Que se te caigan las uñas es muy molesto. No hay más que ver el sufrimiento de los astronautas a los que se les desprenden a causa de los guantes presurizados. Sin embargo, hay personas que nacen directamente sin ellas y, en su caso, no supone ninguna molestia. Lo que les ocurre es algo conocido como anoniquia congénita y puede darse asociado a otras enfermedades, pero también sin ningún otro motivo.
Si estas personas no sufren por la ausencia de uñas es porque en su lugar tienen piel como la del resto del dedo. Quienes sí nacen con uñas no tienen esa piel debajo de estas, por lo que si se caen esa zona del dedo queda desprotegida ante posibles infecciones.
Por ese motivo, la anoniquia no dispone de tratamientos. No es necesario hacer nada porque no supone ningún tipo de problema. Como mucho, se pueden colocar uñas artificiales, pero solo con fines estéticos. Al fin y al cabo, ese es el único inconveniente, ya que a los seres humanos nos repele lo diferente y quienes nacen sin uñas pueden sufrir las burlas o miradas indiscretas del resto.
¿A qué se debe esta ausencia de uñas?
A grandes rasgos, existen dos tipos de anoniquia: total o parcial. La primera ocurre cuando se manifiesta la ausencia de todas las uñas de las manos y/o los pies y la segunda cuando solo faltan algunas de ellas. Por ejemplo, puede ocurrir perfectamente que haya una sola de las 10 uñas.
Ahora bien, sea del tipo que sea, es una condición bastante rara. Puede ir acompañando a una gran variedad de síndromes o no tener relación con ninguna otra enfermedad. En este último caso, más extraño aún, se le conoce como anoniquia congénita simple.
Se sabe que tiene un origen genético. De hecho, se han reportado casos en los que muchos miembros de una familia, pertenecientes a distintas generaciones, manifestaban esta ausencia de uñas. También parece estar relacionada con la consanguinidad, como se deduce de un caso reportado en 2014, en el que se describe la anoniquia de un niño de 4 años, cuyos padres eran familiares de primer grado.
Las últimas investigaciones al respecto han señalado al gen R-spondin 4, presente en el brazo corto del cromosoma 20, como principal responsable. Se sabe que este está implicado en la morfogénesis de las uñas, por lo que una mutación en el mismo puede suprimir su crecimiento.
La alternativa, por lo tanto, es el crecimiento normal de piel, como en el resto del dedo. Se han dado casos en el que ha ido acompañado de la ausencia de algunas falanges, pero no es lo habitual.
No es necesario tratar la anoniquia
Cuando se detecta la ausencia de uñas en niños, el primer paso es asegurarse de que no esté relacionado con algún problema de salud más grave.
Si se descartan los principales síndromes que suelen acompañar a la anoniquia, se suele dar el alta sin más. Una vez que los pacientes crecen, a veces pueden sentirse mal por causas estéticas. En ese caso, se les colocan uñas artificiales, simplemente para reducir esa inseguridad. Pero no hay ningún problema, ni es doloroso ni aumenta la probabilidad de infecciones. Solo es muy diferente a lo que estamos acostumbrados a ver. Sin más.
