir de las fibras recicladas que generan.

No todo vale para Inditex

Zara, y el imperio Inditex en general, tiene un problema entre sus manos. Uno que atenta directamente con el modelo de negocio que lanzó a la compañía al estrellato internacional de la moda. Concebida como la cuna del fast fashion, es la responsabilidad ecológica que tiene, y debe tener la compañía, lo que puede echar para atrás el éxito de la gallina de los huevos de oro.

En otras palabras, para solucionar el tema medioambiental, Inditex debería dejar de producir tanto en tan poco tiempo. La inversión en Circ, y su uso como recurso para el imperio de Amancio, no es la respuesta al problema que tenemos entre manos.

Porque el problema viene de origen, de muy dentro de la naturaleza de Inditex. Invertir en reciclaje no es estar a favor de la sostenibilidad. Cada año, más de 92 millones de toneladas de residuos textiles acaban en saco roto y el consumo del 20 % de agua potable a nivel mundial, responde a la fabricación de esa moda rápida. Agua que, de hecho, sale de los recursos naturales de los países en vías de desarrollo en los que se suelen afincar las fábricas de moda. Ese es el verdadero problema de Zara y que poco va a solucionar la inversión en una startup de reciclaje. Porque el objetivo es dejar de generar residuos, y dejar de hacerlo ya.