La ciudad de Asuán, en Egipto, ha experimentado recientemente unas anómalas tormentas, desencadenantes de dos desagradables sorpresas. Por un lado, sus ciudadanos, así como los vecinos de algunas aldeas y localidades vecinas, han sufrido las potentes inundaciones provocadas por las lluvias. Es algo muy raro, teniendo en cuenta que en esta zona del planeta no suelen caer más de 10 milímetros de lluvia al año. Pero, por otro lado, han experimentado algo aún más terrorífico. Una plaga de escorpiones que ha causado ya cientos de picaduras y al menos tres muertos.
El motivo es que, acostumbrados a anidar en lugares extremadamente secos, han visto como el agua se apoderaba de ellos. Y, como consecuencia, no les ha quedado más remedio que salir en busca de lugares más altos; como, por ejemplo, las casas.
Este encontronazo ha dado lugar a más de 400 picaduras con graves resultados, pues se trata de una especie de escorpión muy venenoso. Afortunadamente, existe un antídoto, pero la saturación hospitalaria y las condiciones meteorológicas no están siendo de ayuda.
No es una plaga bíblica ni una película de sobremesa de fin de semana. Simplemente es un ejemplo de que las catástrofes de 2020 y 2021 no cesan y esta vez le ha tocado a esta zona del mundo.
Terribles consecuencias tras las tormentas de Asuán
Dicen que después de la tempestad viene la calma. Pero lo cierto es que la situación después de las tormentas de Asuán es de todo menos calmada.
Casi 500 personas han sido atendidas por picaduras de escorpiones de la especie Androctonus crassicauda, más conocida como escorpión árabe de cola gorda. Es habitual en el norte de África y Oriente Medio, donde vive en zonas desérticas. Por eso las inundaciones resultantes de las tormentas les llevaron a huir en busca de un nuevo hogar.
Son muy venenosos, pues su ponzoña, cargada de neurotoxinas y cardiotoxinas, puede causar dolor, hinchazón, problemas cardíacos y respiratorios, hemorragias internas, dificultad visual y, en el peor de los casos, la muerte. Esta puede producirse si el paciente tiene patologías previas o si no se atiende rápidamente. Existe un antídoto, pero el veneno es de acción rápida, por lo que debe administrarse lo antes posible, en menos de una hora.
Los escorpiones que vivieron una guerra
Estos escorpiones formaron parte de un conocido capítulo de la historia: la guerra del Golfo Pérsico.
Este conflicto, que enfrentó a 34 países liderados por Estados Unidos contra la república iraquí entre 1990 y 1991, se desencadenó en un lugar bastante hostil. Por eso, los soldados no se enfrentaron solo a las heridas causadas por las armas. También tuvieron que lidiar con enfermedades como la malaria, con las consecuencias de la inhalación del polvo del desierto y con las picaduras de algunos animales, especialmente serpientes y escorpiones. Y fue precisamente esta especie de escorpiones una de las que más estragos causaron. Esto es así porque, además de directamente en el desierto, acostumbran a anidar en ruinas de edificios descuidados, de modo que el escenario de una guerra era casi un parque de atracciones para ellos.
Ahora, ha sido una nueva catástrofe en Egipto la que ha vuelto a convertirlos en un grave peligro para los humanos. Pero una catástrofe tan natural como las tormentas, posiblemente influenciadas por el cambio climático.
Traslado de médicos
La gran concentración de casos de picaduras de escorpiones tras las tormentas ha provocado cierta saturación hospitalaria en esta ciudad de Egipto.
Por eso, según ha contado el subsecretario del Ministerio de Salud en Asuán, Ehab Hanafy, al medio de noticias Al-Ahram, ha sido necesario trasladar sanitarios de las unidades de COVID-19 para tratar a los pacientes afectados por este problema.
Además, ha sido necesario reunir una gran cantidad de dosis del antídoto, tanto en los hospitales de Asuán como en aldeas y pueblos cercanos.
Mientras, lo sucedido en Egipto sirve como ejemplo de los estragos que puede causar el cambio climático. Y es que esta puede ser la fuerza que empuja la primera de una larga hilera de fichas de dominó, a cada cual más desagradable. Por eso es necesario actuar a tiempo. No se puede hacer nada con las que ya están cayendo. Pero al menos, podemos intentar cortar la cadena.