Generalmente, los planetas tienen forma esférica. Sin embargo, se ha teorizado que algunos podrían tener una forma ovalada provocada por el efecto de las mareas. Era solo una teoría, pero ahora por fin tenemos datos de la existencia de un exoplaneta ovalado: el WASP-103b.

Se ha descubierto gracias a los datos obtenidos recientemente por el Telescopio Espacial Cheops, de la Agencia Espacial Europea (ESA), en combinación con datos más antiguos, procedentes del Hubble, de la ESA y la NASA, y el Spitzer, de la NASA. Además, se han usado imágenes de alta resolución captadas gracias al instrumento AstraLux, que se encuentra en el Observatorio de Calar Alto, en Almería. 

Resulta muy curiosa su forma, pero no es la única información interesante que se ha obtenido de este exoplaneta ovalado. Los científicos, cuyos resultados se acaban de publicar en Astronomy and Astrophysics, también disponen de datos muy útiles sobre su composición, que incluso podrían ayudar a entender su origen. Y también hay por ahí alguna pista de que quizás a la estrella en torno a la que gira la acompaña otra. Hay muchos misterios por resolver. Pero empecemos por lo que sabemos hasta ahora. 

La importancia de las interacciones de marea

Tanto la estrella alrededor de la que giran los planetas como los posibles satélites que los orbiten a ellos generan una atracción gravitatoria que se traduce en las conocidas como fuerzas de marea.

En la Tierra, por ejemplo, la manifestación más relevante de estas es la subida y bajada del nivel del mar, provocada por el ligero tirón que ejerce sobre nuestro planeta la Luna. También influye el Sol, pero está demasiado lejos para causar grandes deformaciones.

La interacción gravitatoria de satélites y estrellas provoca las mareas en los planetas

Ahora bien, ¿qué ocurriría si se encontrara mucho más cerca? Durante años se ha teorizado que las fuerzas de marea podrían ser tan grandes como para deformar el planeta; de modo que, en vez de la típica forma esférica, adquiriera una de balón de rugby.

Esta era una sospecha probable, pero no ha sido posible confirmarla hasta que Cheops ha dado por fin con un exoplaneta ovalado.

Un exoplaneta ovalado como un balón de rugby

La función principal del Telescopio Espacial Cheops es localizar exoplanetas a través del método del tránsito.

Dicho método consiste en detectar fluctuaciones en la luz de una estrella que indiquen que un objeto está pasando periódicamente entre ella y el lugar desde el que observamos. En esta ocasión, dicho tránsito se detectó alrededor de WASP-103, una estrella que forma parte de la constelación de Hércules. Esta tiene una temperatura similar a la de nuestro Sol, pero es 1,7 veces más grande. Por eso, cuando encontraron muy cerca y girando a su alrededor un planeta cuyo tránsito denotaba el doble de tamaño que Júpiter y 1,5 veces su masa, los autores de esta investigación, en la que intervienen astrónomos del Centro de Astrobiología del CSIC, pensaron que la intensa interacción gravitatoria entre ellos podría dar lugar a unas mareas que deformaran el exoplaneta. 

Este exoplaneta ovalado tiene una estructura interna similar a la de Júpiter, pero es más grande

Cheops es un telescopio muy preciso, con una gran flexibilidad de apuntado, de modo que permitió detectar las casi imperceptibles señales que delatan una deformación que lo convierte en un exoplaneta ovalado.

Y tanto gracias a este telescopio como al resto de instrumentos mencionados sabemos aún más cosas. Por ejemplo, se ha podido calcular su número de Love. Esta es una cifra que hace referencia a cómo se distribuye la masa dentro de un planeta. Y esto es muy importante; ya que, según ha explicado en un comunicado uno de los autores del estudio, Jorge Lillo-Box, “entender la estructura interna es esencial para comprender los procesos de formación y evolución de sistemas planetarios”.

El número de Love de WASP-103b ha resultado ser similar al de Júpiter. Eso indicaría una estructura interna similar. Pero no debemos olvidar que tiene el doble de radio. Esto indicaría que está inflado, quizás por el calor procedente de su estrella, pero quizás también por otros mecanismos aún por descubrir.

Infografía sobre WASP-103b. Crédito: ESA

Misterios por resolver

Los autores de este hallazgo esperan poder seguir descubriendo datos interesantes sobre este exoplaneta ovalado. Lo harán gracias a los instrumentos y telescopios que ya han usado, pero también esperan contar con el Telescopio Espacial James Webb, una vez que se encuentre operativo.

Cuando el James Webb se encuentre operativo se espera que también aporte datos útiles sobre este exoplaneta

Entre esas preguntas a las que quieren dar una respuesta, una de las más enigmáticas es su movimiento. Y es que, dado su tamaño y su cercanía a su estrella, lo lógico sería que las interacciones de marea les hicieran acercarse más y más, hasta que finalmente fuese engullido por la estrella. No obstante, se ha visto que, en realidad, se está alejando poco a poco de ella.

Esto lleva a pensar que quizás haya una segunda estrella que esté afectando a esa atracción gravitatoria, evitando el desastre.

Pero eso aún no se sabe. Aún queda mucho por descubrir sobre este exoplaneta ovalado. De momento, su forma ya es todo un hallazgo, pero esto no ha hecho más que empezar. 

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