Uno de los cohetes de SpaceX que la NASA quiere usar para llevar humanos a la Luna ha explotado durante un pequeño ensayo. Los científicos de la compañía de Elon Musk estaban realizando una prueba criogénica cuando el Super Heavy Booster 7 estalló. Las causas no están del todo claras, pero pudo tener relación con una fuga de combustible que formó una nube de metano y oxígeno gaseoso.
El propio Elon Musk se personó en la base de lanzamiento de Boca Chica, en Texas, para evaluar los daños. De momento habrá que inspeccionar sus 33 motores a conciencia. Por eso, SpaceX ya ha retirado el cohete de la base para su análisis.
Según ha declarado el CEO de la compañía, si todo va bien el lanzamiento no se pospondrá mucho y tendrá lugar, como mucho, en un mes. Este consistirá en una prueba previa para comprobar que, efectivamente, el cohete puede aterrizarse de forma controlada después del lanzamiento y la liberación de su carga útil. Esto facilitaría que en un futuro un mismo cohete pueda reutilizarse para varias misiones a la Luna, disminuyendo así su contribución a los niveles de basura espacial.
La prueba que hizo explotar el cohete de SpaceX
Los sistemas de combustión que usan hoy en día la mayoría de cohetes requieren para su funcionamiento un enfriamiento criogénico proporcionado por gases licuados. Estos se mantienen a temperaturas muy bajas, entre -150 °C y -273 °C.
Los cambios de presión y temperatura ayudan a impulsar los cohetes de una forma muy eficiente. Pero si no se controlan todas las variables, su uso puede acabar en accidente. El motivo es que, al introducir los combustibles tan fríos en los tanques de acero, el metal se sobreenfría y, posteriormente, congela el vapor de agua presente en el aire. Esto da lugar a una fina capa de escarcha sobre algunas piezas del cohete.
Además, cuando los líquidos criogénicos entran en contacto con las tuberías y tanques de la nave, a temperatura ambiente, se calientan bruscamente y se convierten en gas. El resultado son una serie de cambios bruscos de estado, temperatura y presión que pueden descontrolarse si no se mide todo adecuadamente. SpaceX suele realizar estas pruebas criogénicas para asegurar que todo está bajo control antes de los lanzamientos. Y eso precisamente es lo que estaban haciendo esta vez cuando la nave explotó.
Un cohete para viajar a la Luna y Marte
Una vez solucionados los fallos que hayan dado lugar a esta explosión, el objetivo es llevar a cabo un lanzamiento y aterrizaje controlado en el océano Pacífico, al norte de Hawái.
Esta será una de las muchas pruebas que SpaceX pretende realizar antes de que sus cohetes comiencen a usarse para impulsar las naves que llevarán los humanos de vuelta a la Luna como parte del Programa Artemisa, de la NASA.
Eso es lo que tienen cerrado de momento con la agencia espacial estadounidense. No obstante, la compañía de Elon Musk planea usar su sistema de lanzamiento reciclable para otras misiones. Esto incluye, por ejemplo, las que pondrían a los humanos por primera vez sobre Marte.
Sea como sea, ni una cosa ni otra sucederá antes de 2025, como muy pronto. Por lo tanto, aún les queda tiempo de sobra para practicar y evitar explosiones como la que acaba de ocurrir en Boca Chica.