Tesla vuelve a reportar cifras récord y marca la segunda vez que ha superado los mil millones de dólares en ingresos netos durante un trimestre, tras conseguirlo en el trimestre pasado. La compañía ha generado 1.620 millones de dólares. El dato es especialmente espectacular cuando se hace una comparación interanual. Durante el tercer trimestre de 2020 obtuvieron apenas 331 millones de dólares.
Uno de los datos más importantes de los resultados financieros del tercer trimestre de 2021 de Tesla es el margen de ganancia de 30,5% en la venta de automóviles. La primera vez en la historia de la compañía.
Días atrás Tesla anunció la entrega de 241.300 coches eléctricos y la producción de 237.823 durante el tercer trimestre de 2021, un récord absoluto que los pone en el camino a la entrega de un millón de unidades anuales.
De momento Tesla sigue pareciendo ser relativamente inmune a la crisis de microchips y demás dificultades con las que se encuentra la cadena de suministro de la industria automotriz en la actualidad. De hecho la compañía está fabricando a capacidad total y no son capaces de ensamblar tantos coches como el mercado demanda. En la actualidad los tiempos de espera para la mayoría de sus vehículos es de semanas o meses. En el caso de Europa, con el Model X y Model S hay que esperar un año para recibir uno de estas unidades.
Tesla: hasta 19 diferentes firmwares para sortear la crisis de microchips
Tesla ha sorteado la crisis de microchips aprovechando el hecho que no son una empresa automotriz, sino una compañía de hardware y software. Todo el código de todo el software en sus coches es hecho en casa, no solo de la interfaz gráfica en sus pantallas, sino cada controlador de cada componente de sus vehículos.
Eso les permite modificar el firmware necesario para hacer funcionar un semiconductor o chip particular y adaptarlo para utilizar el de otra compañía. Especialmente útil cuando detectan la escasez de un componente.
Eso ha otorgado a Tesla una ventaja competitiva que ningún otro fabricante de coches tiene. El resto de la industria usa sistemas diseñados o programados por terceros y subcontrataciones. O simplemente no tienen los equipos de software necesarios para reaccionar, modificar firmwares y utilizar componentes de otro proveedor.