¿Cuál es el organismo más grande del mundo? ¿Quizás la ballena azul, con sus 29 metros de largo y sus 180 toneladas de masa? ¿O la secuoya Hyperion, cuya altura rebasa los 115 metros? Nada más lejos de la realidad. El organismo más grande del mundo es Pando, un bosque de álamos temblones (Populus tremuloides) de 43 hectáreas de extensión, que se encuentra en las montañas Wasatch de Utah, al oeste de Estados Unidos.

Pero, a ver, ¿cómo puede ser que mencionemos todo un bosque como un solo organismo? Al fin y al cabo, hay bosques mucho más grandes. ¿Por qué Pando sí se considera como tal? Pues lo es, básicamente, porque está constituido por clones. De hecho, son más de 47.000 tallos genéticamente idénticos, unidos a una extensa red de raíces interconectadas. 

Por lo tanto, todos los árboles que componen Pando son un solo organismo, que en total suma más de 6.000 toneladas. Pero no están solos. Y es que esta gran composición de clones es también un ecosistema que alberga a multitud de plantas y animales en su interior. Es un paisaje que vale la pena conservar, de ahí que haya muchas estrategias dirigidas a protegerlo. Sin embargo, según ha explicado en The Conversation Richard Elton Walton, investigador postdoctoral en la Universidad de Newcastle, hay algunas amenazas contra las que es muy difícil luchar. Afortunadamente Pando es fuerte. Ha sobrevivido miles de años y, con suerte, lo seguirá haciendo, aunque los daños colaterales de la acción de los seres humanos se lo pongan más difícil que en el pasado.

Amenazas contra Pando

Pando es un paraje protegido, tanto por grupos ecologistas como por el Servicio Forestal Nacional de los Estados Unidos. Sin embargo, que los humanos no puedan entrar a talar clones no quiere decir que nuestra actividad, de un modo indirecto, no llegue hasta allí.

Por ejemplo, el declive en las poblaciones de lobos o pumas está llevando a que aumenten las de ciervos y alces. Una buena noticia para ellos, sí, pero recordemos que en la cadena trófica debe haber un equilibrio. Ese exceso de ciervos está llevando a que muchos se introduzcan en Pando, donde no pueden ser alcanzados por los cazadores, y se alimenten de los nuevos tallos clonales que comienzan a crecer tras la muerte de los más viejos. 

Los ciervos que se comen los brotes tienen un exceso de población por la escasez de lobos y pumas

Para evitar esto, se ha vallado una pequeña zona, a la que no pueden acceder estos animales. Y la diferencia es clara, pues a día de hoy se ha convertido en un área de crecimiento denso de nuevos brotes, bautizada como el jardín de bambú.

También las enfermedades atacan al organismo más grande del mundo. Lo hacen especialmente tres: el cancro de hollín, la mancha foliar del álamo temblón y la pudrición blanca del tronco. La primera es una enfermedad causada por un hongo llamado Hendersonula tolunoides y afecta principalmente a la corteza, que se agrieta y se cae, dejando a la vista una especie de manchas negras. Además, las hojas se vuelven oscuras y se marchitan.

En cuanto a la segunda enfermedad, causada por el hongo Marssonina populi, provoca lesiones secas en las hojas, especialmente en primaveras húmedas, en las que tiene lugar una gran defoliación. 

Finalmente, la pudrición blanca del tronco la genera el hongo Phellinus tremulae, que descompone la parte central más seca y compacta del tronco, llamada duramen, al penetrar por cicatrices y heridas de las ramas. 

J. Zapell (Wikimedia Commons)

Cambio climático contra el organismo más grande del mundo

Se calcula que Pando tiene unos 80.000 años en total. En todo este tiempo ha tenido que lidiar con enfermedades. Y también con animales herbívoros, aunque quizás no con unas poblaciones tan descontroladas.

En general, podría decirse que el organismo más grande del mundo tendría esto controlado. Sin embargo, a lo que no se había enfrentado todavía es a un gran cambio en el clima. Según los cálculos de los científicos, tuvo su última floración hace unos 14.000 años, tras la última edad de hielo, por lo que ha permanecido en un clima más o menos estable desde entonces.

Las altas temperaturas y la escasez de agua pueden dificultar la formación de nuevas hojas en Pando

Y eso es lo que más preocupa a día de hoy a los científicos; ya que, si esto se suma al resto de amenazas, sí que podríamos estar ante un problema. Además, se encuentra en una zona rodeada de desierto, por lo que estas inclemencias climáticas podrían afectarle notablemente con el paso del tiempo. De momento, en su artículo de The Conversation Walton señala que no hay estudios concretos dirigidos a analizar si Pando ya está sufriendo el azote del cambio climático. No obstante, se sospecha que ya ha tenido que lidiar con una reducción del suministro de agua y un clima más cálido, que dificultaría la formación de nuevas hojas. 

Además, temen que ambos fenómenos puedan desencadenar incendios forestales, que en el organismo más grande del mundo serían tan fatales como en cualquier otro bosque. Sin embargo, el científico de la Universidad de Newcastle se muestra optimista; ya que, según han podido comprobar los investigadores en todos estos años, Pando posee una gran resiliencia. Dado lo que parece que se nos viene encima, desde luego que la va a necesitar. Su nombre en latín significa “yo me extiendo”. De momento, no hace falta que se extienda más allá; pero, al menos, confiemos en que sobreviva muchos años más.