Se ha hablado mucho sobre cómo influyen las deposiciones del ganado sobre el medio ambiente. Pero no se ha tenido tanto en cuenta el caso de otros animales domésticos, como los perros. Es cierto que a día de hoy casi todo el mundo recoge las cacas de sus perros para evitar las multas en ciudades. Pero si se encuentran en mitad del campo la cosa cambia. Al fin y al cabo es abono para las plantas, ¿no? Este puede ser el pensamiento lógico. Sin embargo, un nuevo estudio recién publicado en Ecological Solutions and Evidences demuestra que, en realidad, el pis y la caca de los perros pueden ser bastante dañinos para los ecosistemas.
Lo han comprobado analizando los resultados de las visitas caninas a cuatro reservas naturales belgas durante 18 meses. Se trata de zonas con suelos pobres en nutrientes, por lo que el nitrógeno y el fósforo presentes en la caca y el pis de los perros pueden suponer una sobrefertilización que desplaza a buena parte de la flora a causa del crecimiento excesivo de unas pocas especies de plantas que sí que aprovechan esta gran cantidad de nutrientes.
¿Y qué puede hacerse al respecto? En su estudio, estos científicos, procedentes de la Universidad de Gante, analizan varios factores, como llevar a los perros sueltos o con correa y recoger o no las cacas. Obviamente esto último será beneficioso para el suelo. ¿Pero qué pasa con el resto de cuestiones?
Cuando sobran los nutrientes
Uno de los casos más conocidos en los que el exceso de nutrientes se convierte en un problema es el de los hipopótamos de Pablo Escobar.
El conocido narcotraficante instauró en su día un pequeño zoológico privado en una finca privada, con todo tipo de fauna que nada tenía que ver con la de Colombia. Había muchos animales, pero se volvieron especialmente problemáticos los hipopótamos. Estos se hicieron rápido al medio, reproduciéndose sin problemas y desplazando a otras especies de la zona. Incluso después de que se desmantelara el zoológico.
A día de hoy se les considera un problema por múltiples razones y, de hecho, uno de ellos es el exceso de nutrientes generado por sus heces. Se ha visto que cuando las depositan en el agua se da en esta un aumento de los niveles de nitrógeno que termina con la proliferación de unas pocas especies de algas. El primer problema es que algunas de estas son tóxicas para otros organismos acuáticos. Pero eso no es todo. También el aumento de biomasa dificulta que la luz solar penetre en el agua y llegue hasta los organismos fotosintéticos. Y, además, aumenta la actividad de organismos descomponedores, que consumen grandes cantidades de oxígeno, dificultando aún más la supervivencia de las especies que estaban allí antes de la invasión.
Con el pis y la caca de los perros que pasean por las reservas naturales se ha visto que pasa algo parecido. Aumentan notablemente los niveles de fósforo y nitrógeno y los ecosistemas pueden verse seriamente afectados. En su caso no es en el agua, sino en la tierra y el resultado no sería un exceso de algas, sino de plantas como las ortigas. Pero sigue siendo problemático si desplazan a otras especies. Y eso es precisamente lo que hacen.
La cara peligrosa del pis y la caca de los perros en las reservas naturales
En el estudio se tuvieron en cuenta un total de 500 visitas de 1.600 perros a las cuatro reservas naturales mencionadas. Es solo una pequeña muestra de los 87 millones de canes que se calcula que viven en Europa, según The Guardian.
Entre los datos recogidos por esta investigación, se encuentra que cada perro deposita de media unos 11 kg de nitrógeno y 5 kg de fósforo al año por hectárea a causa de las heces y el pis. Multiplicado por 87 millones son muchísimos nutrientes en exceso. De hecho, en base a los cálculos de estos científicos, dichos niveles estarían prohibidos si se tratase de ganado. Curiosamente, observaron que las cifras eran más altas si los animales se mantenían sujetos con correas. Pero ese no era el factor más importante.
El punto clave era dejar la caca de perro tirada o recogerla. Puede parecer que no pasa nada por dejarla como abono, pero se comprobó que si se recogía se eliminaba prácticamente todo ese exceso de fósforo. De nitrógeno solo la mitad, pues la orina tiene mucho más y no se puede recoger tan fácilmente. No obstante, se solventaba buena parte del problema.
Por eso, la recomendación para los propietarios de perros no es que dejen de pasear con sus mascotas. Pero sí que presten atención cuando hagan sus necesidades. Una caca de perro puede parecer poca cosa, pero si todos hacen lo mismo las consecuencias se vuelven bastante graves.
Y esto es lo que pasa con los perros, pero con otros animales la cosa puede complicarse aún más. De hecho, estos científicos plantean repetir el estudio, pero con gatos. Y es que estos animales, que a veces se dejan pasear libremente, no solo hacen sus necesidades sin miramientos (es lógico, somos los humanos los que deberíamos preocuparnos), sino que también pueden aniquilar a muchos componentes de la fauna silvestre. Dejarles dar un paseo, así sin más, es una malísima idea. Pero esa es otra cuestión.