Calor más vacaciones suele ser sinónimo de siesta. En el hemisferio norte ya llegan esos días en los que nos la jugamos a una lipotimia si salimos a la calle después de comer. Por eso, si además resulta que estamos de vacaciones y no tenemos nada mejor que hacer, podemos aprovechar para dormir un buen rato. Sin embargo, este planazo puede volverse contra nosotros si después nos despertamos confusos, somnolientos o incluso con dolor de cabeza. Es algo muy común, pero también bastante raro. ¿Cómo puede ser que estemos más cansados después de dormir?

La clave está, principalmente, en algo conocido como inercia del sueño. No le ocurre a todas las personas por igual; pero, en general, consiste en la permanencia de algunos rasgos cerebrales característicos del sueño cuando ya estamos despiertos. Es aplicable tanto al sueño nocturno como a la siesta. No obstante, en esta última suele darse con más regularidad, ya que a menudo tiene una duración poco adecuada.

Lo recomendable es que las siestas no superen la media hora, pues en ese periodo no nos ha dado tiempo de caer en las fases más profundas del sueño. Y es que una vez que caemos en esas fases lo recomendable es permanecer dormidos al menos siete horas. Pero mucho mejor por la noche; ya que, si no, alteraremos los ritmos circadianos del cerebro. 

De la inercia del sueño a la cefalea hípnica

No se sabe exactamente en qué consiste la inercia del sueño. Sin embargo, las imágenes de resonancia magnética cerebral, así como otras pruebas similares, han mostrado que consiste en el desarrollo de características típicas del sueño una vez que ya estamos despiertos. Se manifiestan como somnolencia y deficiencias del rendimiento y puede ocurrir tanto de día como de noche.

Pero el resultado puede ser peor tras la siesta. No solo por la duración del sueño, sino también porque se pueden alterar los ritmos circadianos. Nuestro organismo está preparado para estar despierto durante el día y dormir durante la noche. Se encargan de ello estos ritmos, marcados por la iluminación. En presencia de luz se detienen todos los impulsores del sueño, dentro de los que uno de los más conocidos es la secreción de la hormona melatonina. Esta empieza a secretarse a medida que cae la tarde, cuando nos llega menos luz. Eso no indica que no podamos dormir de día, en la siesta lo hacemos, pero supone un desajuste que nos puede causar confusión y aún más somnolencia.

Aunque la somnolencia es el menor de los problemas que algunas personas experimentan después de la siesta. Es muy poco común, pero también puede darse algo conocido como cefalea hípnica. Suele ocurrir a partir de los 50 años y las causas tampoco están del todo claras, pero siempre se relaciona con el sueño. De nuevo puede ser tanto por la noche como por el día, pero parece ser bastante intenso después de una siesta. A día de hoy no hay tratamientos muy eficaces, aunque parece ser que estos pacientes reaccionan bien al tratamiento con cafeína

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¿Qué debe tener una buena siesta?

Ya sabemos por qué a veces nos despertamos de la siesta más cansados de lo que estábamos antes.

Sin embargo, eso no quiere decir que debamos evitarla a toda costa. De hecho, una buena siesta puede ser muy beneficiosa para disminuir la fatiga, mejorar el humor, aumentar el estado de alerta e incluso optimizar la memoria.

Pero debemos seguir una serie de pasos muy importantes. Para empezar, es crucial el tiempo. Si pasamos durmiendo menos de media hora evitaremos las consecuencias de la inercia del sueño y no llegaremos a perturbar demasiado nuestros ritmos circadianos.

Por otro lado, no es recomendable usar las siestas para compensar la falta de sueño durante la noche. Hay estudios que demuestran que el sueño de recuperación después de la privación del mismo también amplifica la inercia. Por eso, es totalmente contraproducente. Además, se entra en un círculo vicioso en el que sí que se desestabilizan los ritmos circadianos. Ocurre lo mismo con la hora. Si tomamos la siesta muy tarde es más probable que se desestabilicen esos ritmos, por lo que es aconsejable hacerlo poco después de comer

Finalmente, dado que el verano suele ser la época en la que más echamos la siesta, es muy valioso seguir los mismos consejos que para dormir por la noche. Evitar que el Sol entre por la ventana en las horas de más intensidad, mantenernos hidratados y utilizar ropa fresca nos ayudará a descansar esa media hora y recargar las pilas para el resto de la tarde. 

Porque la clave para descansar adecuadamente y no despertarnos como recién salidos del videoclip de Thriller no está en evitar la siesta, sino en tomarla correctamente.