Tras un viaje al espacio, los astronautas pueden sufrir todo tipo de efectos sobre su salud, desde pérdida de masa ósea y muscular hasta dolores de cabeza, pasando por problemas de visión o cálculos renales. Incluso pueden verse efectos tan raros como un alargamiento de la columna vertebral que les hace crecer unos pocos centímetros. Estas son algunas consecuencias conocidas, pero hay otras bastante más raras, como la pérdida de las uñas de las manos.

Pero no es rara porque ocurra con poca frecuencia, sino porque se habla poco sobre ella. De hecho, pasa con muchísima frecuencia. Según algunas investigaciones, el 47% de los 352 síntomas reportados por astronautas entre 2002 y 2004 estaban relacionados con las manos. Y más de la mitad de esos síntomas en las manos tenían que ver con las yemas de los dedos o las uñas. 

Al parecer, según los estudios llevados a cabo por una científica del MIT, Dava Newman, se debe a los guantes que forman parte del traje espacial. Al igual que el resto de componentes de la indumentaria de los astronautas, cuando salen a realizar caminatas espaciales estos se presurizan para imitar la presión ejercida por la atmósfera terrestre. Por lo tanto, lo que inicialmente era un guante relativamente flexible se convierte en una manopla rígida con cinco dedales que presionan las yemas de los dedos hasta generar la delaminación de las uñas. Es decir, la presión mantenida provoca que las uñas se desprendan del lecho ungueal. Que se despegan del dedo, vamos. Eso, como es lógico, es bastante doloroso. Además, puede ir acompañado de otras consecuencias negativas. 

Guantes que protegen las manos, pero destrozan las uñas

Durante los viajes espaciales o las estancias en la Estación Espacial Internacional, los astronautas pueden llevar cualquier ropa cómoda. Sin embargo, en las caminatas espaciales, así como en los despegues y aterrizajes, llevan trajes diferentes. En el primer caso, llevan algo llamado traje extravehicular (EVA) y, en el segundo, trajes de vuelo. 

Los dos tipos de trajes son muy parecidos, con solo algunas pequeñas diferencias. Pero en general buscan proteger a los astronautas de temperaturas extremas, radiaciones o cambios de presión. Es cierto que en la nave están protegidos de todo esto, pero en caso de un incidente durante el despegue o el aterrizaje deben estar preparados.

De cualquier modo, donde estarán expuestos necesariamente a todas esas inclemencias es en las caminatas espaciales. Ahí es muy importante que cada componente de su indumentaria contenga materiales y estructuras adecuados para resistirlas. En el caso de los guantes, están diseñados para que puedan tener sensibilidad al tacto, pero a su vez protejan los dedos, imitando la presión de la atmósfera terrestre. Esta rigidez que se produce cuando se presurizan, provoca pequeñas contusiones recurrentes en las yemas de los dedos y, con ello, el posible desprendimiento de las uñas. 

¿Cuáles son las consecuencias?

La delaminación de las uñas no es grave. De hecho, si estas se desprenden del dedo acabarán saliendo de nuevo, aunque puede que ya lo hagan deformadas.

Pero ese no sería un gran problema si no fuese porque también es doloroso, especialmente si quedan enganchadas del guante. Además, la piel que normalmente estaba protegida por la uña queda expuesta a posibles infecciones por hongos, que además proliferan con más facilidad por la humedad que se genera dentro del guante.

Por este motivo, según declaraciones de Dava Newman recogidas por National Geographic, algunos astronautas pueden llegar a tomar decisiones extremas. Tan extremas como arrancarse las uñas antes de viajar al espacio. No es algo común, ella conoce solo un par de casos, pero el temor a las consecuencias debe ser inmenso para que tomen una decisión de ese cariz.

Los astronautas deben mantener las uñas cortas

Aunque no hay medidas para evitar la delaminación al 100%, sí que se pueden seguir consejos como llevar las uñas siempre muy cortas. Pero, ojo, porque cortarlas no es sencillo.

Si un astronauta de la Estación Espacial Internacional se cortara las uñas en cualquier sitio, estas quedarían flotando por la ingravidez y podrían ser inhaladas o ingeridas por él mismo o por sus compañeros. De hecho, es la razón por la que en estas instalaciones existen otras medidas como no usar alimentos granulados, como la pimienta.

La manera de evitar un desagradable accidente con las uñas es cortarlas al lado de un conducto de ventilación que las absorbe directamente. Además, hay que tener cuidado de cazar las que están a punto de escaparse. Lo enseñó en un vídeo el astronauta Chris Hadfield, conocido también por grabar vídeos enseñando el sonido ambiente de la Estación Espacial Internacional o el comportamiento de las lágrimas en condiciones de microgravedad. 

YouTube video

Es curioso como algo tan simple en la Tierra se convierte en una maniobra tan compleja en el espacio. Afortunadamente, cuentan con soluciones. Todo sea por no acabar sufriendo las consecuencias de unas uñas arrancadas de cuajo.