A los corredores, amateurs o profesionales, se les reconoce por varias cosas. Primero, su indumentaria y sus zapatillas deportivas. Ese tema daría para otro artículo. Segundo, su pulsera o reloj inteligente. Hoy en día cualquiera puede permitirse llevar un dispositivo de esos en la muñeca. Y si te gusta salir a correr, te resultará muy práctica para conocer tu distancia recorrida, tu velocidad máxima, tus constantes vitales y otros datos que obtienen los diminutos sensores del dispositivo. Luego, vía WiFi, Bluetooth o con un simple cable USB, puedes enviar esos datos a tu ordenador o smartphone para que un software o aplicación cree mapas, diagramas y gráficos con esos datos.
Las pulseras inteligentes y los relojes inteligentes son ya un dispositivo más a añadir a la lista de gadgets que todo ser humano moderno debe poseer. A saber: altavoces inteligentes, bombillas y enchufes inteligentes, tabletas, smartphones, televisores inteligentes y, cómo no, robots aspirador. Pero la tecnología wearable que conocemos hoy es muy joven. No fue hasta principios del siglo XXI que surgen los primeros prototipos de dispositivos ponibles con Bluetooth. Y el gran momento llega en 2009 con la puesta a la venta de las pulseras Fitbit. Pronto llegarían otros fabricantes como Samsung, Garmin, Huawei, Xiaomi o Apple con sus pulseras y relojes. Lo dicho, un sector en alza muy joven todavía.
Así que pocos podían aventurarse a pensar que en la segunda mitad de los años 80 del siglo pasado, alguien decidiera lanzar unas zapatillas deportivas que hicieran lo que hacen hoy las pulseras inteligentes. Y que ese alguien fuera una empresa de la talla de Puma. Más que nada, porque la miniaturización de dispositivos y sensores estaba lejos del nivel actual. De ejemplo, los teléfonos móviles de la época. El Vodafone VT1 de 1985 pesaba 4’9 kilos y se parecía a una radio de las que habrás visto en películas bélicas ambientadas en guerras pasadas. Y el Motorola 8000X de 1986 pesaba 793 gramos.
Llevar deportivas está de moda
La excentricidad de lanzar unas zapatillas deportivas con un ordenador en su interior tiene una explicación. Es precisamente en la década de los 80 del siglo pasado que surge la moda de llevar ese tipo de calzado. Antes, solo se usaba como calzado deportivo, cuando practicabas deporte. Pero a partir de 1980, llevar unas deportivas, unas “zapas” o unas “sneakers” era algo de obligado cumplimiento si querías destacar. Un cambio cultural relacionado, en gran parte, con el movimiento hip-hop y con el baloncesto.
En este escenario, Nike y Adidas fueron las grandes vencedoras, luchando una contra la otra mientras el resto miraba desde la distancia. Con todo, Reebok, Converse, Puma o New Balance también lograron su trozo del pastel. Pues bien. En este contexto en el que surgen modelos de zapatillas deportivas cada dos por tres, muchas veces patrocinadas o apadrinadas por jugadores de baloncesto como Michael Jordan, Larry Bird o Magic Johnson o por el rapero de turno, todo vale para llamar la atención del público y hacerse con su cariño.
Y en ese contexto, surge la idea de crear las Puma RS Computer, unas zapatillas deportivas en principio para corredores y que destacaba especialmente por ese concepto de computer o computadora. Por fuera, unas zapatillas normales y corrientes de la época en las que predominaba el blanco y el gris claro. Pero en la parte trasera del calzado salía una protuberancia que albergaba un diminuto ordenador. Nada que envidiar a las Nike MAG futuristas que veríamos años más tarde en Regreso al futuro II (1989). Bueno, las de la ficción volaban, pero no eran reales. El ordenador de las Puma RS Computer sí era real.
Según la publicidad de la época, las Puma RS-100 Computer era unas zapatillas de entrenamiento que combinaban tecnología de calzado con computación. El chip que incluía grababa tus carreras y paseos. Información que podías enviar a tu ordenador. Y el software incluido al comprar las zapatillas, permitía calcular el tiempo empleado corriendo, la distancia recorrida y, cómo no, las calorías consumidas. Eso y mostrarte una gráfica comparando tus anteriores ejercicios y tus objetivos o retos futuros. Repito. Estamos en 1986.
También funciona en 64K
Como el WiFi y el Bluetooth todavía no estaban ni se les esperaba, debías conectar esas zapatillas deportivas a tu ordenador de entonces. Es decir, un PC de IBM, un Apple IIE o un Commodore 64 o 128. Precisamente, el lema de la publicidad de estas zapatillas era “It also runs on 64K”, en castellano, “También funciona en 64K”. Por lo demás, para conectar ordenador y zapatillas debías usar un cable de conexión de la época. Y el software que acompañaba el invento venía en un práctico disco o disquete de 5 y 1/4 de la época.
El ordenador del interior de las Puma RS Computer constaba básicamente de una batería, que consumía todo el espacio disponible, y un acelerómetro. En el exterior, el puerto de carga de la batería y de transferencia de datos, dos en uno, y los botones Reset y On/Test. Y su precio, unos 200 dólares USA de la época.
Según explica la prensa de la época, estas zapatillas habían sido diseñadas por el Dr. Peter Cavanagh de la Universidad de Pensilvania. Al parecer, hoy trabaja en la Universidad de Washington, ateniéndonos a la entrevista que la propia Puma publicó en su página oficial. En la actualidad es profesor en el departamento de ortopedia y medicina deportiva. Y, claro está, sus investigaciones están enfocadas en los pies y en el comportamiento de los músculos durante ejercicios de andar y correr. Además, siempre ha sido un aficionado a correr.
Su experiencia en este campo le llevó a publicar en 1980 un libro titulado The Running Shoe Book donde recopilaba toda la información que había ido obteniendo sobre calzado y running. Durante la elaboración del libro, se entrevistó con Armin Dassler, entonces CEO de Puma e hijo del que había sido fundador de la empresa. Según reza la Wikipedia, fue esta segunda generación la que convirtió la joven Puma, de origen alemán, en una empresa internacional.
Cavanagh se convierte, pues, en asesor en ciencias del deporte para PUMA. Y su primera misión es aplicar sus conocimientos para crear una zapatilla deportiva ultramoderna. El resultado, la Puma RS Computer, que introducía mejoras a nivel del propio calzado pero también a nivel tecnológico, la parte más llamativa. El propio Cavanagh explica orgulloso que querían colocar 600 transistores en el equivalente a una pulgada cuadrada, o poco más de 6 centímetros cuadrados. Y para gestionar la información que ofrecía el chip, contaban con un Apple IIE de 48KB o 68KB de RAM. Otro detalle curioso. Para explicar el funcionamiento de la zapatilla y del software que lo acompañaba, redactaron un manual de 45 páginas.
El éxito depende del momento adecuado
Si nunca oíste hablar de las Puma RS Computer es normal. No tuvieron el éxito esperado. Curiosamente, dos años antes, aprovechando los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1984, Adidas había lanzado las Adidas Micropacer, unas zapatillas deportivas con podómetro incorporado y pantalla LCD monocroma. Mostraba tiempo, calorías y pasos realizados. Pero tampoco recibieron la atención deseada pese al evento olímpico. Incluso Nike estaba trasteando con la idea de integrar tecnología en zapatillas deportivas.
Pero, tal y como explica el padre de la criatura, el Dr. Peter Cavanagh, las Puma RS Computer llegaron demasiado pronto. La tecnología era más o menos aceptable para los estándares de aquel entonces. Pero todavía no existía la necesidad de obtener la información que ofrecían los chips y sensores de las zapatillas deportivas inteligentes. Sí, la moda runner estaba ahí, pero no estaba tan desarrollada ni extendida como lo está ahora.
No es hasta el cambio de siglo que surge realmente una tendencia en alza de consumidores que se preocupan por su salud hasta el punto de cambiar sus tendencias de consumo de alimentos y sus hábitos físicos. En este sentido, surgen maratones y medias maratones por doquier. Se pone de moda viajar a otras ciudades y países para participar en ellas, aumenta la media de edad de los runners y, en definitiva, se genera todo un mercado de productos para runners: desde vestimenta a calzado pasando la tecnología que, como expliqué al principio, tiene su mayor exponente en las pulseras Fitbit de 2009. Es en este momento en el que las Puma RS Computer podrían haber tenido éxito incorporando los cambios tecnológicos actuales y sin ese “mazacote” que sobresalía de la zapatilla derecha.
En palabras del creador de las Puma RS Computer, cuando las presentaron a la prensa por primera vez en Nueva York, “la reacción a la zapatilla fue una suerte de genuina incredulidad. ¿Por qué quieres eso? ¿Por qué querrías algo que te dice lo lejos que has corrido, lo rápido que has corrido o cuánto tiempo has estado haciendo ejercicio?”. Él mismo se aventuró a predecir que en la mitad de la década de los 90 del siglo pasado, todo el mundo querría unas zapatillas deportivas que le dijera esos datos: tiempo, velocidad, calorías…
Y se responde a sí mismo: “Resulta que estaba equivocado. No ocurrió hasta mediados de la primera década del siglo XXI. Pero realmente sucedió. Toda esa gente que decía que por qué había que hacer esto se enfrenta ahora a millones de personas obsesionadas con la distancia, la velocidad y las calorías. En ese momento era una tecnología que nadie creía necesitar.”
¡Hemos vuelto!
Como reza el dicho, las Puma RS Computer pasaron por el mercado con más pena que gloria. Llegaron demasiado pronto a un público que estaba a otras cosas. El movimiento runner y la obsesión por medir las calorías y los kilómetros recorridos tardarían en llegar. Pero como explica el propio Cavanagh, hoy en día hay todo un mercado de productos y gadgets enfocados al deporte entre los que destacan los wearables.
Aunque el calzado y la ropa todavía tienen camino por recorrer para integrar tecnología como sensores y chips, Puma decidió relanzar las Puma RS Computer a finales de 2018 a modo de homenaje y sumándose a lo que han hecho otros fabricantes relanzando modelos clásicos. Una manera de llamar la atención, obtener algunas ventas nostálgicas y, quién sabe si descubrir un nuevo filón.
Este lanzamiento se hizo, cómo no, con una serie limitada de 86 ejemplares numerados con el mismo aspecto de la original pero con nuevas funciones como acelerómetro de tres ejes, indicadores LED, un puerto USB de carga y conectividad Bluetooth para obtener los datos en tu smartphone. Una puesta a punto de lo que hubieran sido estas zapatillas deportivas de haberse gestado hoy y no hace más de 35 años.