Los casos de viruela del mono detectados en Reino Unido y Portugal, así como los sospechosos que se están estudiando en España, han generado un gran revuelo. No es para menos, pues venimos de más de dos años de pandemia y ya hasta el más inocente de los brotes nos deja el corazón en un puño. Pero como viene siendo habitual en estos casos, ese revuelo está dando lugar a la aparición de mucha información errónea. Por ejemplo, se está comentando de forma equivocada que la viruela del mono es una enfermedad de transmisión sexual (ETS).
Esta idea procede de que, al parecer, buena parte de los casos detectados son hombres homosexuales o bisexuales. En definitiva, hombres que reconocen haber tenido recientemente relaciones sexuales con otros hombres. Esto lleva a pensar que la viruela del mono es una ETS y que además solo afecta a hombres, pero ambas son ideas incorrectas.
Por otro lado, la Ministra de Sanidad del Gobierno de España, Carolina Darias, quiso corregir este error en una entrevista en La Sexta, argumentando que no es una ETS, sino un virus. Pero ese no es el mejor argumento para negar que sea de transmisión sexual, básicamente porque la inmensa mayoría de enfermedades de este tipo son transmitidas por virus. Buen ejemplo de ello son el VIH o el virus del papiloma humano. Pero entonces, ¿cuál es la explicación correcta? ¿Por qué podemos asegurar que la viruela del mono no es una ETS? Para saberlo, lo mejor será empezar por el principio.
¿Qué es una ETS?
En realidad, y a pesar de que aún lo usa mucha gente, el término “enfermedad de transmisión sexual (ETS)” es una calificación obsoleta. A día de hoy se les conoce más correctamente como infecciones de transmisión sexual (ITS). Esto se debe a que puede que una persona esté infectada, pero no llegue a desarrollar ninguna enfermedad. Ocurre muy habitualmente con el virus del papiloma humano (VPH).
En cuanto a su definición, como su propio nombre indica, son aquellas infecciones que se transmiten mayoritariamente por el contacto de mucosas y fluidos durante las relaciones sexuales. Es importante incidir en ese “mayoritariamente”, pues también puede haber otras vías de contagio. Por ejemplo, por el intercambio de jeringuillas contaminadas con sangre o de madres a hijos durante el embarazo, el parto o la lactancia. Pero esa no es la vía de transmisión mayoritaria.
No se transmiten a través de secreciones respiratorias u otros fluidos, como la saliva, de ahí que otras vías de contagio estén descartadas. Por eso la viruela del mono no puede considerarse una ETS.
Los sesgos de este brote de viruela del mono
La viruela del mono es mucho más habitual en África, especialmente en la República Democrática del Congo y algunos países de la zona occidental del continente. No obstante, puntualmente se han dado algunos brotes muy limitados en otros lugares del mundo.
Se la conoce como viruela del mono porque fue descrita por primera vez en 1958, tras detectarse en monos de laboratorio. También puede encontrarse en simios en libertad. Sin embargo, su principal reservorio animal suelen ser los roedores.
En cuanto al contagio entre humanos, se da mayoritariamente por contacto con los fluidos de los enfermos, así como con las secreciones de sus lesiones cutáneas. Esos fluidos incluyen también las secreciones respiratorias, aunque para que ocurra este tipo de contagio debe haber un contacto directo muy cercano y prolongado.
En definitiva, hay muchas vías de contagio, por lo que la sexual es simplemente una más. Sin embargo, si nos fijamos en este brote, casualmente parece ser que la inmensa mayoría de contagios se han dado entre hombres que han mantenido relaciones sexuales con otros hombres. Eso genera un sesgo que nos puede llevar a pensar que es una ETS. Si solo miramos eso, y no los miles de contagios que tienen lugar cada año en el continente africano, podríamos pensar que la transmisión es sexual.
Pero si nos fijásemos en los brotes de COVID-19 que tuvieron lugar en residencias de ancianos durante los principios de la pandemia, podríamos pensar que es una enfermedad que solo afecta a personas mayores. O si nos centramos en los brotes que ocurrieron en prisiones, podríamos pensar que es un virus que solo puede infectar a reclusos. El propio coronavirus puede transmitirse durante una relación sexual, en la que las personas respiran con intensidad, muy juntas y generalmente en lugares cerrados. Pero no es una ETS.
Por lo tanto, no, la viruela del mono no es una enfermedad de transmisión sexual. Tampoco es una enfermedad exclusiva de hombres, y mucho menos de personas homosexuales. Los árboles no nos están dejando ver el bosque. Las opciones son mucho más amplias y es competencia de las autoridades sanitarias pertinentes rastrear lo que está ocurriendo. La buena noticia es que no es tan sumamente contagiosa como la COVID-19, así que hay esperanzas de pararlo. Pero no, por muchos memes que se hagan en internet sobre la suerte que tienen los tuiteros al ser una enfermedad de transmisión sexual, ni siquiera ellos estarían a salvo si se llega a extender.