Durante los videos promocionales y de difusión de Top Gun: Maverick, Tom Cruise comentó que no pensó en la posibilidad de hacer una secuela sobre Top Gun (1986) hasta que la tecnología disponible no contribuyera a la experiencia cinematográfica. Sin embargo, en un principio el actor no estaba convencido en relación con otra película. Así lo descubrió el director del film, Joseph Kosinski, cuando le planteó la idea.

Entre ambas películas hay casi cuarenta años de diferencia (36, para ser precisos). Dentro de ese lapso de tiempo no solo cabe el crecimiento natural del actor y el director, quien vio Top Gun cuando tenía 12 años. También entran una amplia variedad de cambios dentro de la industria cinematográfica y del entretenimiento. No es un dato menor, si se piensa que la segunda película procuró conservar muchos aspectos de la primera.

Uno de los más celebrados ha sido el manejo de CGI. En tiempos donde mucho se resuelve con pantallas verdes, Top Gun: Maverick procuró ser fiel a ese factor, clave en la primera película, sin dejar aún lado algunos recursos técnicos actuales. El resultado, en cuanto a taquilla, está siendo positivo. En eso tiene mucho que ver Tom Cruise y, también, la gestión de Joseph Kosinski al momento de plantearle el proyecto y afrontar la negativa inicial del actor. 

El tras cámara de la decisión de Tom Cruise, para volver en Top Gun: Maverick

Mientras Tom Cruise estaba en París filmando la próxima entrega de Misión Imposible, Joseph Kosinski estaba viajando hacia Francia para encontrarse con él. Tenía el guion en mano y sabía que habría un encuentro con el actor. Quizá lo que no estaba claro era la duración: solo 30 minutos para convencerlo de su nueva propuesta, de que quería que él formara parte de ella. 

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Joseph Kosinski sintió que era uno de esos momento de todo o nada, en los que su comportamiento, su presentación y actitud ante la estrella serían clave para Tom Cruise se montara en el barco (avión); que es como decir: para que Tom Cruise aprobara el proyecto y pudiera realizarse. Sin él, no habría opción. Pero el actor no estaba del todo interesado en la propuesta. 

Ante esa negativa inicial, Joseph Kosinski tiró de sus experiencias previas con el actor. Sabía que le gustaba la gente con carácter, que se emociona cuando habla de cine. Con base en eso, comenzó a explicar la historia del personaje interpretado por Miles Teller, Bradley Bradshaw. El hijo de su mejor amigo quería ser piloto y Pete “Maverick” Michell se había distanciado de él por dos razones. Con la relación entre ambos rota, el regreso a Top Gun significaba una oportunidad para restaurar ese vínculo. 

Cuando Tom Cruise terminó de escuchar el discurso de Joseph Kosinski, levantó el teléfono, se comunicó con Paramount Pictures y dijo: “Estamos haciendo otra Top Gun”. En ese momento, Kosinski comprendió el poder real que tienen este tipo de actores dentro de la industria. Así lo hizo saber durante una entrevista para Polygon

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