El volcán de Tonga dejó dos víctimas mortales. Eso en lo que a humanos se refiere, pero si nos centramos en la fauna la cosa es mucho más dramática. Lógicamente, las consecuencias para los animales cuyo hábitat se encuentra en las inmediaciones del volcán fueron terribles. Pero la brutal explosión que vino después de la erupción dejó animales muertos a muchísimos kilómetros de distancia. Es el caso de Perú, donde precisamente murieron las dos únicas víctimas humanas. Allí, el inmenso tsunami generado por la detonación vapuleó un petrolero que justo se encontraba descargando en una refinería, dejando caer 6.000 barriles de crudo al mar. Lo que vino después ya lo podemos imaginar.

Todavía hoy, 9 días después de la explosión, continúa el rescate de animales afectados por el vertido. Para algunos ya es demasiado tarde. De hecho, según declaraciones del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre de Perú compartidas por Science Alert, ya han aparecido muchísimas aves y nutrias muertas en playas y reservas naturales peruanas. Otras han podido ser rescatadas con vida, pero su situación es crítica. El escenario, de hecho, recuerda al que dejó en España el hundimiento del Prestige en 2002.

Muchos veterinarios se han ofrecido a trabajar mano a mano para intentar salvar el mayor número posible de animales. Pero la situación se presenta tan negra como el crudo que las olas gigantescas lanzaron al mar.

Tsunami en Perú, el gran azote del volcán de Tonga

Muchos países, como Chile o Canadá, dieron la voz de alarma por la posible aparición de tsunamis tras la explosión del volcán de Tonga.

Perú fue el único de los países que podrían verse afectados que no lo hizo. Quizás porque parecía muy descabellado que se formara un tsunami como consecuencia de una detonación ocurrida a 10.000 kilómetros de distancia. Pero ocurrió.

Perú no dio la alerta por tsunami a la población

Muchas personas vieron cómo su apacible día de playa se convertía en pesadilla cuando las olas se alzaron intentando tocar el cielo. Dos mujeres, de 46 y 23 años, murieron y hubo grandes daños materiales. Pero también medioambientales.

Y es que, inmediatamente antes de que el terror se desatara en la costa, el tsunami se cebó también con un petrolero que se encontraba descargando su contenido como de costumbre. El azote de las olas volcó 6.000 barriles de crudo en el mar, liberando su negro contenido. Miles de animales fueron engullidos por el petróleo sin que se pudiera hacer nada por ellos. Otros, algo más afortunados, se encuentran en tratamiento en el centro de rescate de un zoológico local. ¿Pero qué puede pasar ahora?

Un futuro difícil

Entre los animales más afectados por el vertido de crudo provocado por el tsunami se encuentran las aves. 

Ejemplares de más de 40 especies diferentes han sido evacuados al zoológico Parque de las Leyendas, de Lima, donde están siendo atendidos por veterinarios. El tratamiento comienza por lavarlos con detergentes especiales para retirar el petróleo. Después se les administran fármacos antibióticos y antifúngicos, para prevenir infecciones, y también vitaminas. 

Entre las especies afectadas se encuentra el pingüino de Humboldt, catalogado como especie vulnerable

De este modo se espera salvar la vida de estas aves, entre las que se encuentran varios ejemplares de pingüino de Humboldt. Se trata de una especie única de Chile y Perú, catalogada como vulnerable en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Cada ejemplar perdido es un empujón hacia la perdición en esa terrible lista.  

Pero no solo las especies sepultadas por el crudo sufrirán las consecuencias del tsunami. También aquellas que se alimentan de peces y crustáceos, ya que podrían morir intoxicadas. Se calcula que más de 150 especies en Perú dependen del mar, tanto para su alimentación como para su reproducción, por lo que las consecuencias pueden ser muy graves.

De momento, no solo hay voluntarios afanados en salvar a los animales afectados. También los hay retirando el crudo del mar, antes de que se extienda, llevando el problema más allá de donde se encuentra de momento.

En definitiva, las consecuencias del volcán de Tonga han llegado muchísimo más allá de donde podríamos llegar a imaginar. Quizás un aviso de tsunami habría solucionado algunos de los problemas. Lamentablemente ya es tarde para solucionar eso. Ahora toca salvar a los animales que, una vez más, pagan las consecuencias de los errores de los humanos. 

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