Los bebés también pueden tener la regla. Siempre que tengan útero, claro. Recientemente, una famosa pediatra de TikTok, la doctora Carole Keim, contestó a las dudas de una seguidora sobre este tema. Explicó que, efectivamente, las niñas recién nacidas pueden tener algo similar a una menstruación. Lo cierto es que no es exactamente un periodo como el que tenemos en la edad adulta, aunque sí tiene un componente hormonal. La pediatra aclara que esta menstruación neonatal no es algo de lo que haya que preocuparse, que apenas dura un día y que no supone ningún problema de salud en las niñas. 

Esto es verdad, en el momento en el que ocurre el sangrado no hay motivos para preocuparse. No significa que le ocurra nada malo al bebé. Sin embargo, en los últimos años se han publicado estudios que relacionan este fenómeno con el sufrimiento fetal y plantean la posibilidad de que pueda relacionarse con trastornos menstruales como la endometriosis durante la adolescencia.

Por ese motivo, si bien el llamamiento a la calma de esta doctora es adecuado, tampoco se debería dejar a un lado este fenómeno. Cada vez son más los científicos que se animan a estudiarlo en mayor profundidad. ¿Pero qué sabemos de él exactamente?

Menstruación neonatal: cuando las bebés recién nacidas tienen su ‘primera regla’

El término de menstruación neonatal surgió a principios del siglo XX y ya puede leerse en algunos manuales y artículos de medicina de 1904.

Por aquel entonces era algo prácticamente observacional. Se veía que algunas bebés recién nacidas tenían un sangrado que, a simple vista, parecía una regla. No parecía que estuviese asociado a ningún problema de salud y no se le dio demasiada importancia.

El término 'menstruación neonatal' ya aparece en artículos de medicina de 1904

Con el paso del tiempo se ha estudiado algo más. Hoy en día se conoce técnicamente como hemorragia uterina neonatal, pues es un sangrado procedente del útero, pero no es una menstruación en sí. De hecho, hay quien también lo conocen como pseudomenstruación.

El porcentaje de nacimientos en los que se da no está claro. La doctora Keim apunta a un 25%. Sin embargo, la mayoría de estudios más actuales señalan a un 5%. Sí que parece darse casi siempre entre los días 3 y 5 de vida del bebé y no durar mucho más de 24 horas.

Generalmente los familiares lo descubren al ir a cambiar el pañal. Encuentran sangre roja brillante que en un principio, como bien explica en TikTok la doctora Keim, puede ser aterradora. Sin embargo, al ver que sale de la vagina y no está relacionada con las heces, comprueban que se trata de una especie de regla. Ahora bien, ¿cuáles son las causas?

Eso sí que parece más o menos claro. Y es que durante el embarazo los bebés están en contacto con las hormonas de la madre. Una de las que se encuentran muy elevadas, especialmente al final de la gestación, es la progesterona. Las niñas pasan su última etapa de estancia uterina muy expuestas a esta hormona y de golpe, al nacer, pierden el suministro. Esto genera una abstinencia muy parecida a la que se da cuando una persona toma anticonceptivos y empieza lo que se conoce como semana de descanso. Eso no es una regla como tal. Es un sangrado que se genera porque el endometrio se debilita al dejar de recibir los estímulos hormonales. A las bebés les pasa lo mismo. Pero no a todas. 

¿Por qué no le ocurre a todas las recién nacidas?

Según explican en un estudio sobre el tema publicado en 2017, el hecho de que solo un 5% de las recién nacidas experimente esta especie de regla puede deberse a la aparición de resistencia a la progesterona. Es decir, los tejidos diana de esta hormona, entre los que se encuentra el endometrio, perderían su capacidad de responder cuando sus niveles están muy elevados.

Por lo tanto, al estar tan expuestas a la progesterona durante tanto tiempo, la capa muscular que recubre el útero, llamada endometrio, dejaría de responder como normalmente hace ante esta hormona. Y si no responde, tampoco hay abstinencia.

¿Podría tener relación con la endometriosis?

Si bien es cierto que la hemorragia uterina neonatal no supone un problema a las bebés que la padecen, sí que podría ser un indicativo de futuros problemas menstruales.

Esto se debe, para empezar, a que parece ser que esta especie de regla se da mayoritariamente cuando ha habido sufrimiento fetal. Por ejemplo, se ha visto que el porcentaje de recién nacidas que la experimentan asciende hasta un 9% cuando se trata de aquellas que nacieron mucho después de que sus madres salieran de cuentas. Además, suele relacionarse con otros problemas gestacionales, como la preeclampsia.

Por todo esto, en los últimos años algunos grupos de investigadores han decidido estudiar más a fondo el fenómeno. Y eso les ha llevado a encontrar cierta vinculación con la endometriosis. Este es un trastorno que se caracteriza por la aparición de tejido endometrial fuera de su lugar. Es decir, en otros lugares que no son el útero.

Las células madre endometriales podrían migrar a la cavidad pélvica y quedar ahí hasta que llegue la regla, formando tejido endometrial fuera de su lugar

Lo que estos científicos plantean es que el tapón mucoso espeso dentro del canal endocervical de los bebés filtra el sangrado vaginal, “predisponiendo a la diseminación endometrial retrógrada en la cavidad pélvica”. Es decir, las células endometriales, tanto si ya se han desarrollado del todo, como si siguen en estado de células madre, pueden viajar fuera de su lugar. En ese caso, las células madre quedarían inactivas hasta que llegara la primera regla de la niña. La primera regla real. Ahí podrían desarrollarse hasta dar lugar a tejido endometrial que no estaría en el útero. Estaríamos ante un caso de endometriosis. 

¿Significa todo esto que debemos asustarnos si nuestra bebé tiene un sangrado neonatal? No necesariamente. En realidad, solo tendría que controlar sus reglas cuando sea mayor para, en caso de desarrollar endometriosis, tratarla cuanto antes. Pero eso es extensible a cualquier persona menstruadora. Porque, por mucho que nos hayan hecho creer, las reglas muy dolorosas no son normales. Si la tienes, acude a un profesional. Independientemente de si sangraste siendo un bebé.