La industria automotriz es una de las más golpeadas por la crisis de microchips. Sin embargo, Tesla está logrando eludir la escasez con una maniobra tan inteligente como arriesgada. El fabricante estadounidense ha decidido reescribir parte del software de sus coches para admitir semiconductores alternativos.

El CEO de Tesla, Elon Musk, brindó los detalles este lunes en la presentación de resultados financieros de la compañía. "Pudimos usar chips alternativos y reescribir el firmware en cuestión de semanas", dijo el ejecutivo. “No se trata solo de cambiar un chip; también tienes que reescribir el software", añadió.

Precisamente, esto es posible gracias a la enorme versatilidad de Tesla, que si bien es un fabricante de coches eléctricos, en esencia, es una compañía tecnológica. Sus equipos lograron hacer rápidas modificaciones de firmware y software —que es un proceso extremadamente delicado—, lo que les permitió elegir a otros proveedores de microcontroladores.

Tesla está usando chips diferentes en sus coches, así como diversas variantes de software

Tesla hace frente a la escasez de chips
Crédito: Tesla

Gracias a este movimiento, Tesla logró mantener sus altos niveles de producción. En concreto, entregó más de 200.000 vehículos en el transcurso de los últimos tres meses. Del otro lado, y afectados por la crisis de microchips, gigantes de la industria como Daimler y BMW debieron cerrar algunas de sus líneas de montaje, lo que impactó en miles de unidades menos fabricadas.

Pero la solución de Tesla es momentánea. Si la crisis de microchips sigue agravándose, más proveedores podrían verse comprometidos y, por consecuencia, ninguna actualización de software serviría para mantener los niveles de producción. En este sentido, Elon Musk dijo que la tasa de crecimiento del resto del año estará determinada por el suministro de semiconductores.

Si bien la crisis de microchips es global, las automotrices son una de las más afectadas. Como la demanda supera a la oferta, los fabricantes de obleas se están centrando en los pedidos de chips complejos con mayor margen de beneficio, como los que se utilizan en algunos ordenadores y smartphones. Los fabricantes de coches, que por lo general utilizan chips más baratos y menos complejos, están quedado, por lo tanto, en un segundo lugar.

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