En el documental de HBO Max Phoenix Rising: Renaciendo De Las Cenizas, Evan Rachel Wood encara el abuso sexual que sufrió a manos de Marilyn Manson. Pero además de eso, se apropia de su historia frente y detrás de la cámara para lograr un registro poderoso y singular. Más que un testimonio de un hecho violento, el programa en dos partes es una reflexión sobre la violencia. Los matices y subterfugios que nuestra sociedad puede brindar a un camino tortuoso hacia el reconocimiento de una agresión.
Wood, convertida en portavoz involuntaria de víctimas de un tipo de agresión difícil de definir a primera vista, es testigo y también protagonista de un suceso aterrador. Desde sus primeros minutos, el documental Phoenix Rising: Renaciendo De Las Cenizas deja claro que contará un hecho cruento. Que lo hará desde una visión privilegiada y detallada. También que la actriz sostiene sobre sus hombros la extraña eventualidad de ser un rostro que representa a muchos otros.
Con todas lo anterior construyendo un discurso específico, el documental es una travesía ardua por la violencia. La que sufrió Wood como niña en un Hollywood codicioso. La que padeció al convertirse en una joven bajo el foco de la fama. De la mujer adulta que lucha contra leyes que podrían beneficiar a los agresores de maneras dolorosas. Todo bajo la correcta dirección de Amy Berg, que de inmediato deja claro que no se trata de un documento amarillista. Tampoco uno construido para la controversia. En realidad, el documental habla del abuso como parte de una cultura que lo sostiene y lo normaliza. El punto más estremecedor del argumento.
Una estrella en ciernes y una víctima muy joven
Durante su adolescencia y primera juventud, la actriz Evan Rachel Wood se convirtió en la Lolita predilecta de varios directores de la industria hollywoodense. También en un símbolo de rebeldía, belleza y un tipo de estereotipo sobre la juventud desenfrenada que la hizo un símbolo confuso.
De adulta, Wood mira al pasado para comprender ese largo y angustioso trayecto. Lo hace frente a las cámaras y bajo el peso de convertirse en una voz entre muchas para narrar un suceso que se repite con angustiosa frecuencia. Uno de los puntos más agónicos de Phoenix Rising: Renaciendo De Las Cenizas es su exploración del mundo del espectáculo como arena para la violencia sexual. Wood, que mira a la cámara con un aplomo sereno, explica con angustiosa franqueza cómo desde muy joven fue convertida en objeto de explotación.
Primero en Thirteen de Catherine Hardwicke, en la que mostró el rostro de una nueva generación de actrices que parecían fuera de los parámetros habituales. Wood, con apenas catorce años interpretó a un personaje con severos problemas con drogas, sexo y alcohol. Después, en Recortes de Mi Vida en la que prácticamente encarnó a un personaje idéntico. En Down in the Valley, Wood ya encarnaba el mito de la adolescente conflictiva y sexualmente atractiva. Para la actriz, que recuerda la época en Phoenix Rising: Renaciendo De Las Cenizas se trató de un camino “abrumador”. Una época que la convenció “era una adulta, a pesar que no lo era”.
Buena parte del primer capítulo de Phoenix Rising: Renaciendo De Las Cenizas muestra que Wood fue la actriz predilecta de un tipo de papel perverso. La imagen de la adolescente fuera de control, deseable y sexualmente accesible se volvió parte de la percepción sobre ella. Se trató de un trauma a escala complicada que dejó a Wood sin la capacidad de control sobre su vida. Aturdida y al final, herida en lo emocional a un nivel profundo, la actriz llegó a un punto confuso su identidad. Fue entonces cuando conoció al cantante de rock Marilyn Manson.
Abuso, madurez y renacimiento en Phoenix Rising: Renaciendo De Las Cenizas
Si algo sorprende en Phoenix Rising: Renaciendo De Las Cenizas, es el hecho de que la historia del abuso cometido contra Wood es analizado con sobriedad. Muy lejos del efectismo que pudiera haber aprovechado su directora, el documental hace hincapié en el entorno de la violencia. En sus causas y en la forma en cómo a menudo la víctima es aplastada por situaciones que le sobrepasan. Ya sea una anónima o una actriz de renombre. Wood, que se convirtió en musa y fetiche de Mason, fue utilizada como una pieza perversa en un perfomance mayor. También, abusada y maltratada durante años.
Los detalles se muestran con dureza, pero sin el rasgo de amarillismo que podría rodearlo. De hecho, Wood se limita a describir lo que vivió y el contexto que le rodeó. Desde el comportamiento de Manson (que tilda de exagerado, irónico y agresivo), hasta la mujer joven que era por entonces. Wood intenta comprender a la mujer que fue. Y lo hace desde aristas dolorosas. En uno de los momentos más conmovedores del documental, la actriz lee los párrafos de su diario en que describe cómo y cuándo conoció a Marilyn Manson. Era por entonces, una mujer de 18 años, una actriz reconocida y un “espíritu herido”.
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Por supuesto, se trata de la perspectiva de Wood sobre su historia. Y aunque el documental podría hacer más complicado el uso de esa versión única, trabaja para hacerlo creíble. Quizás, sea lamentable que Phoenix Rising: Renaciendo De Las Cenizas haga mediano hincapié en la Wood que renace a partir de la voluntad. En su activismo político y en el hecho de su impulso decisivo en la Ley Phoenix en California. En lo que sí hace énfasis en el hecho que este documental, brillante y bien construido no es una venganza. “No se trata de destruir a un hombre”, dice la actriz. “Es un acto de poder”, añade.