“El amor lo puede todo”. Con esta frase, Paz Padilla se convirtió en una de las personas más mencionadas en redes sociales hace unos días. No es para menos, pues la pronunció en un contexto en el que se hablaba de unos posibles malos tratos. Y tampoco es sorprendente, pues ya causó un gran revuelo hace unos meses, después de defender públicamente las bondades de la biodescodificación, una pseudociencia que busca un componente emocional tanto en las enfermedades como en su curación. Pero, por si fuera poco, a la reacción de la presentadora de Telecinco se unió poco después la de Jelena Ristic, que tras toda la polémica de su marido Novak Djokovic en Australia alegó que “la única ley que debemos respetar todos a través de todas las fronteras es la del amor y respeto por los demás”.

¿Qué sentido tienen las palabras de ambas celebrities? ¿Es cierto que el amor todo lo puede? ¿Es beneficioso para los seres humanos sentir amor?

Para responder a estas preguntas desde una perspectiva más científica, en Hipertextual nos hemos puesto en contacto con el psicólogo Carlos Sanz Andrea. Nos ha dado una visión desde el prisma de la psicología. Pero para entenderla primero debemos tener en cuenta que el amor es un concepto abstracto y que, por lo tanto, se pueden hacer definiciones diferentes en contextos distintos.

¿Qué es el amor?

En la RAE hay hasta 14 acepciones diferentes de la palabra “amor”. Quizás las primeras son las que más se acercan al concepto al que podrían hacer referencia Paz Padilla o Jelena Ristic. “Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”. O “sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear”. O incluso “sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo”.

Puede ser un amor romántico, fraternal o de cualquier otro tipo. Pero, sea como sea, no deja de ser un concepto muy ambiguo, que depende mucho de interpretaciones. Ahora bien, ¿qué podríamos decir que es el amor desde un punto de vista más psicológico? “El amor , desde un punto de vista quizás más frío, es un intercambio de reforzadores entre dos o más personas”, señala Sanz Andrea. “Un condicionamiento apetitivo, como se diría en términos técnicos”.

Desde el punto de vista de la química, el amor es prácticamente un cóctel hormonal

En este punto, el psicólogo aclara que “es necesario entender que cuando hablamos de reforzadores que se intercambian nos referimos a todo aquello que hace una persona en presencia de la otra”. Ni se excluye lo sentimental ni se hace referencia a algo mecánico. “La atención, los presentes materiales, la cercanía física, la intimidad en el caso de las parejas, compartir intereses o actividades, la escucha y el apoyo son lo que configura y sostiene una pareja y lo que crea eso que llamamos amor”. 

Esa podría ser la definición desde un punto de vista más psicológico. Desde el punto de vista de la química, es prácticamente un cóctel hormonal. Porque sí, tanto las mariposas en el estómago que sentimos cuando nos enamoramos, como el apego hacia nuestra pareja, hijos o amigos son el resultado de las hormonas. Una de las más importantes, de hecho, es la oxitocina.

No parece, por lo tanto, que podamos depositar el peso de muchos de nuestros actos en un concepto que es totalmente diferente, según el ámbito desde el que se interprete. Pero, aun así, no deja de ser importante a nivel afectivo.

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Las ventajas de querer y ser querido

El amor, en toda su amplitud, implica establecer lazos afectivos con otras personas. Y eso sí que es algo bueno. “El ser humano es un ser social”, recuerda el psicólogo consultado por este medio.  “El apoyo que recibimos de los demás es directamente responsable de nuestro avance evolutivo y tecnológico. El vínculo que establecemos con amistades, familiares y parejas produce, cuando es sano, una serie de aprendizajes insustituibles”. 

Los vínculos con otras personas pueden aportarnos aprendizajes muy útiles

Esto es beneficioso a nivel mental, pero también puede afectar positivamente a la salud a otros niveles. Por ejemplo, Sanz Andrea cita un estudio desarrollado con población de Kentucky de la Universidad de Louisville, con el que se llegó a la conclusión de que las personas solteras pueden llegar a vivir hasta 17 años menos que las que están casadas. Se trata de un metaanálisis en el que se tuvieron en cuenta un total de 95 publicaciones. Y, si bien no se discute que haya otros muchos factores que influyen en la esperanza de vida, sí que se habla de los beneficios de vivir en pareja. 

Aunque esto, por qué no, podría extrapolarse a otros tipos de lazos afectivos, no necesariamente románticos. “El apoyo social  supone un factor de protección del estrés. Eso se manifiesta en un mejor curso y pronóstico en el caso de padecer trastornos mentales e incluso en una enorme disminución en la probabilidad de suicidio”. 

¿Tenemos idealizado el amor?

Parece por lo tanto que el amor, interpretado como un sentimiento que nos hace establecer lazos sociales, puede aportarnos muchos beneficios. Pero más allá de eso, ¿lo hemos idealizado

“Tenemos un problema al considerar el amor un estado y no un proceso que se construye y se mantiene día tras día. Quizás sea un tópico decirlo pero todavía estamos influenciados culturalmente por esa idea errónea de amor romántico, que corresponde más al encaprichamiento. De hecho en consulta nos encontramos en bastantes ocasiones con personas crónicamente decepcionadas en sus expectativas o arrastrando varios fracasos de relaciones duraderas que decaen a los 3-6 meses en cuanto entran en juego otras situaciones y demandas de habilidades que no se resuelven con la idealización o la pasión”. 

Carlos Sanz Andrea, psicólogo

Y es precisamente cuando nos aferramos a esa idealización cuando pueden venir problemas como los que se leen de frases como las de Paz Padilla o Jelena Ristic. Porque no, el amor no lo puede todo. Y algo más importante aún, no todo vale por amor. 

Por desgracia esto último es una creencia muy arraigada en nuestra sociedad que puede llevarnos a cometer errores peligrosos. Y es que, para empezar, nos olvidamos de la importancia de la reciprocidad. Recordemos que la citaba hasta la RAE. Como bien explica Sanz Andrea, si la reciprocidad se convierte en unilateralidad, el amor pasa a ser sometimiento. “Cuando se produce un desequilibrio en la relación, una de las personas puede verse seriamente sometida, creándose un estado de indefensión aprendida en el que la víctima no recibe esa reciprocidad en sus intentos de establecer contacto”. 

La reciprocidad es muy importante en el amor

Por eso fueron tan graves las palabras de Paz Padilla. Porque muchas personas agredidas creen querer a sus agresores. Y muchos agresores disfrazan sus actos de amor. Ese amor no lo puede todo. Ese amor es dañino y promoverlo como solución a los problemas es muy peligroso. 

Pero no es una creencia dañina solo cuando hay malos tratos. En general, el amor puede concebirse como el combustible de una relación, pero mal mal planteado puede ser también un problema para la misma. “Ciertas creencias adquiridas en nombre de esa vieja idea del amor pueden terminar produciendo que las parejas se mantengan por puro compromiso”, aclara el especialista. “Asimismo, en ocasiones puede producirse la infravaloración de conductas disfuncionales como los celos, racionalizándolos como muestras de amor”.

El lado pseudocientífico de Paz Padilla

Asegurar que el amor lo puede todo, o incluso que lo cura todo, es solo una de las premisas de la biodescodificación. 

Esta es una pseudociencia que asegura que todas las enfermedades, desde la depresión hasta el cáncer, tienen un origen emocional. Por ejemplo, los fallos renales se asocian con problemas de convivencia y el cáncer con viejos resentimientos. Todo esto es un problema, porque culpabiliza al paciente de lo que le pasa. Además, se asegura que si los niños enferman es por influencia de emociones mal gestionadas de los adultos que les rodean, de modo que se culpabiliza al cuidador.

La biodescodificación culpa al enfermo de su padecimiento

Paz Padilla ya reconoció abiertamente su confianza en esta pseudociencia. Como también se ha mostrado seguidora de la bioneuroemoción, que haría referencia a la rama psicológica de la biodescodificación y que, por supuesto, tampoco tiene ninguna evidencia científica. 

Esta, además, es una pseudoterapia que, según nos cuenta Sanz Andrea, ha sido también muy promocionada por Pepe Imaz, entrenador de tenis y gurú de personajes como Novak Djokovic. 

En el caso de Paz Padilla, lo ha aplicado al duelo tras la triste muerte de su marido. Es normal que en situaciones así nos intentemos aferrar a cualquier cosa que nos ofrezca un consuelo. De hecho, es habitual que las pseudociencias se aprovechen de las personas en sus momentos de mayor debilidad. Pero promoverlo con el altavoz que supone la fama televisiva puede ser muy peligroso. 

“Las afirmaciones y bases que sostiene Paz Padilla sobre el duelo y la enfermedad son científicamente no válidas, bárbaras e indefendibles. La correcta gestión de las emociones desde un punto de vista psicológico puede ayudar en el sentido antes descrito de forma tangencial. Por ejemplo, un tratamiento para dejar de fumar implica una mejora en la salud o una activación conductual en la depresión mejora de forma secundaria el estado físico del paciente. Pero todas las teorías que vinculan una emoción de forma causal y simplista, por no decir esotérica, con la existencia de enfermedades no están validadas. Desgraciadamente, los gurús se aprovechan de ese miedo a expresar o sentir emociones negativas para que ciertas personas vulnerables desarrollen una actitud incondicionalmente positiva hacia ellos, o bien abandonen los tratamientos médicos en situaciones de máxima vulnerabilidad”.

Carlos Sanz Andrea, psicólogo

Por eso, por muy bonito que pueda sonar, asegurar que el amor lo puede todo es engañoso y peligroso. El amor es poder. Querer y ser queridos nos hace poderosos y, como bien sabe Spiderman, un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Para empezar, la responsabilidad de saber que hay cosas para las que no todo vale. Ni siquiera si se realizan en nombre del amor.