Ya en su destino, el James Webb ha alineado sus espejos y ha captado su primera foto de una estrella totalmente nítida. Este es un hito que se suma a la larga lista de logros de este telescopio espacial, que no ha parado de darnos buenas noticias desde que se lanzó el pasado 25 de diciembre de 2021. 

No es un telescopio al uso. El James Webb es el más grande que se ha lanzado jamás al espacio. Tanto, que ningún cohete podría haberlo impulsado preparado para trabajar. Por eso, fue necesario hacer un poco de papiroflexia espacial y plegarlo de tal manera que cada una de las piezas que lo componen fueran abriéndose durante su trayecto hasta el punto de Lagrange 2.

Llegó a dicho destino el 24 de enero, ya totalmente desplegado. Sin embargo, aún le quedaba ajustar tanto sus espejos como sus instrumentos. Ha empezado por lo primero, alineando todas esas piezas ópticas que le permitirán tomar imágenes de lugares a los que el ojo humano no podría llegar de otra forma. Ya ha finalizado esa parte y, según aseguran desde la NASA, todo ha ido a la perfección. De hecho, como una imagen vale más que mil palabras, la agencia espacial adjunta a la noticia la primera foto de una estrella tomada por el James Webb. Y, desde luego, se ve estupendamente. 

El largo recorrido del James Webb

Durante el mes que duró su viaje, el James Webb fue desplegando poco a poco sus gigantescos espejos, sus paneles solares y, en general, cada una de las piezas que lo componen.

Finalmente, llegó a su destino, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, y lleva casi dos meses orbitando alrededor del punto L2. Pero desde ese 24 de enero estaban previstos 6 meses de ajuste de sus espejos y sus instrumentos.

También ha terminado ya de alinear la cámara de infrarrojo cercano

Ha empezado por la alineación de sus espejos, concretamente por algo conocido como fase fina. En esta, no solo se colocan los espejos, también se analiza “si cada parámetro óptico que ha sido verificado y probado está funcionando en, o por encima, de las expectativas”.

No se encontraron problemas graves, ni contaminación que deba preocupar a los científicos que velan por el James Webb desde la Tierra. De hecho, casi desde el primer momento el telescopio espacial ha sido capaz de recoger la luz de objetos muy alejados y entregarla a sus instrumentos para su análisis. 

Una vez finalizada la fase fina, se ha procedido a alinear la cámara de infrarrojo cercano, pues es el principal generador de imágenes del James Webb. Finalizada esta fase, ya no solo puede recoger la luz, también puede entregarla a su cámara y reproducir imágenes con ella.

NASA/STScI

La primera foto de una estrella de este telescopio espacial

Para comprobar si la cámara funcionaba bien también, los científicos desde la Tierra apuntaron a una estrella cualquiera y tomaron una fotografía. El resultado es perfectamente nítido, por lo que se entiende que todo hasta ahora se ha hecho correctamente.

Llegados a este punto, los ingenieros del James Webb pasarán seis semanas alineando desde la Tierra otros instrumentos, como el espectrógrafo de infrarrojo cercano, el instrumento de infrarrojo medio, el generador de imágenes de infrarrojo cercano y el espectrógrafo sin hendiduras. Cuentan con un algoritmo que analiza el rendimiento de cada uno de estos instrumentos y luego calcula y ejecuta las correcciones necesarias.

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Después habrá que hacer algunos otros ajustes residuales, pero buena parte del camino más arduo ya estará recorrido. De hecho, se espera que los primeros datos científicos del James Webb lleguen a la Tierra en verano de 2022. De ahí en adelante, la foto de una estrella que nos acaba de enseñar como aperitivo será una minucia teniendo en cuenta todo lo que podremos ver con esos ojos artificiales puestos en un lugar tan recóndito del espacio. 

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