Al ser dos de los superhéroes más emblemáticos de todos los tiempos, Superman y Batman dan lugar a historias sencillamente espectaculares. No por nada se mantienen vigentes a más de 80 años de sus respectivos debuts en el mundo de las historietas. Desde fines de la década de 1930 los hemos visto en todo tipo de situaciones, enfrentando a villanos de la peor calaña, y tratando de proteger a los suyos sin que se revele su identidad secreta. Y así como han interactuado en infinidad de arcos argumentales —en algunos casos de un modo más amistoso que en otros—, la pregunta se ha vuelto inevitable entre los fanáticos: ¿Qué ocurriría si Batman tuviese poderes como los de Superman? Allí es donde aparece Superman: Speeding Bullets para ofrecernos una respuesta.
DC Comics lo publicó en 1993 como parte de Elseworlds, sello con el que se dedicó a explorar historias alternativas de sus principales héroes sin condicionar su línea argumental principal. De esta forma, la editorial pudo adentrarse en territorios bastante más osados aprovechando arcos autoconclusivos que, por lo general, exponían a sus personajes a tramas, antagonistas y recursos temporales inauditos, pero sin perder su esencia original.
Así es como Superman: Speeding Bullets vio la luz. El guion se encomendó a J. M. DeMatteis, quien por entonces ya tenía una importante experiencia con Superman y Batman por su trabajo en la Liga de la Justicia. La parte gráfica, por su parte, estuvo a cargo del uruguayo Eduardo Barreto.
La historia detrás de esta obra partía de una base tan sencilla como atractiva: qué sucedería si Kal-El era adoptado por los Wayne en lugar de los Kent al llegar a la Tierra. Con esta premisa, los artistas presentaron un enfoque que logró darle un muy buen balance a la mezcla de mitologías de ambos personajes. Y si bien es cierto que algunas partes del argumento parecen un tanto extrañas (o hasta forzadas), el balance general ha sido de gran reconocimiento entre los fanáticos.
Superman: Speeding Bullets nos muestra a un Batman implacable
Como decía anteriormente, la historia de DeMatteis no fue perfecta pero logró un gran equilibrio al fusionar los trasfondos de Superman y Batman. En este caso, la nave que transportaba a Kal-El no se estrella en Kansas, sino en Gotham; así, no son Jonathan y Martha Kent quienes se hacen cargo del recién nacido que llega desde Krypton, sino Thomas y Martha Wayne. Por ende, el niño que en la línea argumental original se convierte en Clark Kent, aquí es Bruce Wayne.
Como no podía ser de otra manera, Superman: Speeding Bullets también nos muestra el homicidio de los padres del joven Bruce. Como en tantas otras versiones (y reversiones) de la historia del Caballero Oscuro, la familia disfruta de una noche de cine y restaurante, hasta que se topa con un criminal llamado Joe Chill, quien mata a balazos a los Wayne ante la mirada del pequeño.
En este punto es donde encontramos el primer gran shock de la historia. La rabia por el incidente despierta los superpoderes de Kal-El, quien ataca a Chill con su visión de calor y lo asesina derritiendo su rostro. Si eres de los que se indignó por lo que Superman le hizo a Zod en Man of Steel, no te agradará esto.
En adelante, la historia se centra en un Bruce Wayne recluido en su mansión hasta convertirse en un adulto. Perseguido por el trauma de la muerte de sus padres, se obsesiona con el crimen de Gotham pero no toma cartas en el asunto. El verdadero punto de quiebre llega cuando un grupo de delincuentes ingresa a su propiedad y toma de rehén a Alfred; esto lo obliga a actuar y a reencontrarse con sus poderes.
Allí es cuando el protagonista decide convertirse en Batman, pero no en cualquier Batman. Aquí no vemos al gran detective que no teme usar la fuerza, aunque bajo la firme convicción de no tomar una vida. No, el Batman de Superman: Speeding Bullets es un animal salvaje que no teme ir a fondo, cueste lo que cueste. Al punto tal de ganarse la reprobación de Lois Lane, la única que puede lograr que Kal-El entre en razón.
El interés amoroso de siempre y un villano que podría haber sido mejor aprovechado
Superman: Speeding Bullets mantiene a Lois Lane como el vínculo sentimental del protagonista, y cumple bien su rol. De todos modos, queda la sensación de que su transición de Metrópolis a Gotham podría haber tenido un poco más de relevancia en la trama. Se entiende que al ser una historia autoconclusiva queden ciertas cuestiones en el tintero o sin demasiada profundización, pero no hubiese estado mal que se explorara esto con más detenimiento.
Por el lado del villano, DeMatteis y Barreto fueron por la opción lógica: una fusión entre los grandes antagonistas de Superman y Batman. Así, esta historia nos presenta un híbrido entre Lex Luthor y el Joker que tiene buenos momentos; aunque también nos deja con la sensación de que pudo haber sido mucho más. Que un genio criminal completamente desquiciado (y con dinero infinito a disposición) no tuviese un mejor plan que tomar Gotham utilizando un ejército, es una idea un poco blanda.
No obstante, Superman: Speeding Bullets ha envejecido muy bien. Los dibujos son extraordinarios y la trama sigue siendo mucho más atractiva que varias de las propuestas que DC Comics ha lanzado en las últimas tres décadas.
Además, este título abrió la puerta a otras muy interesantes fusiones que llegaron al público con el sello Elseworlds. Una fue Batman: In Darkest Knight, de 1994, que unió la historia del Caballero Oscuro con la de Linterna Verde; la otra, Superman: Red Son, de 2003, donde se explora qué hubiese sucedido si Kal-El se estrellaba en la Unión Soviética y no en Estados Unidos, y su impacto en la Guerra Fría.