Lo primero que sorprende de la serie Encerrado con el diablo de Apple Tv+ es que sea la adaptación de una historia real. Su premisa — la de un presidiario que debe ganar su libertad al sonsacar información a un asesino en serie — es desconcertante por necesidad. También, oscura y cruel. En el relato original In With The Devil, de Jimmy Keene y publicado en el 2010, la idea resulta grotesca e incómoda. Para su versión televisiva, el diálogo entre el bien y el mal como un sustrato moral ambiguo es más extraño y devastador. La serie se cuestiona, una y otra vez, cómo impacta la idea de la violencia en nuestra cultura. Pero también analiza la moralidad y la frontera de lo cuestionable.
Por supuesto, como narración ficcionada de un hecho real, la serie cuida que su versión incluya varias dimensiones sobre la verdad. A través de la formidable actuación de Taron Egerton, Encerrado con el diablo profundiza en la mirada sobre el mal de nuestra época. ¿Es realmente Jimmy Keene un héroe trágico? El personaje pareciera bordear la percepción complicada que cada cosa que ha hecho ha sido fruto de lo inevitable. Pero el guion maneja de manera hábil con esa reflexión y la lleva a otra dimensión. ¿Estamos predestinados a cometer errores de considerable gravedad que nos empujen a la redención?
Encerrado con el diablo
“Encerrado con el diablo” de Apple TV+, explora la idea del bien moral desde una perspectiva retórica. ¿Qué estaríamos dispuestos a hacer por la libertad? La premisa se hace cada vez más complicada, a medida que la serie profundiza y toma inteligentes decisiones argumentales sobre una ética siniestra. Una mirada hacia la caída en la oscuridad de un hombre común y los peores horrores que le acompañan. También, un preciso juego del gato y él razón entre un peligro inimaginable y sus consecuencias.
Para Jimmy, la cuestión es clara. Ha tenido que hacer lo necesario para sobrevivir, de modo que acepta que el crimen es parte de su vida. Lo hace, con una naturalidad pesimista que Egerton muestra con silencios introspectivos y una tensión interna considerable. Pero para Encerrado con el diablo no hace las cosas tan sencillas y recorre otro caminos más sinuosos y menos claros ¿Es en realidad Jimmy un criminal que aprovechó una oportunidad retorcida?
Encerrado con el diablo es un laberinto con una salida dolorosa
Encerrado con el diablo deja en suspenso los cuestionamientos a medida que profundiza en la vida del personaje. Como traficante de drogas, Jimmy es un hombre que tomó decisiones erróneas a lo largo de su vida. Pero el argumento explora en el hecho de que, en realidad, el concepto del crimen es una graduación de la moralidad moderna. En medio de una tumultuosa derrota moral y la personal, Jimmy tiene la oportunidad de una redención complicada que además pasa por el interés personal.
¿Por qué Jimmy toma una decisión peligrosa? ¿Solo por obtener la libertad o también, para de alguna forma asumir la posibilidad de ser perdonado por una vida violenta? En Encerrado con el diablo nada es tan simple y en especial, todo se hace más complejo a medida que el punto esencial se hace más obvio. ¿Podrá Jimmy acercarse al mal absoluto sin salir con heridas más profundas de las que ya soporta?
Pero Encerrado con el diablo también es un juego de espejos en la que un asesino en serie es una trampa peligrosa y latente. La serie explora su centro argumental con inteligencia y convierte la tensión en algo más elaborado. De una historia de detectives (que lo es) a la búsqueda de la raíz del miedo. La serie avanza en un delicado y en ocasiones, duro equilibrio entre ideas en apariencia excluyentes. Por un lado, la percepción acerca del crimen como un hecho que acepta matices, amparados bajo la premisa de las acciones imperdonables. Al otro extremo, la insistente cuestión sobre el precio de la libertad. Un punto que la serie toca desde varias dimensiones distintas y al que regresa para crear la sensación insistente de horror a medio develar.
Al final, las puertas cerradas hacia lugares sombríos de la mente humana
La trama avanza entre diferentes ideas acerca de la violencia y también, sustenta su historia sobre la ambigüedad. Una vez en la cárcel, el arrogante Jimmy de Egerton recibe una oferta inquietante. Podrá obtener la libertad si logra obtener información sensible de un asesino en serie. Una eventualidad que incluye, claro está, ser descubierto o en el mejor de los casos, correr un riesgo latente.
El guion de Encerrado con el diablo no muestra de inmediato las consecuencias de una semejante. De hecho, Jimmy acepta sin conocer en realidad la trampa oculta detrás de la posibilidad. El asesino en serie Larry Hall (Paul Walter Hauser) es una criatura enigmática, amenazante y en la serie, un reflejo de algo más perturbador. El criminal guarda sus secretos como una forma de macabra manipulación y Jimmy debe enfrentar una red entretejida de violencia y crueldad psicológica. La combinación brinda a la serie una confrontación directa entre dos miradas sobre la oscuridad interior. A la vez, un recorrido inquietante y descarnado acerca de qué consideramos el bien en una época hipócrita.
El mayor peso de la serie lo lleva el método que finalmente Jimmy decide utilizar para obtener información de Larry. Las largas conversaciones entre ambos son turbias radiografías sobre el miedo colectivo, la crueldad y el pesimismo contemporáneo. Pero también, una visión sobre el crimen novedosa que sorprende por su elocuencia. Para cuando Jimmy logre comprender el truco más cruel de Larry, la serie habrá alcanzado su punto más alto. Al mismo tiempo, su forma más inteligente de narrar una pesadilla intelectual y ética desde un extremo inquietante. Quizás, su mayor éxito.