Cuando los científicos se unen con músicos pueden pasar cosas de lo más curiosas. Desde convertir una telaraña en instrumento musical hasta transformar en melodía el amanecer marciano. Ahora, también han logrado adivinar cómo suenan los ecos de un agujero negro. Esos ecos no tienen nada que ver con el concepto al que estamos acostumbrados. Al menos no mucho. De hecho, no son algo sonoro. Sin embargo, un equipo de científicos del Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT), en colaboración con un grupo de estudiosos de la música, ha logrado hacer las transformaciones que han llevado a una composición bastante espeluznante.

No lo han hecho por el simple hecho de escuchar un agujero negro, por muy curioso que sea. En realidad, su objetivo ha sido disponer de más datos para reconstruir lo que ocurre en los alrededores de estos fenómenos astronómicos. Sí, algo se sabía ya, pero con los datos que ellos han obtenido disponen de mucha más información.

Pero antes de ver cómo han logrado transformar en música los ecos de un agujero negro, hay que contestar a algo mucho más importante: ¿qué son exactamente esos ecos?

Los ecos del agujero negro

Incluso antes de hablar de ecos vale la pena recordar qué es un agujero negro. Esta es una región finita del espacio en la que se acumula tanta masa que su atracción gravitatoria impide que nada pueda escapar de ella. Ni siquiera la luz.

En algunos casos, cuando un agujero negro se está alimentando de la materia a su alrededor, puede emitir ráfagas de rayos X que rebotan, generando una especie de eco del gas que han ido extrayendo. Esto provoca que el entorno extremo del agujero negro se ilumine brevemente. Hasta hace muy poco solo se habían localizado en la Vía Láctea dos agujeros negros capaces de generar estos ecos.

Hasta ahora solo se habían detectado ecos en dos agujeros negros de la Vía Láctea

Sin embargo, se sabe que nuestra Vía Láctea contiene decenas de millones de agujeros negros. No han podido localizarse todos, lógicamente, pero es lo que dicen los modelos. Por eso, es más que probable que haya más ecos sin detectar. Sería necesario contar con nuevos métodos de detección, de ahí que los autores del estudio que ahora se publica en Astrophysical Journal hayan optado por desarrollar una nueva técnica, a la que han bautizado como máquina de reverberación.

¿Qué han encontrado con la máquina de reverberación?

Este nuevo mecanismo les ha permitido encontrar ocho nuevos binarios que generan ecos mientras el agujero negro engulle una estrella cercana. Al tener una cantidad mayor de estos ecos, pudieron compararlos entre sí y extraer nuevos datos sobre su funcionamiento.

Según explican en un comunicado del MIT, lo primero que vieron es que los agujeros negros pasan por un estado duro, “agitando una corona de fotones de alta energía junto con un chorro de partículas relativistas que se lanza a una velocidad cercana a la de la luz”. Después, “el agujero negro emite un destello final de alta energía, antes de pasar a un estado blando de baja energía”.

Estos hallazgos son muy interesantes, ya que “podrían ayudar a explicar cómo los agujeros negros supermasivos más grandes en el centro de una galaxia pueden expulsar partículas a través de escalas enormemente cósmicas para dar forma a la formación de una galaxia”. 

Transformando los ecos en música

Una vez que detectaron los ecos de agujero negro, estos científicos colaboraron con expertos en composición musical para transformarlos en música. Para ello, observaron las frecuencias de las radiaciones emitidas durante este fenómeno y las relacionaron con sonidos. De este modo, las frecuencias más bajas se correspondían con tonos más graves y las más altas con los más agudos. El resultado es una melodía espeluznante y también una forma muy interesante de mapear estos ecos de agujero negro.

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Y es que, en realidad, pueden ayudar a los astrónomos a guiarse por las inhóspitas inmediaciones del agujero negro del mismo modo que el eco acústico ayuda a orientarse a los murciélagos.  Los ecos representan retrasos de tiempo entre la luz emitida directamente desde la corona y la luz de la corona que rebota en el disco de acreción de gas y polvo. Por eso, la comparación entre el momento en que un telescopio recibe luz de la corona con cuando recibe los ecos de rayos X da una estimación de la distancia entre la corona y el disco de acreción. 

Observar cómo cambian estos retrasos en el tiempo puede revelar cómo evolucionan la corona y el disco de un agujero negro a medida que el agujero negro consume material a su alrededor. Basta con los datos tomados por los telescopios, pero convertirlo en sonido lo hace todavía más tangible. Puede que no fuese tan necesario, pero hace todavía más interesante esta investigación. Además, reconócelo, probablemente hayas entrado a este artículo para escuchar la melodía. Añadir estos detalles hacen que la ciencia llegue a más personas. Y dar a conocer una investigación científica es casi tan importante como llevarla a cabo. 

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