Creo que no exagero si afirmo que la Sonos Ray es, en ciertos sentidos, la barra de sonido más importante que la marca estadounidense ha lanzado hasta la fecha. No por sus prestaciones técnicas, evidentemente, pues son inferiores a las de otras barras de su catálogo (como Beam o Arc). La clave, en este caso, está en otro lugar.

Este producto podríamos definirlo como una llave. Una llave destinada a abrir nuevas puertas. Muchas personas comprarán una Sonos Ray buscando, simplemente, una buena barra de sonido a un precio contenido. Pero la jugada a medio plazo no termina ahí; la idea es hacerle un hueco en el mapa mental de esas personas tanto a la marca como al ecosistema de productos que esta ofrece. Una jugada que tiene, además, una segunda derivada: lograr que estas personas queden tan satisfechas con la Sonos Ray que el día de mañana quieran volver a depositar su confianza en ellos. Bien para renovar equipos existentes o, incluso, para expandir su sistema de sonido con más elementos.

La Sonos Ray, por lo tanto, no es un producto más. Tiene un papel importante en la expansión del negocio de la marca. Es el vehículo con el que llegar a muchas más personas e incrementar aún más la escala a la que operan.

No obstante, un producto como este también es arriesgado. Sonos se ha labrado una excelente imagen construyendo equipos de gran calidad y aderezándolos con un gran ecosistema de complementos y servicios. Llevar todo eso a un segmento de precio inferior puede ser una jugada maestra, pero, si no logras estar a la altura, también puede ser un terrible error que dinamite tu imagen de marca.

Y no, no es tan fácil hacer una buena barra de sonido a un precio contenido. Basta con acudir a cualquier tienda de electrónica y probar algunos de los modelos que están en exposición. Encontrarás varios que convencen, por supuesto. Pero también verás –o, mejor dicho, escucharás– muchos otros con diversas deficiencias. Un sonido que no está a la altura, problemas de conectividad, dificultad de uso y configuración, etc.

En los días que he estado probando la Sonos Ray, esa ha sido una de mis principales dudas. ¿Es esta barra de sonido un producto a la altura del histórico de la marca pero, simplemente, más económico? Las breves pruebas que pude hacer en el evento de presentación me hicieron intuir por dónde podrían ir mis sensaciones. Pero, en casa, con toda la tranquilidad del mundo, es donde realmente se puede determinar con precisión cuál es la experiencia que la barra de sonido más económica de Sonos puede entregar.

Por otra parte, también quería saber cuán notoria es la diferencia respecto a la Sonos Beam de segunda generación. Es decir: ¿cuánto obtienes de más por esos 200 euros de diferencia que existe entre ambos modelos? ¿Cuán cerca está la Sonos Ray de la Beam en términos de sonido?

Y, en última instancia, también quería saber, en general, cuánto había cuidado Sonos todos esos detalles que suelen hacer especiales a sus productos. Es decir: la sencillez de uso, la estética, la interoperabilidad con otros servicios, etc.

Sonos Ray

¿Cómo es el proceso de configuración e instalación de la Sonos Ray?

Los primeros pasos con la Sonos Ray son prácticamente idénticos a los de cualquier otro producto de la marca. Y eso es una buena señal, pues los productos de Sonos siempre se han caracterizado por su sencillez de uso y configuración. Basta con sacarla de la caja, conectar el cable de alimentación, abrir la aplicación de Sonos en el teléfono móvil y, tras unos sencillos pasos guiados desde la app, estará conectada a internet y operativa.

No obstante, en el proceso de instalación sí encontramos una diferencia notable: esta barra se conecta a la TV mediante un cable óptico, no con el conector HDMI ARC. Y, antes de explicar cómo afecta esta decisión a la experiencia de uso, es necesario aclarar las diferencias entre ambos puertos.

¿En qué se diferencian los cables ópticos de los HDMI ARC?

En el pasado, los equipos de sonido para el hogar se conectaban a las TVs mediante cables ópticos. Estos únicamente transmiten la señal de audio. Ninguna información adicional. Muchos productos siguen incorporando este tipo de puertos por razones de compatibilidad, aunque el cable óptico, en cierto modo, está en desuso.

Desde hace varios años, las TVs incorporan al menos un HDMI compatible con la tecnología ARC. Estas siglas hacen referencia a Canal de Retorno de Audio (por sus siglas en inglés). O lo que es lo mismo: gracias a ARC, la TV es capaz de enviar audio a dispositivos externos como, una barra de sonido, mediante un cable HDMI.

¿Y qué beneficios tiene el uso de HDMI ARC en lugar de un cable óptico? Simplificando:

  • El ancho de banda es superior, por lo que pueden transmitir audio de más calidad. Por ejemplo: con los estándares actuales, resulta imposible transmitir Dolby Atmos o Dolby True HD a través de un cable óptico.
  • Se puede aprovechar la tecnología HDMI CEC, que permite controlar otros dispositivos conectados a la TV usando un mismo mando a distancia. Esto permite, por ejemplo, controlar el volumen de la barra de sonido con el mando a distancia de la televisión.
Sonos Ray

¿Cómo afecta a la experiencia de uso que Sonos Ray se comunique con la TV por un cable óptico en lugar de usando un HDMI ARC?

Una vez explicadas las diferencias, es necesario acotar todo lo expuesto al caso de la Sonos Ray. Es decir: ¿cómo de relevante es que esta barra de sonido en particular no tenga HDMI ARC?

Por un lado, el ancho de banda extra que aporta la tecnología HDMI ARC es irrelevante en este caso, pues la Sonos Ray no es compatible con formatos como Dolby Atmos o Dolby True HD, que sí requieren ese conector. Para la calidad de audio que es capaz de procesar y reproducir, el puerto óptico es suficiente.

La ausencia de la tecnología HDMI CEC, en cambio, sí es más notoria. Sonos ha incluido un puerto infrarrojos en la barra que capta las señales del mando a distancia. Por lo tanto, si presionamos el botón de volumen en el mando de la TV, la barra captará la señal y sabrá qué hacer sin que la TV “le diga” algo por sí misma. No obstante, esta solución tiene dos asteriscos. 

  • El primero de ellos es que el proceso de configuración inicial se vuelve un poco más largo, pues tienes que configurar la barra de sonido para que sea capaz de captar correctamente las señales infrarrojas emitidas por el mando de tu TV –cada mando utiliza unos “códigos” diferentes para acciones como subir el volumen–. Sonos, por suerte, hace todo lo posible por simplificar el proceso.
  • En segundo lugar, la solución de Sonos asume que todos los mandos utilizan infrarrojos para comunicarse con la TV. Sin embargo, cada vez son más los fabricantes que optan por Bluetooth u otro tipo de radiofrecuencia para estas tareas –incluso en productos de gama media o baja–. Personalmente, tuve que enfrentarme a este obstáculo, pues el Magic Control de la TV LG que tengo en mi salón se comunica principalmente por Bluetooth. Afortunadamente, este mando también tiene un puerto infrarrojos, por lo que, tras una serie de ajustes en la TV, pude hacer que ciertas acciones –como cambiar de volumen o el modo silencio– se enviaran mediante infrarrojos, de forma que la barra es capaz de captar dichas señales y actuar en consecuencia. Sonos es consciente de este obstáculo y, en sus páginas de soporte, explica qué puedes hacer para sortearlo. No obstante, y a pesar de que la marca trata de hacerlo lo más fácil posible, sigue siendo un problema que no tendríamos que haber enfrentado con el HDMI ARC.

Y ahora la pregunta del millón: si HDMI ARC es claramente superior, ¿por qué Sonos ha optado por un puerto óptico en lugar de un conector HDMI compatible con ARC? Según la marca, para maximizar la compatibilidad. Y, sinceramente, es algo que puedo entender considerando el tipo de usuario que quieren cubrir con este producto. Casi todas las TVs antiguas o modernas tienen conectores ópticos, pero no todas incorporan un puerto HDMI ARC. El cable óptico, por lo tanto, te asegura que la Sonos Ray se pueda conectar a un abanico más amplio de televisiones.

No obstante, existe una solución aún más acertada: poner un puerto HDMI en la Sonos Ray e incluir un adaptador de HDMI a óptico en la caja del producto. Una solución que, por cierto, la marca conoce, pues es justo lo que hacen con la Sonos Beam de segunda generación. De esta forma, quien tenga una TV con HDMI ARC –que no es algo tan extraño en 2022– puede sortear todos los obstáculos descritos anteriormente y, a la vez, abrazas a todos esos usuarios cuyas TVs no tengan ARC.

Dicho todo esto, ¿debes preocuparte por todo lo anterior? Sinceramente, no lo creo. Sí, la configuración inicial se puede volver un poco más compleja en función de la TV que tengas –como en mi caso–. Y, como he explicado anteriormente, creo que Sonos tenía en su mano una solución más acertada. Pero la realidad es que, una vez configurada la barra, que el cable sea óptico o HDMI no tiene ningún impacto en la experiencia de uso.

Sonos Ray

¿Cómo es la experiencia de uso con este producto?

Una vez instalada la barra de sonido en el salón, he de reconocer que la experiencia ha sido realmente satisfactoria. Las sensaciones que tuve en el evento de presentación se confirmaron por completo tras las primeras pruebas con este producto. Y, simplificando mucho, es probable que esta sea la mejor barra de sonido que puedes instalar en tu salón dentro de este rango de precios.

Estéticamente, es sencilla, minimalista, sólida y premium. En cualquier salón encajará a las mil maravillas. Además, es un diseño timeless. Es decir: dentro de unos años, seguirá siendo tan atractiva como lo es ahora. Y eso es clave en productos de audio, cuya vida útil no suele ser precisamente corta.

En la parte superior, únicamente encontramos tres botones: uno de pausa, dos de cambiar de volumen. En la parte frontal, la rejilla que oculta los altavoces. Y, dentro de ella, se encuentra un LED que indica el estado de la barra.

En lo que a dimensiones se refiere, es un poco más pequeña que una Sonos Beam de segunda generación. Es decir: no hablamos de una barra de grandes dimensiones como la Arc. Esto es clave considerando el tipo de usuario al que la marca busca apelar con este producto –salón de tamaño medio o pequeño, TV de hasta 55 pulgadas, etc.–.

Los elementos acústicos de la Sonos Ray han sido distribuidos de tal forma que apunten hacia delante. Gracias a esto, es posible colocar la barra incluso en el interior de un mueble.

Un atributo que caracteriza también a esta Sonos Ray es la distribución de los elementos acústicos del interior, que apuntan hacia delante. La idea es que puedas colocar la barra de sonido en el interior del clásico mueble de TV sin que la calidad de sonido se resienta porque las ondas rebotan en el interior del mobiliario. 

Esto puede parecer algo menor, pero es bastante relevante. Barras de sonido como Sonos Arc no se pueden instalar en el interior de un mueble, pues algunos de sus altavoces –como los que apuntan hacia arriba para lograr la sensación de altitud característica de Dolby Atmos– no funcionarían como se espera (las ondas rebotarían indefinidamente en el interior del mueble en lugar de propagarse por la sala).

Para adaptar la configuración de la barra a la acústica de la sala, como no podía ser de otra forma, Sonos ha incluido la función TruePlay en este producto. ¿En qué consiste? Fácil: la barra de sonido emite ciertos sonidos durante un periodo de tiempo y tú, con tu móvil, has de moverte alrededor de la sala con tu móvil en la mano. Usando el micrófono del teléfono, la barra captará cómo se propagan las ondas a cada parte de la sala. Y, en base a esa información, adapta ciertos parámetros para sacar el máximo partido a la acústica del espacio en el que está instalada.

Esto puede parecer algo menor, pero en muchos casos puede acabar marcando la diferencia entre una buena experiencia y una experiencia brillante. Y, además, la forma en la que Sonos ha diseñado el proceso es excelente. Tardas poco tiempo, resulta muy sencilla para el usuario y el resultado es efectivo.

Teniendo siempre en cuenta el mercado al que apunta, el sonido de esta Sonos Ray es fantástico.

Y hablando de sonido: ¿cómo suena esta barra? Pues, considerando tanto el precio como el público al que trata de apelar, he de decir que he quedado muy sorprendido con esta Sonos Ray. Evidentemente, no tenemos Dolby Atmos ni un sonido envolvente de primer nivel –no debemos olvidar que se trata de una barra de sonido compacta y económica sin ningún altavoz auxiliar, por lo que las limitaciones son las que son–. No obstante, el sonido que produce sí es muy nítido y, sobre todo, está tratado con mucho mimo a lo largo de todo el espectro sonoro.

Los diferentes elementos que componen cada pista de audio, por otra parte, quedan bien representados, tienen el protagonismo correcto y el conjunto no se enturbia cuando entran en acción muchos a la vez. Todo esto, por cierto, es válido tanto en la reproducción de música como en la de películas.

Sonos Ray

Teniendo en cuenta en todo momento que el objetivo de esta barra es conquistar a aquellas personas que dan sus primeros pasos en el campo del audio, creo que no exagero si afirmo que el sonido de esta barra es fantástico. Por hacer un símil: es como si tu primer coche tras sacarte el carnet fuese un Mercedes-Benz Clase A. No está a la altura de un Clase S o incluso un Clase E, evidentemente, pero es un punto de partida excelente.

Esta barra, por cierto, tiene una opción –que se puede activar desde la aplicación– que mejora la reproducción de los diálogos, lo cual es extremadamente útil en muchas ocasiones considerando que, por alguna razón, cada vez más películas entierran los diálogos de los protagonistas con efectos especiales apabullantes. También tiene una opción para reducir la intensidad de los sonidos fuertes que resulta útil cuando no quieres molestar a tus vecinos o a las personas que están en habitaciones contiguas al salón.

Por otra parte, tenía la curiosidad de saber cuán notoria es la diferencia respecto a la Sonos Beam de segunda generación, la propuesta inmediatamente superior de la marca. Así que instalé ambas en la misma habitación y comencé a hacer pruebas.

  • La Sonos Beam, como imaginaba, genera un sonido más envolvente y menos unidireccional. La clave no está únicamente en la tecnología Dolby Atmos –aunque también es otra de las diferencias entre ambas barras–. La razón principal reside en la distribución de los elementos internos que conforman la matriz de altavoces y en cómo tratan las señales de audio. En general, el sonido de la Beam se propaga más por la sala y genera una mayor sensación de inmersión.
  • La Sonos Beam es capaz de reproducir las frecuencias más bajas con un poco más de fuerza. Puedes notar la diferencia en aquellas canciones que tienen un bombo con cierto protagonismo o en películas donde ocurren explosiones u otros efectos especiales similares.
  • El volumen máximo que es capaz de alcanzar la Sonos Ray es inferior al de Sonos Beam. Esto tiene todo el sentido del mundo teniendo en cuenta que la primera está destinada a salas más pequeñas. De hecho, la propia marca lo indica en la página de producto.
  • La Sonos Ray, como comenté anteriormente, ha sido diseñada para ser colocada en cualquier lugar, incluso en el interior de un mueble. Con la Sonos Beam, en cambio, eso no es posible. Parte del sonido se ve perjudicado debido a cómo están distribuidos los altavoces de la misma.
  • Sonos Ray no tiene micrófono, por lo que no se pueden utilizar asistentes de voz con ella. La Beam, en cambio, sí lo permite. Si tienes tu casa conectada –como en mi caso–, es un agregado interesante.

Por último, no puedo obviar el ecosistema de Sonos, pues se trata de una de las claves de la marca. Esta Sonos Ray, como cualquier producto de la marca, se puede controlar fácilmente desde la aplicación, puede reproducir música desde decenas de plataformas de música, es compatible con tecnologías como AirPlay 2, etc. 

Sonos Ray, además, puede trabajar en conjunto con otros equipos de la marca para producir un sonido aún más rico. Y la clave es que lo hace inalámbrica e inteligentemente. Por ejemplo: puedes agrupar la barra de sonido con dos Sonos One para que produzcan un sonido más envolvente. Y la clave en este caso es que el sistema redistribuye cada parte de la pista de audio a un altavoz para lograr la mejor experiencia posible.

Sonos Ray

¿Merece la pena comprar una Sonos Ray?

La respuesta a esta pregunta es muy fácil: si esta es la primera vez que te interesas por ir más allá de los altavoces internos de la televisión, Sonos Ray es un producto perfecto para ti. Su sonido es realmente bueno; forma parte de un ecosistema que, además de estar bien estructurado, es escalable en el futuro; ha sido diseñada para encajar en cualquier salón (tanto estética como funcionalmente); y, además, tiene un precio bastante acertado para esas personas que quieren adentrarse en este campo por primera vez. Ninguna barra ofrece tanto refinamiento por este precio.

Desde el punto de vista estratégico, por otra parte, es todo un acierto poner a disposición de los clientes una barra como esta justo ahora que los contenidos en streaming no hacen más que conquistar la conversación pública en el campo audiovisual. Es el producto indicado, en el momento indicado.