La cuarta temporada de Stranger Things finalizó y lo hizo con un sentido épico formidable. Cuatro horas que recorrieron todos los cabos sueltos de la serie, los profundizaron y ofrecieron respuestas satisfactorias a todas las preguntas. Por supuesto, también es una despedida a una etapa y el comienzo de algo más. Y la escena final de la serie lo deja claro. Los sucesos de Hawkins no han culminado ni mucho menos. La oscuridad no ha hecho más que comenzar su dominio y la gran pregunta es cómo podrá enfrentarse una amenaza semejante.
La serie se guardó para su última escena la gran pregunta sobre lo que acaecerá en la quinta y final temporada. De hecho, la secuencia es impecable al narrar que podemos esperar para el gran final de uno de los hitos de la cultura pop reciente. El último e impactante tramo de la serie deja claro que la oscuridad que reina en Hawkins es algo más que su villano. También, que se relaciona con una entidad consciente que está dispuesta a reclamar su lugar. Una que, además, está lista para enfrentarse a cualquiera que se enfrente a ella en medio de un desafío que sostiene el posible argumento venidero. Stranger Things despide su cuarta temporada con la convicción que lo que aguarda a sus personajes será temible. Y quizás, la puerta definitiva hacia la oscuridad total.
Algo de enorme interés es que Stranger Things logró que todos los hilos narrativos de sus entregas previas concluyeran en perfecta sincronía. Los últimos diez minutos del capítulo ocho de la cuarta temporada de la serie de Netflix son un recorrido elegante por su narrativa principal. También, la comprensión más elaborada y elegante sobre la motivación de la serie como producto de género.
Un recorrido hacia las tinieblas y lo que acecha en ellas
La secuencia final de Stranger Things comienza con el regreso de Eleven y la pandilla de Hawkins a la cabaña de Hopper. El pueblo apenas se recupera de un evento sísmico a nivel monumental. Pero en realidad, se trata de la anunciada ruptura entre dimensiones, anunciada por el doctor Brenner en el capítulo siete. Vecna, reducido y vencido en su propio terreno, dejó de ser el catalizador del poder del Upside Down. Por lo que su terrorífico poder se extiende en todas direcciones hasta devastar a Hawkins casi de una manera total.
Pero mientras el cuerpo se recupera de sus heridas, los sobrevivientes tienen una prioridad: cuidar de Eleven. Y eso incluye, tratar de ocultarla de la influencia del gobierno que, de nuevo, intentó atraparla. Juntos, deciden rehabilitar la cabaña y decidir en consenso el siguiente paso a tomar. Es entonces cuando ocurren varias situaciones a la vez. Todas ellas relacionadas con la capacidad de Stranger Things para reinventarse y avanzar hacia lugares novedosos y sin duda, inquietantes.
Por un lado, Eleven muestra que a pesar de haber salvado la vida de Max no logró traerle de vuelta. No está claro, en dónde se encuentra la conciencia del personaje o si habrá recuperación posible, pero lo evidente es que no es un hecho fortuito. Atacada por Vecna, Max terminó por morir — “su corazón se detuvo un minuto” dice Lucas — pero Eleven logró hacerla volver. Ahora, la gran incógnita se relaciona con su mente y el lugar en el que podría encontrarse. Y la negrura absoluta que Eleven vislumbra, sin duda, se relaciona con lo que ocurre a continuación.
Will confiesa a Mike que de hecho, duda de que Vecna — abatido por completo, como entidad y consciencia — esté muerto. Ahora que entiende la influencia total de la criatura en el Upside Down, sabe “que están unidos”. Y de hecho, insiste en poder sentirle “vivo pero sufriendo” en algún lugar. No entra en mayores detalles, porque en el preciso momento en el que hace la alarmante declaración, Stranger Things completa otro de sus giros.
El esperado reencuentro entre Eleven y Hopper ocurre y, por momento, el argumento parece brindar a sus personajes una extraña tranquilidad y paz. Pero de inmediato, deja claro que el horror es cercano, patente y a todas luces incontrolable. Tal y como había dicho Will, percibe la presencia de algo más. Y al mirar a lo alto, nota la forma en que la oscuridad se congrega alrededor de Hawkins. De hecho, el argumento deja claro que la ruptura definitiva entre las realidades sucedió y que ese suceso, está a punto de impactar cada cosa a su alrededor. Y de una forma definitiva que ofrece indicios sobre lo que ocurrirá a continuación.
La ambición de Stranger Things crece
Stranger Things cierra con una imagen de pesadilla en la que una sombra gigantesca semejante a Mind Flayer o Demogorgons es visible para todos los sobrevivientes. Una criatura tan enorme que abarca al horizonte. ¿Se trata de Vecna liberado por completo todo su potencial? ¿O de algo más aterrador, fruto de su transformación en alguna otra criatura aún más peligrosa?
La serie no lo aclara del todo, pero si deja a las piezas de sus próximos y distantes capítulos alienadas para una confrontación. Con Eleven a la cabeza, la lucha final parece inevitable. Pero esta vez, será algo más que un rehén o una víctima. Convertida en una joven mujer de inconmensurable poder, Eleven parece ser el símbolo de la esperanza de Stranger Things. Un punto que abre las puertas, para lo que sea que ocurra u en especial, sus consecuencias.