Que una saga mantenga el nivel, una película tras otra, a la luz de las que conocemos, no debe de resultar nada fácil. Los altibajos y las entregas irregulares parecen ser la tónica. Y el cine de animación no constituye un caso excepcional. Solo fijándose en las franquicias de Shrek (desde 2001) e Ice Age (desde 2002), por ejemplo, nos damos cuenta de que, a partir del tercer filme, decaen bastante. Pero esta circunstancia no afecta a la de Minions: El origen de Gru (2022).

Así se ha titulado la quinta aventura en la que intervienen el supervillano narigudo con la voz de Steve Carell y sus descacharrantes esbirros amarillos, para la que el director Pierre Coffin, tras encargarse de las cuatro primeras en compañía de Chris Renaud, Kyle Balda y Eric Guillon (2013-2017), le ha pasado definitivamente el testigo al segundo, que comparte la batuta aquí con Jonathan del Val, cuya ópera prima fue Mascotas 2 (2019). Y Brad Ableson, novato en el largometraje.

Estos cineastas han logrado conservar sin problemas —o con denodado esfuerzo, a saber— la misma línea de estilo animado y humorístico y de calidad durante la pentalogía presente. Pero debemos comprender algo significativo; su trabajo, por estimable que lo veamos, de ninguna forma se puede codear con las propuestas de las grandes ligas del género. Y lo mejor de las mencionadas Shrek e Ice Age o de Pixar se halla a años luz de una película decente como Minions: El origen de Gru.

El movimiento incontenible de ‘Minions: El origen de Gru’

Las nuevas peripecias de estos personajes añaden otra pieza necesaria al puzle de la historia de colaboración y jerarquía entre Felonious Gru, sus imprevisibles y descontrolados secuaces cilíndricos y otros colegas. Y, como las anteriores y cualquier relato con verdadero interés por el fuero interno de los protagonistas, entre sus objetivos se encuentra explicar las razones de que nuestro chico malo sea como es. Un propósito sobre el que no cabe duda de que no ha llegado con este largo a su fin.

Minions: El origen de Gru

Si te divertiste un montón con las cuatro películas previas sobre nuestro villano animado favorito y sus atolondrados secuaces del color de los Simpson, será mejor que no te pierdas Minions: El origen de Gru. La nueva secuela de Kyle Balda conserva su espectáculo visual de ritmo imparable, su misma energía y sus situaciones de humor disparatado y puro entretenimiento. Puede que ninguna de sus entregas haya conseguido convertirse en un hito del género como las de Pixar, pero ni falta que les hace con tal de que continúen brindándonos aventuras tan satisfactorias como esta.

Puntuación: 3 de 5.

De tal modo, por su insistencia para detenerse en las motivaciones del futuro supervillano y el vínculo que forja con las excéntricas criaturas, Minions: El origen de Gru es fiel a la propia idiosincrasia de la saga fílmica. No en vano, se trata del tercer guion de Bryan Lynch para ella tras el del corto Despicable Me: Minion Mayhem (2012) y el de Los Minions (2015), aunque el primero de Matthew Fogel, retomando las creaciones de sus compañeros Ken Daurio y Cinco Paul.

minions: el origen de gru crítica kyle balda
Illumination | Universal

Pero, al margen de ello y de la habitual técnica depuradísima, Kyle Balda y compañía no pierden el rumbo y, con la estructura del libreto, nos vuelven a ofrecer la quintaesencia del entretenimiento más puro y genuino. En Minions: El origen de Gru está el movimiento casi constante, la incontenible verborrea, los chistes no muy ingeniosos pero siempre aceptables que nos arrojan sin parar, buscando que los espectadores, absorbidos, no puedan zafarse de lo que ocurre en pantalla.

Un entusiasmo y una energía que siguen intactos

Como en el resto de las obras de la franquicia, en pocas ocasiones hay golpes que nos arranquen una sincera carcajada mientras se suceden las secuencias tridimensionales, pero sí algunos momentos de comedia a punto de convertirse en gloriosos. En específico, un viaje delirante que apuntala su hilaridad con distintas situaciones en montaje alterno y el contrapunto irresistible de un tema musical sinfónico de los clásicos, que se cuela entre las acertadas notas del compositor Heitor Pereira.

Illumination | Universal

Quizá, Minions: El origen de Gru no pueda considerarse en absoluto un peliculón animado, igual que las aventuras precedentes, a las que hasta Megamind (2010) supera en su misma lid narrativa. Pero las atracciones en las que nos monta un feriante cinematográfico como Kyle Balda y sus compinches poseen un entusiasmo y una energía tales que, si no se nos contagian, al menos consiguen que la veamos con sumo gusto y que uno no despegue los ojos de sus imágenes desenfrenadas.