Si pensamos en una niñera robot nos vienen a la mente cómics y series de ciencia ficción, como Umbrella Academy. Si le añadimos fetos desarrollados en un útero artificial nos parecerá propio de una distopía. Pero lo cierto es que el conjunto de ambas cuestiones es lo que plantea un equipo de científicos del Instituto de Ingeniería y Tecnología Biomédica de Suzhou (China) en un estudio recién publicado en Journal of Biomedical Engineering. Se trata de un trabajo que lleva la inteligencia artificial a límites insospechados.
Y es que no solo están llevando embriones de ratón a la fase de feto y finalmente a un embarazo a término en úteros artificiales. También cuentan con una inteligencia artificial que actúa como niñera, siempre pendiente del desarrollo de sus retoños.
El hecho de que lo estén haciendo en ratones es importante, pues un procedimiento de este tipo no está permitido en humanos a nivel internacional por las implicaciones éticas que supone. No obstante, de momento estos investigadores se lo están tomando como una forma de estudiar más profundamente la gestación. De este modo, podrían obtenerse las claves para solucionar algunos problemas reproductivos y defectos de nacimiento en ratones y, ¿por qué no?, quizás también en humanos.
La historia de la reproducción extracorpórea
El de estos científicos no es el primer útero artificial que se ha creado en la historia. De hecho, la primera vez que se habló de la posibilidad de desarrollar uno fue en 1924.
Aquel año, el científico británico J. B. S. Haldane acuñó el término ectogénesis, para hacer referencia al crecimiento de un organismo en un ambiente artificial y fuera del cuerpo. Fue así como se comenzó a plantear la posibilidad de desarrollar un útero artificial, aunque los primeros estudios completos sobre este tema llegaron ya en el siglo XXI.
Por ejemplo, en 2016 un equipo de científicos de la Universidad de Cambridge logró desarrollar embriones humanos en un útero artificial durante 13 días. A partir del 14 ya no es legal en la mayoría de países seguir adelante con el desarrollo de un embrión humano fuera del ambiente materno, por lo que se detuvo ahí la investigación. Un año después, un equipo de científicos del Children's Hospital of Philadelphia logró mantener fetos de cordero durante cuatro semanas en un útero artificial. Esto, de hecho, inspiró un capítulo de Anatomía de Grey.
¿Pero qué tenían en común esos úteros artificiales con el que acaban de desarrollar estos científicos chinos?
Es una pregunta amplia, pues pueden tener ciertas variaciones, pero todos los úteros artificiales tienen algo en común: un recipiente en el que se introduce un embrión recién formado para simular las condiciones del útero materno durante el embarazo. Para ello, debe haber un aporte continuo de nutrientes y oxígeno, así como un método para eliminar las sustancias de desecho, cuya acumulación puede ser peligrosa. Además, se añaden componentes que emulan el líquido amniótico e incluso puede haber un saco que haga las veces de placenta.
Con todo esto se da sustento al embrión, que sigue su desarrollo a feto hasta finalizar lo que sería un embarazo. Pero durante todo ese proceso pueden pasar muchas cosas. Por eso, es necesaria una monitorización. Y es aquí donde entra en juego la inteligencia artificial con la que estos investigadores han desarrollado a su niñera robot.
Una niñera robot y un útero artificial: más allá de la ciencia ficción
El factor clave que diferencia este nuevo útero artificial de otros desarrollados con anterioridad es lo que sus autores han bautizado como "dispositivo de cultivo de embriones a largo plazo".
Básicamente, consiste en un dispositivo óptico que amplía las imágenes de los embriones y las envía a una inteligencia artificial que los analiza y clasifica según su viabilidad. Están en constante vigilancia, por lo que puede considerarse como una niñera robot. Y es algo esencial, puesto que puede detectar cualquier problema inmediatamente. Ahí reside una de las grandes ventajas de este invento.
Un invento que de momento está llevando sin problemas la gestación de varios embriones de ratón. No sabemos si en un futuro podrá hacerse lo mismo en humanos. Lo que sí sabemos, tanto por este estudio como por los que se han publicado con anterioridad, es cuáles serían algunas de sus ventajas.
Las ventajas de un útero artificial
El desarrollo de embriones y fetos de forma artificial, fuera del organismo, puede conllevar multitud de ventajas.
Para empezar, podría ayudar a ser padres y madres a personas que hoy en día no pueden. Desde mujeres con problemas de salud que les impiden llevar un embarazo a término hasta hombres solteros o parejas de hombres homosexuales. También las mujeres transgénero podrían ser madres. Además, se evitaría que ciertas personas recurran a los vientres de alquiler, una práctica ilegal en muchos países por tratar el útero de las mujeres prácticamente como un recipiente de transporte de mercancías.
Por otro lado, un útero artificial facilitaría intervenir quirúrgicamente un feto en cuanto se detecte que tiene un problema, sin esperar al nacimiento del bebé. Si a esto le sumamos la niñera robot, que puede detectar los problemas en cuanto surgen, se ayudaría a prevenir muchas muertes neonatales.
Pero está claro que sigue conllevando unas implicaciones bioéticas que deben discutirse. Por eso, de momento, si quieren ir más allá de los 14 días estos científicos tendrán que seguir realizando sus experimentos con animales. Quizás este sea el futuro, pero aún no ha llegado el momento para los humanos.