Entre tantos desafíos que se ha propuesto resolver la medicina moderna se encuentra cómo devolverla la vista a los ciegos. Lógicamente, no todas las personas que han perdido la capacidad de ver lo han hecho bajo las mismas circunstancias, y eso impide que existe una solución uniforme para todo tipo de ceguera. No obstante, sí se han logrado importantes avances en la materia gracias al desarrollo de implantes por parte de distintas empresas; aunque los pacientes que confiaron en los ojos biónicos de Second Sight se han topado con un grave problema.

Según un informe de IEEE Spectrum, alrededor de 350 personas de todo el mundo se han quedado sin soporte en sus ojos biónicos. Esto se debe a que Second Sight ya no existe como tal, de modo que ya no ofrece ningún tipo de mantenimiento, actualizaciones o mejoras para aquellos que han pagado por los implantes y otros servicios afines.

Así, si un ciego sufre un desperfecto técnico que impide el normal funcionamiento de sus ojos biónicos, ya no tiene forma de repararlos. Una situación que sin dudas resultará desesperante para quienes ven en este drama un impacto negativo inmediato sobre su calidad de vida, y una falta de respeto absoluta hacia el gran esfuerzo económico que realizaron.

De acuerdo con el citado informe, Second Sight lanzó dos versiones de su implante retinal. La primera salió al mercado bajo el nombre Argus I, mientras que su evolución se denominó Argus II. Esta segunda variante no consistía únicamente en los ojos biónicos, sino que también incorporaba unas gafas especiales con cámara y una unidad de procesamiento de vídeo que se podía llevar en el cinturón. De esta forma, las gafas capturan imágenes de lo que sucede frente a la persona y las envían al dispositivo de procesamiento; allí se las reduce a patrones en blanco y negro de 60 píxeles y se las envía al implante de 60 electrodos.

Queda claro que este método no les permite ver con normalidad, pero sí genera sombras y distintos tonos de grises que ayudan a los pacientes a entender qué sucede en su entorno.

YouTube video

Los pacientes que confiaron en los ojos biónicos de Second Sight quedaron a la deriva

Los ojos biónicos de Second Sight han demostrado ser un desarrollo tecnológico muy interesante; se posicionaron como una herramienta para permitir que los ciegos se movilicen por su cuenta o cumplan con actividades que no podrían hacer de otra manera. Sin embargo, ahora los usuarios han quedado completamente a la deriva.

La empresa abandonó el desarrollo de sus implantes retinales en 2019, merced a los graves problemas económicos que afrontaba. En 2020 casi va a quiebra pero logró mantenerse a flote con una oferta pública en la que levantó más de 57 millones de dólares; a pesar de ello, en los últimos días se conoció que se fusionará con la farmacéutica Nano Precision Medical. Sus empleados han sido despedidos, y sus directivos no ocuparán cargos jerárquicos en la nueva compañía.

Esto quiere decir, básicamente, que Second Sight ha desaparecido del mapa y se ha llevado consigo cualquier posibilidad de soporte o mantenimiento para quienes usan sus ojos biónicos. Al menos por ahora.

Según indicaron algunos de los pacientes que optaron por el implante retinal de esta empresa, han desembolsado importantes sumas de dinero. Solo el dispositivo Argus II costaba alrededor de 150 mil dólares en el mercado estadounidense; pero esa cifra podía elevarse hasta casi medio millón de dólares al sumar los costos de la cirugía para implantarlo y el proceso de rehabilitación. Al fin y al cabo, los clientes de Second Sight debían "aprender" a ver bajo este sistema poco convencional.

Quienes confiaron en los ojos biónicos de Second Sight no pierden la esperanza de que Nano Precision Medical se haga cargo del soporte. Sin embargo, desde la farmacéutica aún no dieron precisiones al respecto. Su CEO, Adam Mendelsohn, le dijo a IEEE Spectrum que todavía desconocen las obligaciones contractuales para con los usuarios de Argus, pero que tratarían de hacer lo que es éticamente correcto. De todos modos, también dejó otra frase un tanto inquietante, pues expresó que "el pasado simplemente no es relevante para el nuevo futuro".