Ayer, 16 de marzo, tuvo lugar un terremoto en Japón de magnitud 7,4. Ocurría solo cinco días después del décimo primer aniversario del seísmo que provocó el desastre nuclear de Fukushima. De hecho, se desencadenó prácticamente en la misma zona. Esto lleva inevitablemente a pensar en la posibilidad de que exista una temporada de terremotos, del mismo modo que la hay con los tornados o los huracanes. Si la hubiese, sería más fácil mantener alerta a las personas que viven en las zonas más propensas a temblores. Sin embargo, no es tan fácil. No hay una época marcada en el calendario, aunque, según un estudio publicado en Science en 2021, en algunos lugares sí que podría haber unos pocos meses con más predisposición.

El estudio se llevó a cabo en Taiwán, donde hay una época de lluvias muy marcada y otra mucho más seca. Es precisamente en esta última donde parece ser que el descenso en los niveles de agua subterránea podría empujar de algún modo a una especie de temporada de terremotos.

Japón también tiene una temporada de lluvias, conocida como Tsuyu. Sin embargo, las diferencias no son tan marcadas. Por eso, el hecho de que el último terremoto de Japón haya tenido lugar casi en la misma época que el de 2011 no parece ser más que una casualidad.

Historia del terremoto en Japón

El mayor terremoto de Japón que se ha registrado nunca fue precisamente el de Fukushima de 2011. Con una magnitud de 9,1 y un intenso tsunami detrás, dejó alrededor de 9.000 muertos y más de 12.000 desaparecidos. Fue una verdadera tragedia de la que también formó parte el escape de material radiactivo de su central nuclear. 

Para ver el siguiente terremoto en magnitud tenemos que viajar mucho en el pasado, hasta 1707. El 28 de octubre de aquel año tuvo lugar un seísmo de magnitud 8,6 que afectó al suroeste de las islas de Honshu y Shikoku y al sureste de Kyūshū. Murieron más de 5.000 personas y los daños materiales fueron incalculables.

El de Fukushima de 2011 fue el terremoto más intenso de la historia registrada de Japón

Desde entonces y hasta este último terremoto en Japón han tenido lugar otros muchos temblores. Y lo cierto es que no parece que haya una temporada marcada, pues se produjeron en meses muy dispares. Los de mayor magnitud ocurrieron en septiembre de 1923, enero de 1995, marzo de 2001, julio de 2007, junio de 2008, agosto de 2009, febrero de 2010, marzo de 2011, enero y octubre de 2013, noviembre de 2014, mayo y noviembre de 2015 y abril y noviembre de 2016. 

Este último, que de momento ha dejado 4 muertos y 194 heridos, ha ocurrido con unos días de diferencia al gran desastre de 2011. Pero, visto lo visto, no parece más que una casualidad.

Temporada de terremotos

El estudio publicado en 2021 analizó las fechas en las que tuvieron lugar los grandes terremotos de Taiwán. Este país tiene una época de lluvias muy intensas, que se desarrolla de mayo a septiembre. En cambio, entre octubre y abril tiene lugar lo que se conoce como la estación seca. Y es ahí donde parece que se concentran la mayoría de terremotos.

Llegaron a esta conclusión tras recopilar datos de lluvias y terremotos en el país durante varios siglos. Los más antiguos procedían de registros históricos escritos, mientras que los más nuevos incluían también datos satelitales. Esto les permitió disponer de información sobre el almacenamiento de agua subterránea.

La mayoría de grandes terremotos de Taiwán se concentran en los meses de febrero, marzo y abril

Observaron que la gran variación en las precipitaciones entre una mitad del año y otra provoca una caída abrupta de los niveles de agua bajo el suelo.  Casualmente (o quizás causalmente), la actividad sísmica coincidía precisamente con esa caída, con un pico de terremotos en febrero, marzo y abril. También observaron que en esa época las capas superiores de la tierra seca se elevaban, cosa que podría estar relacionada con esa curiosa temporada de terremotos.

Ahora bien, estos datos deben investigarse mucho más a fondo. No está claro que se pueda hablar de una temporada tan marcada como las de tornados o huracanes. De hecho, observaron esta correlación solamente en la parte occidental de Taiwán. Si ni siquiera se puede extrapolar al resto del país, mucho menos debería servir para analizar los terremotos en Japón.

Los seísmos no se pueden predecir

Existen muchos falsos mitos sobre los terremotos. Por ejemplo, se suele decir que muchos sismos pequeños evitan uno grande, porque se alivian las tensiones del terreno. Y también lo contrario: que muchos pequeños son la antesala para un gran temblor. 

Esto puede ocurrir o no. No hay factores que ayuden a predecir un terremoto más allá del terreno. Tampoco hay una temporada de terremotos en la que debamos estar más alerta.  Sí que hay lugares más propensos, por encontrarse sobre zonas de subducción. Estos son puntos en los que una placa litosférica se hunde bajo otra. Las tensiones provocadas por la fricción entre sus bordes son las que pueden dar lugar a los terremotos. Y Japón se sitúa sobre el Cinturón de Fuego, que es una de las zonas de subducción más importantes de todo el mundo.

Japón se encuentra sobre el Cinturón de Fuego, que es una gran zona de subducción

También Taiwán está sobre ese mismo cinturón, responsable de importantes eventos sísmicos y volcánicos. Pero eso tampoco quiere decir que el estudio de 2021 se pueda extrapolar a los terremotos de Japón. 

Por lo tanto, aunque sería bueno tener una época concreta del año en la que los japoneses pudiesen estar ojo avizor, dadas las circunstancias de su país y las evidencias científicas, lo mejor es que lo estén todo el año. De hecho, es uno de los países mejor preparados para resistir a un terremoto. No es para menos, teniendo en cuenta su historial.