El viernes, 8 de abril, partirá rumbo a la Estación Espacial Internacional (EEI) una nueva misión de turismo espacial de SpaceX, la Axiom-1 (Ax-1). Pero que la mayoría de sus tripulantes sean turistas no significa que no se vaya a hacer ciencia a bordo. De hecho, se probará un casco para analizar la actividad cerebral en el espacio, que podría convertirse en un básico de las misiones espaciales del futuro.
Está elaborado por la empresa israelí brain.space y no es el primero de este tipo que se usa, pero sí el único que no requiere almohadillas de gel para unirse al cráneo de los participantes. Esto hace más fácil su colocación y más barata su producción. Por lo tanto, si resulta que funciona según lo previsto, será todo un win win.
Lo llevarán tres de los cuatro tripulantes de esta misión de SpaceX, en dos sesiones diarias de 20 minutos durante toda su estancia en la Estación Espacial Internacional. Además, con él puesto realizarán una serie de pruebas dirigidas a comprobar el estado de sus dinámicas cerebrales. ¿Quién sabe? Quizás los astronautas que vuelvan a caminar sobre la Luna, así como los primeros viajeros a Marte, usen también este casco. Eso sí, de momento habrá que analizar los resultados de esta primera misión.
La nueva misión de turismo espacial de SpaceX
Cuatro personas formarán parte de la misión Ax-1, de SpaceX. El veterano astronauta español-estadounidense Miguel López Alegría, el ex piloto de combate israelí Eytan Stibbe, y dos empresarios, el estadounidense Larry Connor y el canadiense Marcos Pathy.
López Alegría ha sido contratado por SpaceX, como astronauta comercial. En cambio, los tres turistas han tenido que comprar su billete a un precio de 55 millones de dólares.
A bordo irán un astronauta veterano, un piloto de combate retirado y dos empresarios
Todos ellos viajarán a bordo de una cápsula Crew Dragon, como la que realizó el primer vuelo comercial de la compañía de Elon Musk a la Estación Espacial Internacional. En cuanto al impulso al espacio, será a cargo de un Falcon 9 de la misma compañía.
Durante los ocho días que permanecerán en la EEI, la tripulación de SpaceX realizará más de 25 experimentos y algunas actividades divulgativas. Es turismo espacial, sí, pero no todo son vacaciones. Y entre ellos se encuentra precisamente el uso de este casco israelí.
Así funciona el casco para medir la actividad cerebral
Las radiaciones cósmicas, la microgravedad o el simple estrés de encontrarse en un lugar tan diferente a cualquier otro conocido pueden afectar a los viajeros espaciales a muchos niveles, tanto físicos como psicológicos.
Esto es algo que llevan estudiando los tripulantes de la Estación Espacial Internacional desde que esta se puso en órbita por primera vez. Lo han hecho los astronautas y cosmonautas profesionales y ahora comienzan a hacerlo también los miembros de las misiones de turismo espacial.
Las radiaciones cósmicas, la microgravedad o el estrés pueden afectar a la salud de los viajeros espaciales
En las estancias largas en el espacio se puede ver afectada la masa muscular y ósea de los viajeros, así como otras muchas partes de su organismo, desde la visión hasta el cerebro. Esto último es lo que analizarán con este casco de la compañía brain.space.
Es cierto que en este caso es una estancia corta, pero aun así se puede ver si hay cambios remarcables en la actividad cerebral. El dispositivo cuenta con 460 sensores que, una vez colocados sobre el cuero cabelludo, pueden realizar una prueba de electroencefalograma, que se analiza rápidamente gracias a un algoritmo de aprendizaje automático. De nuevo la inteligencia artificial se pone al servicio de la medicina, pero esta vez en el espacio.
Los tripulantes realizarán lo que se conoce como pruebas de rareza visual. En ellas, tendrán que mirar diferentes estímulos, con lo que, según explican desde Reuters, el casco podrá detectar si se producen dinámicas cerebrales fuera de lo normal.
El objetivo no es usar este casco solo en el espacio. La empresa lo ha diseñado para medir la actividad cerebral de sus usuarios en otros muchos ámbitos. Al ser fácil de colocar y barato de producir, podría usarse mucho más ampliamente que los que se emplean en la actualidad. Este viaje de SpaceX es la prueba de fuego. Ya solo quedan unos días para ver qué tal se desenvuelve en el espacio.