El empresario Elon Musk, tras comprar más del 9% de las acciones de Twitter y comprender que un asiento en el consejo de la compañía no sería suficiente para cambiar su rumbo tal y como pretende, sigue empeñado en comprar la compañía al completo, pese a la resistencia que presenta la directiva.

Twitter rechazó la oferta de más de 43.000 millones de dólares, y recurrió a la píldora envenenada, una estrategia utilizada por las empresas para desalentar las adquisiciones hostiles. Esta acción ha servido a la compañía para varias cosas. La principal, asegura que Musk tiene el dinero suficiente para realizar la adquisición. La otra es intentar retener el control de la compañía porque creen que vale más, y así dar tiempo a que otros posibles compradores hagan una contraoferta o Musk desista en su intento.

El popular y polémico multimillonario ha presentado este jueves a la Comisión de Bolsa y Valores estadounidense (SEC) que ha asegurado una financiación de 46.000 millones de dólares. Ésta es suficiente para ayudar a cerrar el trato por acuerdo, que de momento ha rechazado Twitter, o para realizar una oferta pública a los accionistas, que podrían venderle las acciones directamente, pese a que adquirir más del 15% de las acciones sea contraproducente económicamente debido a la píldora envenenada.

La operación estará financiada por Morgan Stanley

En la presentación se detallan los diferentes compromisos que el empresario ha conseguido para asegurar una ayuda de hasta 46.500 millones de dólares para ayudar la operación.

Musk ha obtenido 25.500 millones de dólares en deuda a través del fondo de la multinacional financiera Morgan Stanley y otras firmas. Además, ha recaudado 21.000 millones de dólares en financiación de capital. Entre las otras firmas que ayudarían a cerrar el acuerdo podemos encontrar al Banco de América o la compañía de servicios financieros británica Barclays.

A su vez, se indica que Musk «no ha iniciado, ni ha decidido todavía iniciar, oferta de adquisición alguna por la totalidad de las acciones de Twitter», pero que podrá directa o indirectamente tomar las medidas adicionales para promover el cierre del acuerdo o realizar una oferta.

Es decir, el empresario no ha comunicado todavía a la SEC que vaya a realizar la oferta pública, pero informa de que ya tiene la financiación asegurada para que esto suceda. Ahora la pelota está en el tejado de Twitter, no en el de Musk. Numerosos analistas habían deducido que sería muy complicado obtener la financiación, ya que toda la fortuna del fundador de Tesla es en acciones de la compañía. Una vez despejada esta duda, se abre un abanico de diferentes posibilidades.

¿Qué opciones hay ahora para Musk?

Si Twitter no hubiese recurrido a la píldora envenenada, ahora mismo Musk podría comprar la compañía mediante un acuerdo con la directiva o realizando una oferta pública. Podría incluso ir comprando acciones hasta tener el 51% de la compañía y ganar el control del consejo. Pero esto no puede ocurrir porque, a todos los efectos prácticos, la píldora envenenada no permite a nadie hacerse con más del 15% de las acciones. ¿Por qué no? Porque si alguien compra más del 15% de las acciones el resto de accionistas tienen el derecho de poder obtener $420 dólares en acciones pagando $210. La cifra no es relevante, es una simple respuesta en modo de chiste a los chistes de niño pequeño de Musk con los números 69 (postura sexual) y 420 (alusión a la marihuana).

Lo que quiere decir es que la junta ofrecería a cada accionista duplicar su número de acciones en Twitter de forma gratuita. Salvo a Musk, claro está; y sería el cuento de nunca acabar. Tras comprar el 16% de la compañía te quedarías con el 8% porque el resto de accionistas ahora tienen el doble de acciones.

Entonces, ¿qué posibilidades hay ahora para que se cierre el acuerdo o que éste fracase?

  1. Primera posibilidad: Musk no logra un acuerdo con la junta porque creen que la empresa se arruinaría bajo su mandato y su política en defensa de la libertad de expresión. Entonces éste decide realizar una oferta pública y los accionistas quieren vender. Pero la junta sigue empeñada en que es malo para la empresa. Musk desiste porque es imposible adquirir las acciones y vende las que ya tiene. El valor de la acción se desplomaría, los accionistas se enfadarían mucho y la junta directiva tendría que explicar por qué ha actuado en contra de los intereses de los accionistas, que son los dueños de la compañía.
  2. Segunda posibilidad: ocurre lo mismo, pero Twitter esta vez logra convencer a los accionistas para que no vendan sus acciones mostrando un buen plan para crecer y retornar más valor de los $54,2 dólares que ofrece por acción Musk. Este escenario sería el más probable si Twitter hubiese hecho algo así en sus más de 10 años de historia. Estaba cotizando la acción a $30 y tienen que justificar que vale más de $54; una posible justificación es la indudable importancia de Twitter en su influencia social y política, pero tendrán que exponer un plan de crecimiento en ingresos más detallado y realista.
  3. Tercera posibilidad: aparece un comprador que al consejo de Twitter le parezca más apropiado con los valores, metas o ideología de la compañía. Tal vez si Walt Disney quisiera comprar Twitter no habría ningún tipo de problema. No lo sé. Pero este escenario parece difícil.
  4. Cuarta posibilidad, y la que parece ahora más probable: al mostrar Musk la financiación, logra que todos los accionistas y el consejo se tome completamente en serio la oferta. Esto mete presión a los directivos, que tienen que justificar por qué no venden la compañía a $54 dólares por acción cuando valía $30. Twitter ha estado durante más de una década sin gozar de crecimiento significativo mientras su rival Facebook ha crecido un 450% en capitalización bursátil. Musk está intentando promover esta última posibilidad amenazando con una oferta pública que, en realidad, no puede realizar.

De momento todo está en el aire y lo único seguro es que Musk no va a desistir, y en todos los escenarios posibles el puede emerger como victorioso: o se hace con Twitter o hace que se desplome. Para que esto no suceda, Twitter tiene que buscar un comprador, algo que parece improbable, o convencer a sus principales accionistas de que, pese a que nunca hayan ganado dinero hasta ahora, ahora van a empezar a ganarlo. Y que éstos queden convencidos.