A treinta años de su estreno, Instinto básico continúa siendo el centro de un incómodo debate en la historia del cine. Se trata de la película que convirtió en estrella Sharon Stone, y en el gran símbolo sexual de la década de los noventa. Por la misma causa, la película abre un incómodo debate sobre la explotación, el uso directo del escándalo como publicidad y la confrontación. ¿Podría estrenarse una película semejante en la actualidad? ¿Podría incluso debatirse los puntos principales del thriller erótico sin provocar un escándalo entre los grandes debates sensibles actuales? 

Se trata de preguntas inevitables, en especial cuando Instinto básico ha pasado de ser un film polémico a uno incómodo. Desde las quejas de Sharon Stone por haber sido virtualmente engañada por el director Paul Verhoeven para filmar escenas explícitas hasta el trasfondo del guion. Todo parece concebido para ser motivo de confrontación. Por supuesto, era la época en que lo erótico avanzaba de forma firme pero sostenida en el cine comercial. A la vez, Verhoeven, que ya había sacudido a la audiencia con la brutal Robocop, ahora llegaba a un nuevo punto en su afán de provocación. 

De modo que Instinto Básico se convirtió en algo más que una película controversial. Con el cruce de piernas de Sharon Stone para la historia, y su aura de clásico perverso, llega a tres décadas de su estreno en medio del debate. ¿Por qué resulta tan atrayente y dura la concepción de Verhoeven sobre los personajes femeninos en Hollywood? ¿Cuánto hay de mito y cuánto de cierto en todo lo que rodea a la película? Con su estatura de debate retorcido, cada elemento de Instinto Básico es una mirada sobre la cultura. No solo de la década de los noventa, sino la actual. 

La osadía de una actriz desconocida 

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Para 1992, el director Paul Verhoeven era sinónimo de un tipo de cine provocador y extremo cuya polémica le precedía. Por otro lado, Michael Douglas se había convertido en una estrella con la durísima Atracción Fatal (1987) de Adrian Lyne. Un proyecto que incluyera a ambos se convirtió en una especie de reto para Hollywood. En especial, con una historia perversa, erótica e incómoda que pocos estudios estaban dispuestos a producir. 

Instinto Básico se trataba de un guion tramposo, que inquietó a varios ejecutivos de la industria. La historia de una escritora bisexual que asesinaba de forma impune y usaba su sexualidad para manipular escandalizó e interesó a partes iguales. La gran pregunta era si una película que rozaba lo explícito en más de una manera podía ser convertida en una obra comercial. 

Después de todo, el cine con clasificaciones para adultos era todavía un reto como inversión económica. Por otro lado, estaba el problema más complicado de todos. ¿Qué actriz sería capaz de interpretar a la temible, violenta y sexualmente agresiva Catherine Tramell? No era un papel sencillo. De hecho, era uno que requería un tipo de osadía complicada de exigir a las actrices mejores pagadas y más reconocibles de Hollywood. Años después, Verhoeven admitiría que uno de los puntos más complicados de la producción de Instinto Básico fue encontrar a la actriz idónea. “Los desnudos eran el problema”, diría el director holandés. 

En medio de semejante discusión Stone, con la ambición de una celebridad en ciernes y decidida a triunfar, se convirtió en la opción inmediata

De hecho, toda la lista AAA de la industria rechazó el papel femenino en la película. Kim Basinger, Melanie Griffith, Demi Moore, Michelle Pfeiffer, Julia Roberts y Debra Winger se negaron rotundamente a encarnar a la asesina. De modo que Verhoeven apostó por un riesgo imposible. “¿Qué podría ocurrir de contratar a una actriz desconocida?”, cuenta que sugirió a los productores. Paul Verhoeven conocía a la candidata ideal. Una jovencísima Sharon Stone a la que el director había dirigido en Desafío Total dos años antes. 

En medio de semejante discusión Stone, con la ambición de una celebridad en ciernes y decidida a triunfar, se convirtió en la opción inmediata. Claro está, era un salto al vacío. El papel requería desnudos frontales, escenas de sexo explícitas y el gran tabú de la época: escena de sexo entre mujeres. 

Pero Stone no pareció escandalizada ni preocupada. Más incómoda parecía por el rechazo que le mostró de inmediato Michael Douglas, que insistió “no era la actriz que esperaba” para el papel. De hecho, la antipatía entre ambos fue tan directa e incómoda que terminó por convertirse en un punto central del film. La tensión entre ambos actores se hizo evidente en pantalla y un elemento esencial para comprender la relación entre sus personajes. 

Un riesgo osado que costó caro 

Instinto Básico se convirtió en una de las películas más taquilleras del año 1992. También abrió el festival de Cannes y escandalizó a la sofisticada audiencia. Y el motivo no fue su argumento subido de tono o las acusaciones de homofobia. Fue una escena en particular: el ya icónico cruce de piernas de Sharon Stone en el cine. 

La actriz, enfundada en una falda de tubo, estaba desnuda bajo la ropa. Los cinco minutos históricos en el cine desconcertaron al público

Eran tiempos complicados para el cine enfocado en un público más adulto que el que suele interesar a Hollywood. Según contó Michael Douglas para el documental Desmontando instintos de Jacinto Carvalho, la industria se había vuelto “conservadora”. De modo que la premisa de Verhoeven asombró y desagradó a partes iguales. En especial, porque el guion de Joe Eszterhas era osado y “carecía de límites morales”. Claro está, una producción semejante tardó en encontrar productores dispuestos a tomar el riesgo. Finalmente fue Carolco (responsables de Terminator 2) el responsable de llevarlo a la pantalla.

Pero más allá de la historia, fue su escena emblemática lo que la convirtió en motivo de debate y discusión. En la secuencia, el personaje de Sharon Stone se encuentra en medio de un interrogatorio con un grupo de policias. Es entonces cuando cruza las piernas de forma lenta y notoria. La actriz, enfundada en una falda de tubo, estaba desnuda bajo la ropa. Los cinco minutos históricos en el cine desconcertaron al público, enfurecieron a grupos de defensa de los derechos femeninos y convirtieron a Stone en una estrella. 

Treinta años de Instinto Básico

Después de tres décadas, Instinto Básico sigue provocando debate. Sharon Stone insiste en la actualidad que Verhoeven le engañó para filmar la escena. La película se considera misógina y homofóbica. Y en especial, a Verhoeven un director abusivo capaz de utilizar a su actriz para fomentar el escándalo. Pero más allá de eso, la discusión alrededor de Catherine Tramell y la versión de los personajes femeninos en en cine aún es pertinente. 

¿Podría estrenarse Instinto Básico en la actualidad? ¿Podría ser parte de algo más complicado? Es probable que en la película en la actualidad no podría cruzar incluso el límite de la mera posibilidad de producción. Una mirada al recorrido del cine como hecho autoral y como reflejo de la cultura pop.