Entre agosto y noviembre de 2020 más de 85.000 terremotos sacudieron la Antártida. A día de hoy el motivo no está del todo claro, aunque parece estar relacionado con el despertar de un volcán submarino aparentemente inactivo. No está claro que entrara en erupción; pero, si lo hizo, no causó daños. Y esto lleva a hacerse algunas preguntas inevitables. ¿Qué pasaría si un volcán entrase en erupción en la Antártida? ¿Es realmente algo poco probable?
De momento, parece que con este no hay peligro. Sí que generó algunos terremotos bastante intensos, pero afortunadamente no causaron daños. Es lo bueno de que ocurran en un lugar sin habitar, que no hay mucho que dañar. Aunque, por supuesto, las instalaciones científicas sí que podrían experimentar las consecuencias.
De hecho, ya ha ocurrido en el pasado. No con terremotos, pero sí con volcanes. En Isla Decepción, donde recientemente ha tenido lugar una expedición formada por científicos españoles, tuvo lugar en 1970 una erupción que acabó con la base chilena. ¿Pero qué más sabemos de este tipo de fenómenos? Y sobre todo, ¿hay algún peligro relacionado con el deshielo a causa de terremotos o volcanes en erupción?
Terremotos en la Isla Rey Jorge
El reciente enjambre de terremotos descrito en un estudio de Nature Communications Earth & Environment fue detectado por primera vez por algunos científicos presentes en la Isla Rey Jorge, en la Antártida.
Quisieron investigar su origen, pero lo tenían difícil, puesto que es una isla pequeña, con solo dos estaciones sísmicas cercanas. Por eso, se pusieron en contacto con otros investigadores para extraer datos de satélite y de otras estaciones más lejanas. Debían ser aquellas que tuviesen aparataje adecuado para el análisis de terremotos muy lejanos.
De este modo, observaron que en un periodo muy corto de tiempo se registraron unos 85.000 terremotos, siendo los más potentes uno de magnitud 5,9, ocurrido en octubre, y otro de magnitud 6 que tuvo lugar en noviembre. Además, en este tiempo el terreno se desplazó unos 11 centímetros. Aquí es donde surgen las dudas, ya que la actividad sísmica solo podía explicar el 4% de ese desplazamiento. Debía haber algo más y la opción más plausible era que tuviese relación con el monte Orca, un volcán submarino de 900 metros que se ubica en el estrecho de Bransfield, de paso entre las Islas Shetland del Sur, a las que pertenece la del Rey Jorge, y el extremo noroeste de la Antártida.
El movimiento del magma de este volcán en la corteza sí que podría explicar el desplazamiento del terreno. De hecho, es probable que el terremoto de magnitud 6 creara algunas grietas que aflojaron la presión del dique de magma, así que estaría todo conectado. En ese momento podría haberse generado una erupción en el volcán. Sin embargo, según ha explicado a Live Science Simone Cesca, autora del estudio, para saberlo con seguridad sería necesario enviar una misión al estrecho en la que los científicos tomarían nuevos datos sobre el terreno.
¿Qué pasaría si un volcán entra en erupción en la Antártida?
Lo que ha pasado en la Antártida con este enjambre de terremotos es algo que ocurre en escalas de tiempo geológicas. Es decir, es muy raro de ver. Pero eso no significa que los terremotos en la Antártida sean algo raro.
De hecho, incluso los enjambres son comunes. Pero sí que es raro que sean tan intensos como este. En Hipertextual hemos hablado sobre ello con Rafael Abella, investigador del grupo de Vulcanología del Instituto Geográfico Nacional. “Lo que no es habitual es un enjambre tan grande como el que se ha dado en el volcán Orca”, señala. “La pena ha sido que se ha producido justo después de que quitáramos mucha instrumentación que tuvimos instalada durante dos años con el proyecto internacional Bravoseis, liderado por la Universidad de Granada”.
Sin duda, esto habría brindado aún más datos para estudiar a fondo lo ocurrido en la Isla Rey Jorge. Ahora bien, ¿qué pasa con el volcán? ¿Hay muchos en la Antártida?
“En la Antártida hay varios volcanes activos, dos de los más activos son el Monte Erebus y la Isla Decepción y los dos han tenido erupciones históricas”, recuerda el vulcanólogo. “Desde la que ocurrió en Isla Decepción en 1970 ha habido varias crisis sísmicas con terremotos sentidos en la isla, pero que no han llegado a producir erupción”.
En el caso del Monte Orca, el hecho de que sea submarino podría hacerlo menos peligroso, pero aun así podría registrarse. “El que sea submarino dependiendo de la profundidad implicaría que podría tener menos peligro, como pudo ocurrir con la erupción de la isla de El Hierro de 2011”.
Por lo tanto, sí que puede darse una erupción volcánica en la Antártida. Temperaturas infernales en uno de los lugares más fríos de la Tierra. Es inevitable que la imaginación vuele hacia posibles escenarios en los que esta diferencia térmica provoca un desastre. Pero si hay un desastre no sería precisamente por eso. “El único problema es que tiene que derretir el hielo, pero eso no es demasiado problemático, la lava suele estar a 1000ºC y en el fondo le da igual que lo de fuera esté a +20ºC que a -20ºC”, recuerda Abella. “Afectaría al deshielo pero de forma muy local, no influiría de manera global al posible deshielo de la Antártida”.
De hecho es algo que ya hemos visto en varias erupciones volcánicas en Islandia. Así que no, ninguno de esos escenarios hipotéticos sería probable si un volcán erupcionase en la Antártida. Tanto si es submarino como si se encuentra sobre la superficie terrestre.