Predecir los terremotos en Japón o en cualquier otro lugar del mundo es imposible. Ni siquiera se puede saber con seguridad si en el marco de un enjambre de pequeños seísmos tendrá lugar uno más grande. Se pueden lanzar algunas hipótesis; pero, a día de hoy, es imposible tener datos certeros. No obstante, la investigación de algunos fenómenos puede ayudar a hacer predicciones que, sin ser exactas, pueden llegar a ser muy útiles para la población. Por eso son tan relevantes los estudios como el que acaba de publicar en Nature Geoscience un equipo de científicos de la Universidad de Texas Austin y la Agencia Japonesa de Ciencia y Tecnología Marino-Terrestre. Y es que, según sus conclusiones, debajo del país nipón podría haber una especie de imán que marcaría las zonas propensas a albergar los próximos grandes terremotos de la zona.

Se trata del plutón Kumano, una gran roca ubicada justo en la zona de subducción de Nankai, donde se han dado algunos de los terremotos más potentes de la historia conocida. En realidad, esta gran roca se conoce desde hace años, pero no se sabía exactamente hasta dónde llegaba, ni cómo interviene en los procesos de tectónica de placas.

Ahora, gracias al big data, estos científicos tienen más datos que muestran que, efectivamente, el plutón Kumano es un buen lugar al que prestar atención para intentar prevenir los grandes terremotos de Japón.

¿Qué es un plutón y qué tiene que ver con los terremotos de Japón?

Al hablar del plutón Kumano no se hace referencia al planeta destronado del sistema solar. Y es que, en realidad, un plutón es un gran cuerpo de magma volcánico que se solidifica antes de salir a la superficie, formando una gran roca subterránea.

De hecho, estas rocas se bautizaron así en honor a Plutón, el dios romano del inframundo, por causas más que obvias.

Concretamente, el plutón de Kumano se descubrió en 2006, en el seno de un estudio destinado a analizar los desencadenantes de los grandes terremotos de Japón. Las imágenes sísmicas mostraron indicios de la presencia de un gran cuerpo rocoso bajo la superficie terrestre, justo en una zona de gran actividad. Pero ha sido necesario el uso de ordenadores muy potentes para poder reunir muchos más datos y, con ellos, hacerse a una idea mucho más exacta de la apariencia de este gran plutón.

¿Y qué es una zona de subducción?

Otro concepto que debemos conocer para entender este nuevo estudio es el de zona de subducción.

Estas son regiones en las que una placa litosférica (mal llamada placa tectónica) se hunde bajo el borde de otra placa. Se forman así los límites convergentes, en los que tienen lugar los roces y acumulaciones y liberaciones de energía que dan lugar a los terremotos.

En este estudio se habla de la zona de subducción de Nankai. Esta es una fosa en la que se originan muchos de los grandes terremotos de Japón. ¿Pero qué tiene que ver con el Plutón Kumano?

Crédito: Adrien Arnulf/ UT Jackson School of Geosciences.

Un ‘imán’ para los grandes terremotos de Japón

El gobierno japonés lleva mucho tiempo invirtiendo en el desarrollo de estudios que ayuden a predecir nuevos grandes terremotos en Japón. 

Dos de los más grandes, con magnitudes superiores a 8, ocurrieron en 1944 y 1946, precisamente en las inmediaciones de la zona de subducción de Nankai. Por eso, estos científicos quisieron analizar si el plutón Kumano echó leña al fuego encendido por esa lucha entre placas.

En 1944 y 1946 hubo dos grandes terremotos en los flancos del plutón

Para ello, utilizaron ondas sonoras para recoger imágenes sísmicas del subsuelo terrestre. Según cómo se desplacen esas ondas por el terreno, se puede saber qué tipo de material están atravesando y tener una idea de la apariencia y composición de aquello que no puede verse. En este caso utilizaron millones de registros recogidos durante 20 años. Por eso, necesitaban un ordenador tan potente como la supercomputadora LoneStar5 del Centro de Computación Avanzada de la Universidad de Texas. El procesado de datos fue un éxito y con él pudieron hacer una reconstrucción en 3D del mundo subterráneo en el que se encuentran la zona de subducción de Nankai y el plutón Kumano. Tenían, por lo tanto, la primera imagen de este último. Al menos una reconstrucción de cómo debe ser.

Pero no solo tenían una imagen. También pudieron ver características de la conformación del plutón y la zona de subducción que ayudan a entender el desarrollo de los grandes terremotos de Japón. Por ejemplo, vieron que el peso del plutón está provocando que la corteza terrestre debajo de él se doble y sobresalga ligeramente. Además, parece ser que  el plutón empuja al agua subterránea a filtrarse debajo de la corteza terrestre, en el manto superior, al exacerbar la flexión de la corteza terrestre.

Todo esto puede empujar tensiones que desemboquen en seísmos. De hecho, vieron que los terremotos de Japón de 1944 y 1946 ocurrieron justo en los flancos del plutón. Por lo tanto, podría ser un punto caliente para la predicción de estos temblores.

¿Y ahora qué?

Este estudio no puede dar fechas de nuevos terremotos en Japón. Ni siquiera puede predecir la magnitud con la que ocurrirán. No obstante, estos científicos esperan que pueda servir para realizar modelos predictivos algo más exactos que los actuales.

Lo ha explicado en un comunicado uno de sus autores, Shuichi Kodaira: “No podemos predecir exactamente cuándo, dónde o cómo de grandes serán los terremotos futuros, pero al combinar nuestro modelo con datos de monitoreo, podemos comenzar a estimar los procesos del futuro cercano. Eso proporcionará datos muy importantes para que la población japonesa se prepare para el próximo gran terremoto”.

Además, esperan poder usar esta supercomputadora para realizar modelos similares en otras zonas de grandes terremotos, como el noreste de Japón, Nueva Zelanda y la región de Cascadia, en el noroeste del Pacífico de los Estados Unidos. Así, aunque no podamos saber con exactitud cuándo volverá a temblar la Tierra, al menos podremos estar prevenidos. Ese es el camino a seguir. 

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