Hay no pocos cinéfilos a los que les chifla la verborrea del director, guionista e intérprete estadounidense Quentin Tarantino. Los personajes de los largos que escribe y realiza hablan un montón, o muchos de ellos se puede decir que no cierran el pico ni debajo del agua. Incluso, en una escena de Jackie Brown (1997), la justificación para pegarle cuatro tiros a cierta individua es “que no se callaba”. Por ello, no nos puede sorprender lo que suelta sobre Top Gun: Ídolos del aire (1986) en otro filme.

Aunque no es su boca, en realidad, por la que sale la opinión disparatada sobre aquel que protagoniza el Pete Mitchell de Tom Cruise, a las órdenes este último del difunto Tony Scott, sino la de Sid, uno de los seres de ficción a los que da vida y que se desarrolla en Duerme conmigo (1994). Se trata de una comedia dramática, romanticona, del poco prodigado Rory Kelly, un cineasta neoyorkino que solamente tiene además en su haber otra película: Some Girl (1998).

“¿Quieres saber cuál es uno de los mejores guiones que se han escrito jamás en la historia de Hollywood?”, le pregunta el personaje de Quentin Tarantino al Duane de Todd Field. Y responde: “Top Gun”. Porque “es jodidamente genial” por aquello que cuenta: no “la historia de un montón de pilotos de combate machitos”, sino la de “un hombre luchando contra su propia homosexualidad”. Lo que posiblemente no agrade a Tom Cruise porque, según la cienciología que profesa, es una perversión.

Un monólogo delirante sobre ‘Top Gun’

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“Tienes a Maverick, que está al límite, y también a Iceman [Val Kilmer] y todo su equipo. Son gais, ellos representan a los hombres gais. Y ellos dicen: «¡Ven, ven al lado gay!»”, continúa Sid, para el que la Charlie Blackwood de Kelly McGillis, que no repite en la satisfactoria Top Gun: Maverick, de Joseph Kosinski (2022), “es heterosexual”, y “le dice: «¡No, no, no! Vé por el lado normal, respeta las reglas»”. Y Pete Mitchell se debate con esta dicotomía “durante todo del filme”.

“Van a casa de ella, y parece que van a tener sexo”, pero no ocurre, sino que “él se sube en su motocicleta y se va, y ella se queda pensando: «¿Qué demonios está pasando aquí?»”. Y, “en la siguiente escena que la vemos, está el un ascensor, vestida como un hombre”, lo que incluye “la misma chaqueta que usa Iceman”. Porque “ella dice: «De acuerdo, así es como voy a conseguir a este tipo. Está en el lado gay, así que voy a traerlo de vuelta de ahí»” con semejante “subterfugio”.

“Pero el verdadero final de la película es cuando luchan contra los MiG porque es la transición al lado gay”, asegura igualmente el Sid de Quentin Tarantino con entusiasmo incombustible. “Ellos son la jodida fuerza aérea gay y están pateándole el culo a los rusos (...). Y, cuando acaban y aterrizan, Iceman, que ha intentado tener a Maverick todo el tiempo, finalmente lo tiene. ¿Y cuál es su última línea de diálogo cuando están felices juntos?”. Redoble de tambores, por favor.

No hay que confundir a Quentin Tarantino con su personaje en ‘Duerme conmigo’

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Gage Skidmore | Flikr

“Iceman se acerca Maverick y le dice: «Tío, puedes montar mi cola cuando quieras». ¿Y qué le contesta el otro? «Tú puedes montar la mía». ¡Pelea de espadas! ¡Pelea de espadas!”, concluye el sujeto con la ayuda de Duane. Un cierre digno de este monólogo delirante, cuyo libreto no aparece firmado por el autor de Los odiosos ocho (2015) sino por otras seis personas: Duane Dell’Amico, Roger Hedden, Neal Jiménez, Joe Keenan, Michael Steinberg y el propio Rory Kelly.

Sin embargo, precisamente por la cantidad de intervenciones en el texto de Duerme conmigo, es fácil que no se acreditara a Quentin Tarantino como guionista por no cumplir con la cuota mínima exigible de escritura para ello. Y, considerando que esta interpretación loca de Top Gun no dista mucho del estilo que encontramos en “la metáfora de penes grandes” del señor Marrón en Reservoir Dogs, sobre la canción “Like a Virgin”, de Madonna (1984), podemos asumir que es de su propia cosecha.

En cualquier caso, no debemos confundir las ideas particulares de un personaje específico con las de quien compone su personalidad y redacta lo que expresa sobre las mismas. El estadounidense solo querría aportar su talento humorístico. Y el productor Jerry Bruckheimer ya explicó que “la gente puede interpretarla como quiera”; y un año atrás, el montador Chris Lebenzon declaró: “Nos reímos con esa visión homoerótica de la escena del partido de voleibol. La ves y dices: «Puede que tenga razón, pero no fue a propósito»”.

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