Los vientos del pasado regresan en forma de reducción de velocidad para circular por las autovías. La medida, que ya tuvo su momento en 2011 bajo el ministerio de Alfredo Pérez Rubalcaba y la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero, regresa más fuerte y más restrictiva que en su primera versión. Si hace 10 años se obligaba a bajar a los 110 km/h, la propuesta actual es reducir a 100 km/h la velocidad máxima de circulación en las autovías.

Los primeros indicios de la medida, que podría aprobarse durante los próximos días en en Consejo de Ministros, según adelanta elEconomista, forma parte de un paquete de decisiones para paliar la crisis del petróleo y gas ruso. Entre la incentivación del transporte público –bajo el programa RepowerEU– o la mejor gestión de aires acondicionados y calderas, la reducción de la velocidad máxima de circulación también se ha puesto sobre la mesa.

Esta medida es una de las consecuencias de la decisión de la Unión Europea de la semana pasada en la que vetaba la entrada en la zona comunitaria de petróleo y gas de origen ruso. Uno más de los puntos para sancionar al país por la Guerra de Ucrania. Y una decisión que ya apuntaba a tener unas claras consecuencias en varios de los países europeos que dependen, en gran medida, de las materias primas del país.

Las crisis internacionales, tras el control de la velocidad en carretera

La primera consecuencia de cualquier crisis internacional en países exportadores de petróleo es, por supuesto, el incremento de los precios del litro de gasolina o diésel. Ya en 2011, momento en el que se tomaba la decisión de reducir la velocidad de circulación por carreteras, el precio del barril de brent alcanzaba los 115 dólares. La crisis con los países árabes obligaba a España a tomar decisiones para reducir el consumo nacional de gasolina. Ahora, y con la crisis rusa afectando a todo el continente, el barril se acerca a los 112, 11 dólares.

Y es que en 2011, España fue una de las más afectadas por la crisis. Mientras el resto de países miembro aumentaba, de media, las velocidades de circulación en carretera –había mucho fuel ruso en circulación– España dependía del norte de África. Polonia subía de 130 a 140 km/h. Alemania, por su parte, mantenía sus carreteras de alta velocidad. Reino Unido, y durante la misma crisis árabe, decidía ir por el camino contrario a España: pasaba de los 112 km/h a los 128 km/h. ¿Su motivación? Si la gente pasa menos tiempo en las carreteras, la actividad económica mejora. Un punto que Holanda copió al poco tiempo.

¿Funciona reducir la velocidad máxima de circulación?

Pedro Sánchez planeta El Gobierno de España se plantea volver a reducir la velocidad máxima de circulación en autovías

La medida de 2011 se anunciaba en marzo de ese mismo año como una medida transitoria. El 24 de junio de ese mismo año, el Gobierno de Zapatero decidía no prorrogar la medida. El 1 de julio de ese mismo año, las velocidad máxima en España volvía a ascender a los 120 km/h. ¿Funcionó la polémica medida? En ese momento, se apuntaba a 450 millones de euros –con un coste de entre 100.000 y 600.000 euros para cambiar las señales de tráfico– el ahorro total que supuso la reducción de la velocidad de circulación.

En palabras del ejecutivo de Hacienda y Transición Ecológica en 2011, liderado por Alfredo Pérez Rubalcaba, "había sido todo un éxito". Acto seguido anunciaba que rescindían la medida. Ahora bien, si tanto había funcionado, ¿por qué no mantenerla de forma permanente? Después de todo, no solo se había reducido el consumo de gasolina, también se había reducido la siniestralidad en carreteras en un 15%. Asimismo, también se habían reducido las emisiones de efecto invernadero.

"Es una medida transitoria", explicaba Rubalcaba en aquel momento, "y ha contribuido a la reflexión". La realidad es que con la reducción de la velocidad máxima de circulación también se dejaba de recaudar por el IVA de la reducción del consumo de combustible; uno que desde la Confederación Española de Estaciones de Servicio apuntaban que no fue tan acusado. Tampoco consideraban que no era la mejor medida a tomar en las circunstancias que se presentaban. Y también fue una decisión no exenta de polémica –para la oposición y los ciudadanos–. Son muchas las voces del momento que la medida fue rescindida para evitar el enfado de los votantes del momento.

Sea como fuere, ahora vuelve la reducción de la velocidad nuestras vidas y bajo el ala de la Unión Europea. O al menos, están tanteando está polémica apuesta.

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