La fotografía digital hace posible cosas que con la fotografía analógica parecían impensables. Ya solo saltarnos el proceso de revelado es todo un avance. Obtener miles de imágenes, almacenarlas en una tarjeta diminuta, o en la nube. Y editar esas fotos directamente en tu teléfono u ordenador ahorra tiempo y esfuerzo. Pero estas facilidades tienen consecuencias. Por ejemplo, se hace necesario calibrar tu monitor para evitar problemas con la luz y el color de tus fotos.
Lo habrás oído o leído en varias ocasiones. Si vas a editar fotos en tu dispositivo, ordenador, tablet o smartphone, conviene calibrar la pantalla o monitor. Y es que una mala calibración o configuración del monitor puede hacer que una imagen se vea muy diferente en diferentes pantallas o formatos, como digital o papel. Aspectos como los colores, la saturación, la iluminación… Una buena calibración provoca lo contrario. Que sea igual en todas partes.
Calibrar consiste, dice Wikipedia, en “comparar los valores obtenidos por un instrumento de medición con la medida correspondiente de un patrón de referencia (o estándar)”. En fotografía, los valores de referencia son el brillo, el color o su saturación, el contraste y el tono. Se pueden medir y ajustar mediante un dispositivo adicional o mediante el propio software del dispositivo u ordenador. Dependerá del nivel de profesionalidad o fidelidad que queramos obtener.
¿Por qué es importante calibrar tu monitor?
Hay muchos parámetros que afectan a cómo vemos lo que muestra una pantalla o monitor. Para empezar, la luz que hay a nuestro alrededor. No se ve igual de noche que de día, en la penumbra o con luz directa. El brillo del monitor afecta a cómo vemos los colores de una imagen. Si vas a editar fotografía para publicarla, querrás que se vea bien. Aplicar filtros y efectos tendrá consecuencias si tú los ves de una manera y quien vea esas imágenes lo hará de otra forma.
El monitor en sí mismo también influye. El tipo de monitor, su antigüedad, el tiempo que lleve encendido… Por defecto, cada pantalla ha recibido una calibración o configuración de fábrica que, a priori, debería ser suficiente. Pero en ocasiones, esto no es así. Y en el peor de los casos, las diferencias de brillo, saturación o tono en una imagen pueden ser considerables entre dos monitores o al imprimir o revelar.
Métodos para calibrar tu pantalla
Decíamos que hay varias maneras de calibrar el monitor de un dispositivo para editar fotos sin problemas derivados. Podemos emplear un dispositivo de calibración que se coloca delante de la pantalla y se conecta por cable al ordenador o podemos hacerlo con las herramientas que ofrece el propio sistema operativo.
Tanto Windows como macOS cuentan con sus propias opciones para calibrar el monitor si es necesario. Son fáciles de usar y no requieren de demasiado tiempo. Y si quieres ser muy detallista, existen también aplicaciones de terceros, gratuitas y de pago, para realizar esta labor de manera más detallada y con más parámetros.
Incluso puedes calibrar el monitor a ojo, cambiando las opciones del sistema operativo por tu cuenta, empleando una imagen de referencia y tus dotes de fotógrafo. Es un método muy artesanal y requiere experiencia. Así que, para ser más prácticos, acudamos en ayuda del sistema operativo de tu ordenador.
Calibrar tu monitor en macOS
Empecemos por macOS, el sistema operativo por defecto de cualquier ordenador Apple. Si tienes un iMac, un MacBook, MacBook Pro, MacBook Air o Mac mini, la buena noticia es que, salvo excepciones, Apple suele calibrar las pantallas de sus dispositivos con esmero antes de salir de fábrica. Brillo, contraste, gama, luminosidad…
Pero por múltiples razones, puedes encontrarte con un monitor de Apple mal calibrado. O una pantalla externa de otro fabricante. Sea cual sea el caso, desde macOS puedes calibrar el monitor fácilmente. Como dice la ayuda oficial de macOS: “La percepción de los colores en la pantalla puede verse afectada por muchos factores, como la luz ambiental, la posición, el ángulo y la antigüedad de la pantalla”. Veamos cómo ponerle remedio.
Primera parada: Preferencias del Sistema > Pantallas. En el desplegable “Perfil de color” hay una lista de perfiles de pantalla por defecto. Los hay para todos los gustos. Es más, a medida que instalas aplicaciones de fotografía, es posible que se vayan añadiendo perfiles nuevos. Y tú mismo puedes crear perfiles nuevos. Sólo tienes que pulsar en el desplegable y elegir la opción Personalizar…. En la nueva ventana, pulsamos en el botón Más (+) y se abrirá el Asistente del Calibrador de Pantalla.
Este Asistente nos ayudará a lograr nuestro propósito: calibrar el monitor de tu Mac. Siguiendo sus instrucciones, configuraremos los parámetros de manera determinada y, finalmente, obtendremos un nuevo perfil de pantalla al que daremos un nombre. Lo bueno de los perfiles es que puedes activar el perfil que quieras. Puede serte útil si trabajas alternativamente con varios formatos de salida al editar tus fotos. Y si un perfil está mal calibrado, lo eliminas y a calibrar de nuevo.
Otra herramienta que trae macOS sobre fotografía, color y calibración es ColorSync o Utilidad ColorSync. Con ella puedes obtener los datos concretos de cada perfil de color que hay en tu Mac, comprobar que los datos son correctos, etc. Según su ayuda oficial, “puedes utilizar la Utilidad ColorSync para modificar un archivo de imagen, así como añadir efectos, cambiar el espacio de color, volver a muestrear la imagen o corregir los colores y el brillo”.
Calibrar tu monitor en Windows
Si vas a editar fotos en un PC con Windows instalado, podrás calibrar el monitor fácilmente desde las opciones de Pantalla. Las encontrarás en Configuración > Pantalla. Puedes llegar ahí desde el atajo genérico de Configuración al desplegar el menú Inicio o haciendo clic derecho en el escritorio y luego pulsando en Configuración de pantalla.
Una vez en Pantalla iremos a Configuración de pantalla avanzada. Y en esa nueva ventana, pulsaremos en Mostrar las propiedades de adaptador de pantalla 1. O similar. El objetivo es la configuración del monitor principal del PC con el que estamos trabajando. Se abrirá una ventana de Propiedades. Pulsamos en la pestaña Administración del color y, finalmente, en Administración del color…, lo que abrirá otra ventana.
En la ventana Administración del color pulsamos en la pestaña Opciones avanzadas. Ahí encontraremos un apartado llamado Calibración de pantalla. Ya solo nos queda pulsar en el botón Calibrar pantalla. Nos pedirá las credenciales de administrador y abrirá un asistente que nos guiará para obtener un perfil calibrado. Es decir, con la configuración de pantalla necesaria para que las fotografías que veas en tu monitor se vean correctamente en lo que a saturación y brillo se refiere.
Entre otras cosas, el asistente nos pedirá que establezcamos los valores de fábrica de la configuración de color de la pantalla. Es decir, que tendremos que activar la configuración de la propia pantalla manualmente con sus botones físicos. Luego se nos pedirá ajustar los valores de gamma, brillo, contraste y balance de color. Conviene que te tomes tu tiempo para realizar correctamente los ajustes que pide el asistente, ya que así obtendremos una calibración lo más fiel posible a la realidad. Al finalizar, podrás aplicar el nuevo perfil de color y tendrás tu monitor calibrado para poder editar fotos en condiciones.