La revolución digital lleva tiempo entre nosotros y, aunque la tecnología nos sigue sorprendiendo con sus avances, hay sectores que están más acostumbrados que otros a aprovechar todas sus posibilidades. En los últimos años, la situación pandémica ha acelerado un recorrido del todo inevitable, situando contra las cuerdas a un país que tropezaba con numerosos obstáculos en su camino hacia la digitalización.

El ámbito educativo ha sido uno de los más perjudicados por las medidas impuestas durante la crisis del Coronavirus. Este sector, muy heterogéneo en cuanto a medios y obligado a hacer grandes cambios en un corto período de tiempo, ha puesto sobre la mesa las luces y las sombras de la transformación digital.

Actualmente, la educación formal convive con propuestas como 42, un campus de programación gratuito y abierto a todo tipo de talento, sin profesores y con espacios diseñados para fomentar la creatividad, el esfuerzo, la superación y el trabajo en equipo. No hay duda de que este tipo de iniciativas innovadoras ya están en marcha, pero ¿en qué estado se encuentra la educación en nuestro país? ¿Cuáles son los retos que tenemos por delante?

La educación a día de hoy

Para resolver estas y otras dudas, hemos hablado con Luis Miguel Olivas, director de Empleabilidad e Innovación Educativa de Fundación Telefónica. Para él, la pandemia “ha sido una explosión y realmente una aceleración de la digitalización en muchísimos sectores productivos y también en el sector de la educación”. Aunque esta situación también ha evidenciado las debilidades del sistema. El cierre de los colegios supuso un duro golpe para muchas familias y centros que no contaban con los recursos necesarios para continuar con las clases online. En ese momento, sostiene Luis Miguel, “se empieza a ver lo que ya se venía hablando desde hace tiempo: que la educación necesita una transformación”.

Sin embargo, para el director de Empleabilidad e Innovación Educativa de Fundación Telefónica, la transformación digital de la educación no consiste en repartir tablets en las aulas. Sino en “acompañar a las personas en estas nuevas necesidades educativas que se están produciendo”. Algo que ya se está llevando a cabo en algunos centros educativos de forma independiente, de la mano de un profesorado más innovador. Pero que cuesta un poco más cuando se quiere sistematizar y llevar a una mayoría de escuelas.

“Un dispositivo sin pedagogía asociada no es educación”

Para Luis Miguel Olivas, estamos en un momento clave para la educación. Ya no hablamos del mundo digital y del mundo analógico como dos esferas separadas. “Ahora mismo el estudiante tiene acceso tanto a la información que le transmite su profesor como a muchísima otra información que él tiene la capacidad de buscar por sí mismo”. Argumenta que esto último es fundamental y que debemos ser capaces de personalizar la educación. Esto es, “poner al alumno en el centro de su toma de decisiones”. Y esto es algo que debe hacerse desde edades muy tempranas.

Los campus de 42, pioneros en innovación educativa

Campus 42, una iniciativa impulsada en España por Fundación Telefónica y otros partners locales, reúne muchas de las claves educativas que van a marcar el futuro del aprendizaje a nivel global. Incluida en el puesto número 10 de las universidades más innovadoras del mundo, se trata de una propuesta que rompe el paradigma de la educación tal y como hoy la conocemos.

42 es una oportunidad única para conseguir una formación integral en las habilidades y competencias digitales que demanda el mercado laboral. Se trata de un campus de programación gratuito y abierto a cualquier persona, sin necesidad de formación o experiencia previas. Un lugar de encuentro en el que los alumnos tienen la libertad de aprender por proyectos, trabajando mano a mano con sus compañeros y por medio de la gamificación. Sin libros ni profesores, 42 llega de la mano de la era digital como una forma de dar libertad a los alumnos, respetar su propio ritmo de aprendizaje y prepararles para los nuevos retos de un mercado laboral en constante desarrollo. Actualmente, cuenta con cuatro campus: Madrid, Urduliz, en Bizkaia, Barcelona y Málaga, en los que cualquiera puede inscribirse gratuitamente.

Luis Miguel Olivas sostiene que, “en la educación del futuro, no tiene ningún sentido que haya un docente que explique la clase y luego los alumnos estudien el contenido y se examinen”. Esto, que constituye el modelo tradicional, se aleja de la realidad. “La gran diferencia entre el sistema educativo y la vida real es que en el sistema educativo primero alguien te explica la teoría y luego te pone la práctica, y aprendes haciendo la práctica, y en la vida real te enfrentas al problema de primeras y solucionando el problema aprendes la teoría”. En 42, el aprendizaje se asemeja más a la vida real. Dentro de este proyecto el alumno es el centro de su toma de decisiones: decide qué estudiar y cuándo hacerlo. Además, desaparece la figura del docente. “No hay profesores, sino que existe un equipo pedagógico que facilita el aprendizaje”.

Pero, ¿tiene éxito este modelo? “Sí, 42 tiene un 100% de inserción laboral”. De hecho, como bien sabe Luis Miguel, “ahora mismo el mercado laboral está demandando otro tipo de competencias clave”. Las empresas piden que los alumnos salgan del entorno educativo con capacidad para explorar y buscar información, trabajar en equipo, tolerar la frustración, ser creativos, liderar y hablar en público. Habilidades que se fomentan mucho más en entornos de aprendizaje más innovadores.

Los retos de la digitalización educativa

En su papel de director de Empleabilidad e Innovación Educativa de Fundación Telefónica, Luis Miguel Olivas identifica dos retos fundamentales de la digitalización de la educación. El primero de ellos es la brecha educativa. Existen muchas familias que no tienen recursos económicos o conocimientos para ayudar a sus hijos a conectarse, y no se les puede dejar atrás. “Desde Fundación Telefónica tenemos clara una cosa: estamos en un momento clave de acompañar a las personas”. “Sabemos que la tecnología nos va a generar oportunidades, pero somos las personas las que vamos a transformar”. La digitalización educativa debe ser necesariamente inclusiva.

El otro reto es la lucha contra los estereotipos. “Necesitamos más mujeres en el ámbito de la tecnología, en el ámbito STEM”. “Tenemos que ser capaces de despertar las vocaciones científicas y tecnológicas en las etapas más tempranas de nuestra educación para que las niñas vean que también la tecnología es para ellas”. Como afirma Luis Miguel, es imprescindible compartir los retos y beneficios de la digitalización con esa otra mitad de la población que a día de hoy no se ve representada en la tecnología. Y esto implica también “romper algunos estereotipos y estigmas sociales”.

Perfilando la educación del mañana

Como ya se ha mencionado, Luis Miguel Olivas sostiene que “la educación del futuro pasa por la personalización del aprendizaje según las necesidades y los ritmos de cada alumno”. Algo que considera clave. Pero también por “trabajar con los alumnos de las etapas educativas más tempranas en otra serie de competencias transversales necesarias” para su futuro profesional, pero también social.

La educación tradicional ha quedado obsoleta, pues no responde a las necesidades de los alumnos. El docente ya no es esa figura de autoridad que posee todo el conocimiento y lo imparte de manera categórica y unilateral. Por ello, su papel debe cambiar. Para Luis Miguel, “el docente tiene que coger el rol de facilitador del aprendizaje del alumno”. Acompañar su proceso tanto en el aula como en casa. Y hay que facilitarle esas competencias.

“Los docentes son la palanca de cualquier cambio educativo”

El trabajo con los docentes en su nuevo rol contribuirá a desarrollar una personalización cada vez mayor en las aulas. Respetar el ritmo de aprendizaje de cada alumno, su independencia y su agencia para tomar decisiones son, como ha mencionado Luis Miguel, cuestiones fundamentales. Como también lo es incluir técnicas de participación y juego para que los alumnos estén motivados, aprendan mediante la acción y mantengan la ilusión y la curiosidad.

La tecnología tiene un papel central en la digitalización educativa y en un mejor aprovechamiento de la educación en general. No obstante, “un mal acompañamiento y una mala educación sobre cómo utilizar la tecnología o hacer un uso responsable de la misma es un problema”. Otra de las cuestiones que debe trabajarse correctamente desde las etapas educativas más tempranas son “precisamente todos los riesgos que de por sí trae la tecnología”. Educar en ciberseguridad y en cómo hacer un uso responsable de la tecnología permitirá a los alumnos aprovechar todas las oportunidades que esta puede darles.

Por ello, es clave trabajar con cuatro agentes: niños, docentes, familia y directores de centro educativo. “Tenemos que apostar por darle a cada uno lo que necesita para que nadie se quede atrás en esta digitalización que es imparable”. Si conseguimos que todos estos agentes adquieran las competencias digitales necesarias y adecuadas, podremos llevar a cabo la transformación educativa que nos merecemos. Como sostiene Luis Miguel Olivas: “La educación, con una visión muy optimista de la tecnología, tiene que ser una educación donde la digitalización sea transversal”.