Todavía con la resaca de San Valentín, puede que haya quien hoy esté estrenando uno de esos típicos juegos basados en las posturas sexuales del Kama Sutra. Tiras un dado y te dice cuál de las muchas poses de este famoso libro de las artes amatorias indias debes hacer con tu pareja. O quizás no sea un dado. Puede que sea un juego de cartas. Hay formatos para todos los gustos, pero hay algo en lo que la mayoría suelen equivocarse: considerar que el Kama Sutra es un libro de posturas.
Este es un mito bastante arraigado en nuestra sociedad. De hecho, hay quien cree que para ser un experto en sexo a lo largo de la vida hay que ir recopilando todas las posturas, como quien caza Pokémons. Pero no hay nada más lejos de la realidad. Este es un libro muy interesante para los amantes de la historia y para quienes tengan interés en conocer cómo era el sexo en otras épocas y en otras culturas. Pero no es un manual de posturas. De hecho, solo una mínima parte del mismo está dedicada a hablar sobre esto.
Sin embargo, cuando en el siglo XIX aterrizó en Occidente, las ilustraciones escandalizaron a los sectores más conservadores de la sociedad y atrajeron poderosamente la atención del resto. A muchos no les importaba el resto del libro. Los explícitos grabados en los que podían verse parejas realizando diferentes posturas sexuales acabaron por eclipsar los otros capítulos y el Kama Sutra dejó de verse como lo que en realidad es. Pero entonces, ¿de qué trata exactamente este libro?
El verdadero contenido del ‘Kama Sutra’
El Kama Sutra (Aforismos sobre el amor en castellano) es, como su propio nombre indica, un sutra. Es decir, un texto en forma de manual típico de la literatura antigua india y medieval, que se encuentra asociado tanto al hinduismo como al budismo y el jainismo.
En este caso, el manual no va dirigido solo al sexo. A grandes rasgos, da las pautas para alcanzar una realización emocional, ahondando en cuestiones como el erotismo, el romanticismo o la vida familiar. No se sabe quién fue su autor y tampoco está claro cuándo se escribió, aunque se considera que fue entre los años 400 antes de Cristo y 300 después de Cristo. Eso sí, a occidente no llegó hasta 1883, pues fue entonces cuando se tradujo del sánscrito al inglés. Y, aun así, entonces no se hizo público a toda la población, con el fin de evitar posibles censuras.
Lo ha explicado a Hipertextual la psicóloga, sexóloga y educadora sexual Laura Marcilla. “Todavía estaba vigente la ley sobre publicaciones obscenas (1857), por lo que se distribuyó solo en círculos privados, eruditos y científicos, porque así podía pasar como que lo estaban traduciendo por un tema científico o de interés cultural”.
De hecho, la dedicatoria de aquella primera edición apuntaba precisamente en esa dirección, al rezar así: “Dedicado al reducido número de ingleses que acogen con gran interés el estudio de las actitudes y costumbres del oriente antiguo”.
No se presentaba por lo tanto como un libro sobre erotismo. Mucho menos sobre posturas sexuales. Y, aun así, podría haber levantado mucha polémica, por lo que los traductores optaron por firmarlo solo con sus iniciales puestas del revés.
Solo un capítulo dedicado a las posturas sexuales
En general, el Kama Sutra consta de 36 capítulos, agrupados en 7 partes. Y solo uno de esos capítulos va sobre posturas sexuales. En el resto se puede leer sobre otras temáticas, como el coqueteo, la colocación de los muebles en casa, la crianza de los hijos, el adulterio o las clases sociales. Sí, es cierto que buena parte del mismo está dirigida a las relaciones de pareja, en todas sus variantes, pero no se centra exclusivamente en las posturas sexuales, como podríamos creer con la concepción que tenemos hoy en día del mismo.
Aun así, para la sexóloga consultada para este artículo es un libro muy interesante desde el punto de vista de la sexología, porque “permite ver cómo en momentos diferentes de la historia y sociedades muy distintas hay cosas que se repiten y otras que son muy diferentes”.
Sí que incide en que hay que tomarlo en su contexto histórico, sin olvidar la época de la que procede. “Hay algunos capítulos que te dan a entender cómo era la situación de las mujeres en aquella época”, señala Marcilla. “Por ejemplo, estaba bien visto que la mujer se inmolase en el fuego cuando se incineraba a su esposo fallecido, porque ¿qué iba a hacer una mujer sin su marido? No podemos perder de vista ese contexto”.
Pero también hay capítulos que llaman la atención por lo innovadores que pueden resultar. Es el caso de uno en el que se lee que “los hombres y las mujeres, al ser de la misma naturaleza, sienten el mismo tipo de placer”. Para Marcilla esto es muy importante porque “rescata la importancia del placer femenino y cómo complacer a las mujeres”.
No olvidemos que esto se publicó, como muy tarde, allá por el año 300 después de Cristo. En 1886 el psiquiatra alemán Richard von Krafft-Ebing publicó un libro, llamado Psychopathia sexualis, en el que catalogaba como perversión cualquier práctica sexual que no estuviese dirigida a la reproducción. El placer, por lo tanto, no se definía como uno de los objetivos del sexo. De hecho, la violación no se consideraba perversión, puesto que podría surgir un embarazo de ella. Estamos hablando de un libro que se escribió más de 1.000 años después. En el que muchos consideraban el lado más avanzado del mundo.
Finalmente, para la sexóloga resulta también muy interesante que el Kama Sutra no se centra en ese discurso coitocentrista que tanto ha calado en la sociedad de nuestros días. “Te permite ver que la sexualidad no está centrada solo en el coito, pues habla del deseo, los abrazos, la seducción, el cortejo…”. Además, “nos da un golpe de realidad en cuanto a que a día de hoy no hemos inventado nada en relación al sexo”. Todo estaba ya inventado.
El sexo no es una clase de contorsionismo
Con todo lo que hemos visto hasta ahora, el Kama Sutra puede verse como un título muy recomendable para los amantes de la historia y la sexología. Siempre que se lea teniendo muy claro el contexto, claro.
Si nos quedamos solo con las posturas sexuales estaremos cayendo en el error de dejar a un lado la inmensa mayoría del libro. Pero también en el error de considerar que las posturas son fundamentales para tener una buena relación sexual. “El sexo no tiene que ser más satisfactorio porque nos pongamos en posturas que parezcan sacadas del Circo del Sol”, sentencia Marcilla. “Es satisfactorio cuando las personas están cómodas, hacen lo que quieren, se comunican bien…” Sí que es verdad que “para algunas personas sí que puede ser bueno tener más posturas diferentes o variar mucho, porque así es menos rutinario, pero no es necesario que sepamos hacer el pino puente o ponernos las piernas detrás de las orejas”. En definitiva, puede que hacer determinadas posturas que requieren un esfuerzo extra nos dé algo más de morbo. Pero no es para nada indispensable.
Ahora bien, lo que sí debemos tener en cuenta es que la variedad en el sexo es importante. Y no solo en lo concerniente a las posturas sexuales. “La rutina sí que puede ser un poco enemiga del deseo”, recuerda la educadora sexual. “La variedad es recomendable, pero no solo en las posturas sexuales. También por ejemplo en el momento del día, la zona en la que se tienen las relaciones, salirnos de la cama, del dormitorio…”. Todos estos son trucos para no caer en la monotonía en parejas que ya llevan un tiempo juntas. “Pero eso no significa que un encuentro puntual en el que solo nos relacionemos en una postura y en el sitio de siempre no pueda ser satisfactorio”.
Además, otro punto que debemos tener en cuenta es que las posturas sexuales no son solo posturas penetrativas, porque el sexo, como ya hemos visto que reconocía el propio Kama Sutra, no tiene que girar necesariamente en torno al coito. "También hay posturas para el resto de prácticas. Al fin y al cabo no son solo para parejas cis heterosexuales o prácticas penetrativas”.
Muchas más posturas que en el 'Kama sutra'
Para terminar, cabría preguntarse cuántas posturas sexuales existen. ¿Tantas como en el Kama Sutra? Afortunadamente, muchas más.
Y es que, a pesar de que está considerado como el libro de referencia de posturas sexuales, es bastante pobre al respecto. Solo hay ocho posturas en general, con ocho variaciones diferentes. Quizás esto parezca mucho. Al fin y al cabo son 64. Pero para Marcilla esa es solo una pequeña representación de todas las posturas que se pueden llegar a realizar.
“Nadie en este mundo va a poder decir todas las posturas que existen, porque además el límite está en la imaginación. Si coges una tradicional y mueves una pierna o un brazo y ya estás cambiando las sensaciones y generas una postura nueva. Yo animaría a la gente a que no coja tantas ideas de fuentes externas y se deje llevar por lo que el cuerpo le pida en diferentes momentos de sus encuentros sexuales. Además, más cantidad no es más calidad. Más no siempre es mejor. Más posturas no tienen que hacer el sexo más satisfactorio y menos posturas bien realizadas o encontrándote a gusto en ese momento sí que pueden dar más placer”.
Laura Marcilla, sexóloga
Así que no, el Kama Sutra no es un libro de posturas sexuales, pero sí que tiene una lectura muy interesante. En cuanto a la variedad, si recibiste uno de esos regalos de San Valentín, tómatelo como lo que es: un juego. Pero si realmente quieres hacer del sexo una experiencia de lo más placentera, prueba a preguntar a tu pareja qué le apetece en vez de dejarlo todo al azar de los dados. La mejor postura, con diferencia, es la comunicación. Prueba a practicarla en todas tus relaciones.