Microsoft ya no quiere ordenadores con Windows 11 preinstalado que utilicen discos duros convencionales, y pretende hacer obligatorio el uso de discos de estado sólido (SSD) entre los fabricantes a partir de 2023. Así se desprende de un reciente informe de Tom's Hardware, basado en un reporte de la compañía Trendfocus.
El dato habría sido revelado por fabricantes de equipos originales —OEM, por sus siglas en inglés—, quienes ya habrían recibido la orden de no producir nuevos PC con Windows 11 que utilicen discos mecánicos para bootear el sistema operativo. De hecho, se menciona que los de Redmond habrían intentado dar el salto definitivo a los SSD en 2022, pero no pudieron hacerlo por la negativa de los fabricantes.
De ser cierto, el plan de Microsoft tiene su lógica. Después de todo, es cada vez más común encontrarse con ordenadores, tanto portátiles como de escritorio, que llegan de fábrica con discos de estado sólido. Y en el caso de aún utilicen unidades de disco convencionales, es muy fácil reemplazarlas. Así las cosas, y sabiendo que los SSD no solo bootean Windows más rápido, sino que el rendimiento del sistema operativo es mejor en todos los aspectos, la estrategia está más que justificada.
El punto de quiebre para que su implementación sea exitosa, al menos al nivel pretendido por Microsoft, es la economía. Si bien los SSD ya no son tan costosos como en otros tiempos, siguen siendo más caros que los discos duros. Esto puede ser un verdadero problema para los ordenadores de gama media o baja con Windows 11.
Cambiar un disco duro por uno de estado sólido sin afectar el costo de un ordenador no es una misión imposible, pero sí muy compleja. Como bien explica Tom's Hardware, si un fabricante hoy incluye una unidad de almacenamiento de 1 TB en un PC solo podría cambiarla por un SSD de 256 GB antes de verse obligado a elevar los precios.
Microsoft quiere decirle adiós a los discos duros en los PC con Windows 11
Si Microsoft logra seguir adelante con este plan, quedan muchas dudas por resolver. Por un lado, cómo haría controlar que los OEM solo produzcan ordenadores con SSD para Windows 11; por el otro, qué pasará con los equipos que utilizan un sistema de almacenamiento dual (SSD + HDD), que es algo que se ve especialmente en portátiles gaming y PC de escritorio de uso profesional.
Y por último, qué efecto tendrá sobre el mercado de los discos duros. Está claro que estos componentes no desaparecerán de la noche a la mañana. Todo lo contrario, las empresas que los fabrican están logrando interesantes avances que permiten soñar con discos duros de hasta 100 TB para 2030, pensando especialmente en los centros de datos.
¿Realmente solo veremos Windows 11 preinstalado en ordenadores con discos de estado sólido a partir de 2023? Hoy parece un tanto inverosímil, pero no está dicha la última palabra. Si Microsoft avanza con esta estrategia, también quedará más expuesto a cualquier disrupción que pueda ocurrir en la línea de suministros. No olvidemos que a comienzos de este año se produjo una contaminación química en Japón que afectó la producción de los chips 3D NAND; y, como no podía ser de otra manera, esto amenazó con subir los precios de los SSD.