Hace sesenta años, Los Supersónicos llegaban a la TV para presentarnos un mundo de maravillas futuristas. Robots que hacían todo por ti, casas en lo más alto del cielo, llamadas a través de vídeo... y, por supuesto, coches voladores. Si bien gran parte de estas cosas se han vuelto parte de nuestro día a día gracias a los aspiradores Roomba, FaceTime y cualquier monstruosidad construida en Dubai, todavía queda una pendiente.

Por ello, en 1970 la compañía alemana, Taylor Aerocar, demostró los beneficios que una invención de este estilo podría aportar al día a día humano. Para ello, pusieron a prueba su Aerocar, un modelo de automóvil volador que, con un curioso diseño, te permitía despegar, volar y aterrizar sin demasiadas dificultades.

Ha sido la BBC quien ha desempolvado este recuerdo del pasado. En su canal de YouTube, BBC Archive, han publicado el vídeo donde vemos al Aerocar en acción.

"El retraso por tráfico se ha convertido en la metáfora clásica para la frustración total", comienza el vídeo. Adelantándonos una invención con intenciones revolucionarias. Poco después, vemos en el vídeo al coche despegando, bajo la mirada atónita del resto de mortales que esperan atascados en el tráfico de la ciudad.

YouTube video

Más detalles sobre el coche volador Aerocar

El Aerocar es lo más cercano que hemos visto cuando se mezcla un helicóptero y un coche. Aunque sus ruedas son más pequeñas que las de un automóvil habitual, funcionan bien para aparcar al Aerocar y trasladarlo en tramos donde no pueda desplazarse con sus enormes hélices.

El mismo motor de 260 caballos de fuerza, capaz de movilizar las aspas de helicóptero, podía usarse también en las ruedas del coche mediante un sistema de transmisión hidráulica. Por esto, la BBC explica en el vídeo que el Aerocar solo podía alcanzar una velocidad de 70,42 Km por hora, debido al riesgo de dañar el sistema de hélices.

Flyingcar GIF - Find & Share on GIPHY

Según la información de Wikipedia, el Aerocar podía alcanzar una altitud de 3.800 metros, subiendo 3 metros por segundo. Asimismo, era capaz de desplazarse por el cielo abierto a unos 188 Km por hora como máximo. Nada mal para un invento tan temprano.

Conducir el Aerocar sí que era una experiencia distinta. En lugar de usar el clásico volante, el coche usaba palancas. Esto, sumado a su extraño diseño, hacía que el Aerocar fuese más fácil de manejar en el aire que sobre tierra.

Es fácil ver por qué el Aerocar no se convirtió en el siguiente paso evolutivo de los coches. Dos hélices gigantes en mitad de la carretera, además de ser elementos que llaman la atención, también podían entorpecer la conducción en gran medida. Nada más imagina una flota de Aerocars, con todas las aspas chocando y enredándose en mitad de un atascamiento.

Un punto clave de su diseño está en sus hélices. Estas podían alinearse y asegurarse con una especie de cuerda de seguridad, para evitar accidentes en la vía. Aunado a esto, contaba con un cartel de precaución que indicaba al resto de conductores que tu coche no era como el resto.

Según la compañía creadora, el Aerocar había sido diseñado para tener la funcionalidad de un helicóptero, pero a la mitad de su precio. Por otro lado, dependiendo de la configuración de tu coche volador, podías subir de dos a cinco personas. Lamentablemente, el invento no tuvo éxito. Solo se fabricaron 6 unidades del Aerocar, las cuales además acabaron por ser parte de museos.