Al menos el 55% de las mujeres que forman parte del servicio militar de Estados Unidos sufrió abusos sexuales. Un drama interno que dentro de las principales narrativas en relación con ese país suele pasar desapercibido. Se imponen la noción de patria, el rol de policía del mundo y la espectacularidad latente en su forma de ser. Hacia ese problema oculto entre fuegos artificiales apunta Interceptor, el más reciente estreno de Netflix.

La película, protagonizada por Elsa Pataky, en el papel de J.J. Collins, cuenta cómo Estados Unidos hace frente a una ataque terrorista proveniente de Rusia. Para contenerlo, cuentan con dos bases que funcionan como escudos antimisiles. Una de ellas caerá, como parte del plan de ataque, mientras la otra será el centro de la lucha. En ese centro de operaciones se encuentra J.J. Collins.

Desde el comienzo y hasta el final, Interceptor está atravesada por esa tensión de género. J.J. Collins es perseguida por su reputación: una mujer capaz de acercarse hasta los niveles más altos del ejército por sus capacidades, hasta que un miembro de un rango superior intenta abusar de ella. La denuncia obligó la baja del superior pero, también, arruinó la carrera del personaje interpretado por Elsa Pataky. No es solo un recurso narrativo: se estima que el promedio de abusos asciende hasta el 80%, solo que no todas las mujeres pueden hacer las denuncias

Interceptor,
el sexismo y la noción de espectáculo

En ese contexto, una de las primeras escenas muestra a Elsa Pataky quitándose parte de su uniforme, para quedar, durante toda la película, con un atuendo similar al que la actriz tuvo durante Rápidos y furiosos. ¿Podría justificarse desde una idea de entretenimiento? Probablemente. Pero si se quiere ser coherente con la denuncia implícita que se plantea, ese detalle es una falla de la realización: no se puede cuestionar los abusos de género y sexualizar a la protagonista a la vez.

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J.J. Collins emerge como una figura de acción capaz de hacer frente a toda la amenaza, mientras el grueso de los hombres que la rodean son una serie de incompetentes. A través del relato se profundiza en los abusos sufrido por la protagonista, mientras la figura antagonista Alexander, interpretado por Luke Bracey, va descubriendo cómo romper la mentalidad de la protagonista, pasando por sus abusos sexuales y tensiones dentro del área militar. ¿Puede servir esto para explicar la revictimización que se suele hacer en este tipo de casos? Al menos se propicia la reflexión. 

Mientras tanto, los misiles hacia Estados Unidos comienzan a volar. Acá se produce otro de los valores de crítica que ofrece Interceptor: el ataque terrorista es viralizado a través de los múltiples dispositivos inteligentes. ¿La reacción? Parte de la sociedad estadounidense se queda a observar. Otro espectáculo al que tienen acceso, aunque este consista en destruir doce de sus ciudades. El punto máximo de la parodia es representado por Chris Hemsworth, quien es parte del equipo de producción, e interpreta al vendedor de una tienda que sigue el drama como si se tratara de un reality show.

Elsa Pataky interpreta a una militar que es perseguida por su pasado, marcado por los abusos sexuales. En ese contexto, ella emerge como la única figura capaz de frenar una amenaza terrorista que puede afectar a doce ciudades de los Estados Unidos. El film evoca producciones como la saga Duro de matar. Aunque tiene una serie de debilidades que atenta contra su mensaje crítico en relación con la sociedad estadounidense.

Interceptor

Elsa Pataky interpreta a una militar que es perseguida por su pasado, marcado por los abusos sexuales. En ese contexto, ella emerge como la única figura capaz de frenar una amenaza terrorista que puede afectar a doce ciudades de los Estados Unidos. El film evoca producciones como la saga Duro de matar. Aunque tiene una serie de debilidades que atenta contra su mensaje crítico en relación con la sociedad estadounidense.

Puntuación: 3 de 5.

Atención, ¡spoilers a continuación!

El problema de verosimilitud

Interceptor es una película de acción que procura tener perspectiva de género, hasta el punto de criticar múltiples capas de la sociedad estadounidense. Se ve a través del personaje de Elsa Pataky pero también en quien ocupa la Casa Blanca: una mujer; o en cómo el país trata a sus veteranos o aborda el racismo y la xenofobia. Pero, entre tantas búsquedas, hay filtraciones y muchas conveniencias. 

https://www.youtube.com/watch?v=SktZyLs_gKo&ab_channel=NetflixLatinoam%C3%A9rica

¿Es la primera película de Netflix que tiene conveniencias? No. Tampoco será la última dentro de esta plataforma u otras. Parte del cine se nutre de ello porque es un arte que se alimenta de las posibilidades de la imaginación de los guionistas. Esa posibilidad se rompe cuando la creatividad se olvida de la verosimilitud o la construcción de la atmósfera necesaria para que los argumentos, ideas y apuestas resulten convincentes. 

¿Cómo es posible que Alexander, sin saber que J.J. Collins sería trasladada a esa base que el ataque, tuviera acceso a todo su historial? ¿Cómo se coordinó el ataque al papá de J.J. Collins? ¿Cómo es posible que un ataque terrorista planeado durante seis años, resumido en activar una serie de misiles, se dilate durante tanto tiempo en un relato? El cine y sus potencialidades, aunque acá están mal aprovechadas. 

Elsa Pataky es su propia versión de Duro de matar mientras Luke Bracey emerge como un villano sin más fondo que el interés económico. Interceptor puede acompañar un rato del fin de semana, incluso ofrecer algunos momentos entretenidos. Pero puede que no sea la película sobre la que querrás estar hablando durante horas. El film está disponible en Netflix a partir del 3 de junio.

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