El lugar en el que aterriza un rover dirigido a estudiar un planeta, satélite, asteroide o cualquier otro objeto astronómico es importante. Por eso se decidió llevar a Perseverance al cráter Jezero y no a cualquier otro punto de Marte. El objetivo de este vehículo es estudiar el pasado geológico del planeta. Y Jezero se presentaba como un lugar idóneo para ello, por la presencia de sedimentos lacustres arcillosos, en los que podría ser sencillo buscar biofirmas. Esa era la teoría que ahora se confirma, pues se acaban de publicar los resultados de un estudio en el que se muestra que ese cráter, ahora seco, en su día fue un lago.

Han sido científicos del MIT los encargados de procesar las imágenes tomadas por las cámaras de Perseverance durante sus primeros meses de estancia en Marte. Y esa ha sido la primera conclusión, pero aún hay mucho que hacer. Por ejemplo, buscar esas biofirmas que ya se predijo que podrían detectarse allí. 

Los primeros pasos de Perseverance

Perseverance aterrizó en el cráter Jezero, en Marte, el pasado 18 de febrero, a poco más de una milla (1,6 kilómetros) de su afloramiento occidental.

Perseverance cuenta con dos cámaras que pueden tomar imágenes a gran distancia

Un afloramiento es una porción de mineral o terreno que sale a la superficie desde el subsuelo. En este caso, se trata de un gran afloramiento, en forma de abanico, que resultaba de gran interés para los investigadores.

Los primeros meses de estancia del rover en el Marte se dedicaron a comprobar que todos sus instrumentos funcionan correctamente. Aunque también se aprovechó este tiempo para hacer algunas fotografías.

A bordo de Perseverance van dos cámaras, llamadas Mastcam-Z y SuperCam Remote Micro-Imager (RMI), que son capaces de tomar imágenes tanto del entorno del vehículo como de distancias más lejanas. Por eso, se pudo fotografiar sin problemas el borde del afloramiento en forma de abanico y también otro afloramiento, llamado Kodiak, que se piensa que debió estar conectado con el principal antes de erosionarse parcialmente. Se trata de un butte, o lo que es lo mismo, una gran colina aislada. 

Una vez tomadas las imágenes, se enviaron a la Tierra, donde los científicos del proyecto Perseverance se dedicaron a combinarlas, hasta obtener fotografías de gran resolución. Esa resolución les permitió medir con precisión el grosor, la pendiente y la extensión lateral de cada capa. Y así, según puede leerse en un comunicado emitido por los investigadores, vieron que “los sedimentos debieron haber sido depositados por el flujo de agua de un lago, en vez de por el viento, las inundaciones en forma de lámina y otros procesos geológicos”.

Además, observaron que el afloramiento principal debió ser un delta, que iba a parar al antiguo lago ubicado en Jezero.

Confirmado el lago, queda mucho por investigar

Recordemos. Tenemos un afloramiento principal en forma de abanico y otro que en algún momento debió estar conectado, compuesto por un butte llamado Kodiak.

En las capas más superficiales hay rocas que solo pudieron ser desplazadas por una gran inundación

Una inspección más cercana a las fotos mostró que en las capas más superficiales de sedimentos del afloramiento principal había grandes rocas y adoquines. Eran rocas de gran tamaño, de hasta un metro de ancho y posiblemente varias toneladas de masa. Moverlas no debe ser fácil, por lo que se necesitaría un movimiento de aguas violento para llevarlas hasta allí.

Esta y otras pistas detectadas en las imágenes llevan a pensar que aquellas rocas pertenecerían al lecho ubicado junto al cráter. Y también que serían arrastradas por una gran inundación repentina que fluyó hasta 9 metros por segundo y desplazó hasta 3.000 metros cúbicos (3 millones de litros) de agua por segundo. 

Todo esto lo encontraron en las capas más superficiales del cráter, pero también es importante comprobar qué hay más abajo. Y gracias a las cámaras de Perseverance han podido comprobar que debajo de esas rocas hay capas de sedimentos más antiguos y mucho más finos. Es decir, posiblemente durante mucho tiempo antes de la gran inundación el lago de Jezero se fue llenando poco a poco por un río que fluía suavemente. Esto debió ser hace unos 3.700 millones de años. 

Solo quedaría saber qué ocurrió en el clima de Marte para que primero se diera una gran inundación y después el lago se acabara secando, dejando el árido cráter que vemos hoy. De momento eso es una incógnita, aunque quizás las rocas podrían tener algunas respuestas. Todo eso habrá que estudiarlo después, cuando los científicos, a parte de las fotos, dispongan de las muestras recogidas por Perseverance y enviadas a la Tierra.

Además, será posible analizarlas en busca de biofirmas marcianas. Es decir, cualquier sustancia que indique que en el pasado pudo haber vida. Incluso piensan que existe la posibilidad de encontrar fósiles. El futuro de la misión iniciada por Perseverance en Jezero se avecina fascinante. Ya sabemos que está posado en un antiguo lago. Pero eso, visto lo visto, parece ser solo el principio.