Cleopatra fue una mujer apasionante. Se habla mucho de cómo cautivó a dos grandes políticos romanos a través de su belleza, pero poco sobre sus dotes intelectuales. Y lo cierto es que era tan bella como inteligente. Desgraciadamente, la mayoría de documentos que lo acreditan se perdieron con la Biblioteca de Alejandría. Sin embargo, se le atribuyen multitud de tratados sobre medicina y alquimia. En esta destacan sus escritos sobre toxicología y cosmética. Hizo de todo, desde buscar el mejor veneno para suicidarse hasta desarrollar una pintura de ojos antibacteriana o el más cautivador de los perfumes. Esto último es algo que ha intrigado durante mucho tiempo a científicos e historiadores. ¿Cómo sería el aroma de Cleopatra? Nunca lo sabremos con seguridad. Sin embargo, con motivo de una colaboración entre arqueólogos, químicos y perfumistas, ahora tenemos una idea bastante aproximada.

Y es que, gracias a dos pertinentes hallazgos, han logrado fabricar una réplica del que pudo ser su perfume. El resultado, recién descrito en Near Eastern Archaeology, cuenta con una base picante a base de mirra y canela recién molida, a la que se le agregan unas notas dulces. Sin duda es un aroma de lo más embriagador, aunque no se puede saber con seguridad si es realmente el que solía impregnar la piel de Cleopatra.

Quizás ese fuese uno de sus muchos perfumes. O quizás ninguno fuese exactamente así. Solo es una simulación, pero al menos nos ayuda a conocer un poco más su enigmática figura.

En busca del perfume de Cleopatra

Todo comenzó cuando un equipo de arqueólogos se hizo con un libro atribuido a la familia de Cleopatra, en el que se describen algunas recetas de perfumes.

El antiguo Egipto contaba con grandes perfumistas. Y, dado el interés de la gobernante egipcia hacia la alquimia y la cosmética, no es raro que también quisiese aprender sobre el arte de los aromas.

Algunos de los ingredientes descritos en el jeroglífico no mantienen esos nombres en la actualidad

La primera idea que asaltaría la mente de cualquiera al dar con un tesoro como este es intentar recrear uno de los perfumes de Cleopatra. Sin embargo, no es tan fácil, pues la traducción literal de los jeroglíficos generaba muchas dudas. Algunos ingredientes tenían nombres que no se usan a día de hoy, de modo que sería complicado saber qué eran exactamente. Por ejemplo, según relatan en IFLScience, se habla de aceite de la nuez del perfume. ¿Pero cuál es esa nuez exactamente?

Estos arqueólogos e historiadores habían dado casi por perdida su intención de recrear los perfumes cuando supieron de otro interesante hallazgo: una antigua fábrica de perfumes egipcia. Se encuentra en la ciudad de Thmouis, en una zona del Imperio cuyos perfumes eran famosos en todo el Mediterráneo.

Los responsables del hallazgo llegaron a la conclusión de que era una fábrica o un comercio por la gran cantidad de envases de perfume que había en su interior. Era muy poco probable que tuviesen un uso doméstico. Y lo mejor es que analizando químicamente sus restos se podría saber más sobre los ingredientes desconocidos de las recetas de Cleopatra.

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Una simulación muy agradable

Estos historiadores contactaron con científicos que analizaron los recipientes mediante fluorescencia de rayos X. De este modo, podían hacerse una idea sobre las moléculas presentes en ellos. 

De este análisis, en combinación con los textos de Cleopatra, se obtuvieron varios ingredientes candidatos, que se fueron agrupando para dar lugar a distintas recetas. Como base se usó la típica de la época. Y es que, en vez de alcohol, en Egipto se usaban aceites vegetales o grasas animales. Después, los aromas se obtenían quemando resinas, cortezas y hierbas o macerando flores, otras resinas, hierbas y especias.

El perfume se mantenía durante dos años

Siguiendo esos pasos y combinando diferentes recetas, dieron con un perfume muy agradable, a base de mirra y canela, con una base picante y ciertas notas dulces. Era embriagador y con personalidad, muy acorde con lo que podría haber llevado Cleopatra. Pero, además, contaba con otro detalle en consonancia con lo que sabemos sobre ella: la presencia de ingredientes antifúngicos y antibacterianos. Esto podría ayudar a neutralizar malos olores, como los derivados del sudor, para dar más protagonismo a los aromas del perfume.

Finalmente, es un buen candidato porque los aromas del perfume se mantuvieron durante dos años, más o menos lo que se describe en los escritos de la época. Podría ser perfectamente el perfume de Cleopatra o de alguna otra persona de los círculos de poder del Imperio Egipcio. Por eso, aunque no lo sepamos con seguridad, ahora cuando imaginemos a Cleopatra podemos pensar en ella como mucho más que una mujer bella. Podemos visualizarla como una reina segura de sí misma, inteligente, poderosa y con un agradable olor a mirra y canela.