Una fotografía de Wyoming, en Estados Unidos, llegó hasta España y mostró un problema. Era el de los "cementerios" de las palas de molinos de viento que son enterradas bajo tierra porque sale mucho más a cuenta que reciclarlas. A pesar de que la fotografía se había tomado a miles de kilómetros de distancia, en España esa imagen se compartió en redes sociales y se publicaron artículos explicando cómo funcionaba el reciclaje de los aerogeneradores. De toda la instalación, lo más complicado es darle una segunda vida a las palas. En España no se tiene constancia de la presencia de los "cementerios" como en Estados Unidos, pero el reciclaje de la estructura se perfila como uno de los retos de la industria de la energía eólica. Un reto para el que, en algunos aspectos, no estamos preparados.
Hasta ahora, el reciclaje de las palas de los molinos de viento puede haber pasado desapercibido porque no era un problema que fuera a afectar inmediatamente y porque, además, no es tan grande si lo comparamos con otros sectores como el del automóvil. Los aerogeneradores tienen una vida útil de 20 a 25 años (hasta 30 en algunos casos, si se sustituyen algunos componentes) y no ha sido necesario cambiar la estructura. Sin embargo, esa fecha se acerca cada día más en muchos casos y en España ya se han repotenciado (el término para la modernización de los aerogeneradores) algunos parques eólicos, como el de Malpica, en Galicia.
Miles de palas al viento
Cuando se moderniza una planta, ¿qué hacemos con las palas que pueden medir 20 metros de altura? Lo ideal es darle una segunda vida y, a pesar de que la tecnología avanza y aumentan los recursos, es difícil saber si España está lista para asumir el reciclaje de las palas de los molinos de viento.
Difícil de saber porque serán miles de palas. En España, la Asociación Empresarial Eólica (AEE) cifra en 1.265 los parques eólicos en España. En total, hay 21.419 aerogeneradores, cada uno con tres palas. Por lo tanto, en nuestro país se calcula que actualmente hay 64.257 palas que, más tarde o más temprano, tendrán que cambiarse. "No tenemos constancia de que en España exista un cementerio de palas como en otros países. Quizá se ha llevado alguna pala a un vertedero pero no a gran escala como muestran las imágenes", afirmó Tomás Romagosa, director técnico de la AEE. En su lugar, muchas palas de los aerogeneradores que han tenido que cambiarse hasta ahora han pasado al mercado de segunda mano.
A medida que aumente el número de palas de molinos de viento que tienen que ser reemplazadas, será más difícil que el mercado de segunda mano se posicione como una solución. El reciclaje es la mejor opción. En la Unión Europea han aprobado varios proyectos y ayudas en este sentido: Life-BRIO y Horizon son dos de ellos, algunas ayudas se han catalizado a través del Plan de Acción de Economía Circular 2021-2023, así como investigaciones realizadas en el seno del CSIC. El objetivo es encontrar la tecnología que consiga eliminar la huella ambiental de una pala procedente de la energía eólica.
Una idea española... fuera de España
Tenemos el talento e incluso la tecnología al alcance de nuestra mano pero la sombra de la burocracia vuelve a cernirse sobre España. Alex Costa es el cofundador de Ventos Metódicos, una empresa de sangre española nacida en Portugal. Nacida en 2019, convierte las palas de molinos de viento en lámparas, sillas o estanterías. El objetivo es aprovechar absolutamente todo el material sin recurrir a procesos químicos que, al final, también son contaminantes a pesar de que el objetivo final sea el reciclaje. Una idea española que ha funcionado fuera de España. "Somos españoles, pero nos fuimos a Portugal para crear la empresa por tres razones: la primera, la agilidad burocrática", explicó Costa en entrevista con Hipertextual.
La licencia de gestión de residuos de la energía eólica la consiguieron en el país vecino en 8 meses. "Esa misma licencia la hubiéramos conseguido, de haberlo hecho, en unos 3 o 4 años", afirmó. Incluso en países como Portugal se han otorgado muy pocas porque es un problema "nuevo", aunque las ayudas fomentan los avances en este sentido.
De aquí nace la segunda razón por la que Ventos Metódicos no se creó en España. "Las ayudas que está dando el Gobierno no son ni mucho menos significativas a pesar de que tenemos un Ministerio de Transición Ecológica", dijo en entrevista. En cambio, las ayudas del Gobierno de Portugal han permitido que la compañía cuente con una subvención que les ha permitido desarrollar toda su actividad. "El tercer motivo es tener unas instalaciones acordes y Portugal nos lo permitía", concluyó Alex Costa.
El aerogenerador, sin normativa a la vista
Ventos Metódicos ha trabajado en países como Francia o Alemania. Un parque eólico les contactan para que conviertan las palas de molinos de viento que tienen que modernizar en mobiliario de oficina. El cofundador de la empresa recordó que en estos países han aprobado directrices que exigen a los parques de energía eólica y a las empresas tener un certificado que indique que las palas de los aerogeneradores han sido recicladas una vez retiradas. "Si no es así, les ponen multas o tienen que abonar una cantidad importante de dinero por daño al medio ambiente", aclaró. Esta medida no forma parte, por ahora, de una directriz común europea que tenga que ser aplicada en los países miembros.
"Por desgracia, en este momento los gobiernos no están del todo concienciados con este tipo de reciclaje porque todavía no lo ven un problema". Alex Costa explicó que existen ayudas pero que estas, en el caso de España, están más centradas en la investigación que en el desarrollo empresarial o industrial.
"España tiene que ponerse las pilas porque si una empresa que pretendía ser nacional se tiene que ir a un país extranjero para conseguir arrancar una compañía, eso es significativo. Hay mucha traba burocrática, también judicial porque venimos de un gobierno que estaba en contra de las energías renovables y eso tiene que ir solventando. Entiendo que tiene que ser un proceso paulatino pero sin dormirnos en los laureles porque el problema va a ser mayor".
Alex Costa, cofundador de Ventos Metódicos
La historia de Reciclalia (esta vez sí, en España)
Reciclalia es la única empresa en España con una licencia de gestor de residuos de palas de molinos de viento. Su tecnología permite triturar y separar la fibra de vidrio o de carbono de la pala del aerogenerador para que después pueda ser reutilizada. En su caso, han vivido la burocracia española en sus propias carnes.
"Indudablemente, y como todos sabemos, la burocracia está 'enfrentada' con el inicio de cualquier nueva actividad. Pero este problema se agrava y multiplica, cuando hablamos de una nueva tecnología, por tanto, desconocida por la mayoría de nuestros funcionarios", comentó a Hipertextual Alfonso Bernabé, CEO de Reciclalia. "Esta situación se complica, considerablemente, en nuestro país, que con 17 Comunidades Autónomas y tiene otras tantas legislaciones diferentes", añadió.
En el caso de la compañía española, consiguieron la licencia en Castilla La Mancha pero, tal y como comentaba el CEO de la empresa, ha sido y está siendo un duro proceso poder dedicarse al reciclaje de las palas de un aerogenerador. En primer lugar, y en concordancia con las declaraciones de Alex Costa, Bernabé hizo referencia a las trabas institucionales. "El problema no es otro que los plazos administrativos y que estos no están en sintonía con los plazos de las empresas, sobre todo en sus primeros años de actividad", apuntó.
Palas del aerogenerador: inversiones las justas
Otro de los retos es la inversión. A día de hoy, solamente el CEO de Reciclalia y sus dos socios son los accionistas de la empresa. Ahora están negociando con grandes multinacionales para cerrar inversiones pero, eso sí, "después de que durante estos 10 años nosotros hayamos asumido todo el riesgo de nuestro nuevo desarrollo", advirtió Bernabé.
A todo esto se suma la dificultad de que los actores del mercado de la energía eólica, las multinacionales, sean conscientes de la importancia de los cambios en lo que respecta a la realidad medioambiental. Pero, una vez comprendido, no se acaba el problema.
"Una vez que has conseguido que estas grandes multinacionales comprendan y se interesen en tu propuesta tecnológica nos encontramos con un nuevo problema, directamente relacionado con los volúmenes de suministros que ellos necesitan y que hay que garantizar. Lo normal es que te pidan trabajar con unas capacidades a las que tu compañía aún no ha conseguido llegar, precisamente, por falta de inversión. La famosa pescadilla que se muerde la cola…"
Alfonso Bernabé, CEO de Reciclalia
Reciclalia ha recibido apoyo del Ministerio de Economía e Industria, ENISA y programas como REINDUS. Bernabé coincidió con Ventos Metódicos en que las ayudas relacionadas con la energía eólica están más enfocadas a la investigación que al desarrollo de las empresas. "Las inversiones en investigación son importes más pequeños y más fáciles de financiar. Mientras que la puesta en marcha de equipos industriales, resultado del desarrollo de esas investigaciones, son inversiones mucho más elevadas y los inversores mucho más difíciles de encontrar", subrayó el CEO de Reclalia. A todo esto, se suma la situación económica y la pandemia mundial.
Los molinos de viento atraen talento
A pesar de las dificultades, no faltan iniciativas. Es el caso del equipo de investigación de Félix Antonio López, investigador del CSIC y Responsable del Laboratorio de Reciclado, que ha colaborado también con Reciclalia para el desarrollo de su tecnología. Empezaron a preocuparse por este tema hace 10 años, cuando el reciclaje de las palas de molinos de viento parecía algo del futuro pero que apuntaba a ser un problema.
El equipo del CSIC está detrás de la tecnología R3FIBER, un proceso por el que consiguen obtener fibras de carbono o de vidrio reutilizables. Y es que el problema no está en los aerogeneradores (cerca del 80% está compuesto de material reciclable), sino en las palas. Estas están fabricadas a partir de varios materiales pero el problema principal reside en la fibra de vidrio o de carbono.
La tecnología que desarrollaron se basa en la trituración y tratamiento termoquímico de la pala de molinos de viento una vez que ya se ha reducido el tamaño. En entrevista con Hipertextual, Félix Antonio López explicó que el tratamiento termoquímico permite que los compuestos de la pala se convierten en calor y se adquiere la fibra de vidrio "limpia" para su comercialización. La tecnología está gestionada por Thermal Recycling of Composites (TRC), empresa spin-off del CSIC.
Poco beneficio, pocas empresas
Tenemos la tecnología, ahora solo falta que se implemente a nivel general. "La fibra de vidrio tiene un mercado reducido y un valor inferior a la de carbono". Esta es la que se está empezando a sustituir en el mercado, aunque por ahora la mayoría de palas que están siendo reemplazadas siguen siendo de vidrio.
"Los procesos de reciclado que tienen un coste, en el caso de la fibra de vidrio hace que el beneficio empresarial sea considerablemente inferior a cuando se reciclan las palas de fibra de carbono", añadió. En resumen, Félix Antonio López resumió que como el beneficio es escaso, la aparición de empresas está limitada en este momento.
La normativa -mejor dicho, la falta de ella- lo dificulta todavía más. Para el reciclaje de las palas de molinos de viento no hay en este momento una regulación como si la hay en el caso de otros residuos como los neumáticos, con un sistema integrado de gestión. La clave en este momento es también saber quién tiene que pagar por el reciclado. "¿Lo tiene que pagar el que produce la pala, el propietario del parque, tiene que haber una subvención pública, estatal o autonómica para que haya empresas interesadas en ello? La clave es económica más que tecnológica", sentenció López.
Mercado de segunda mano no es la solución
Hasta ahora, las palas de los aerogeneradores que se han reemplazado han sido absorbidas, en parte, por el mercado de segunda mano. El principal objetivo es vender los molinos de viento que todavía funcionan en países que tienen parques menos desarrollados y una industria de energía eólica menos evolucionada. El otro uso es para tener repuestos de los mismos modelos en otros parques. Vender los aerogeneradores a otros países que están empezando a apostar por la energía eólica es una buena manera de intentar darles una segunda vida a las partes más difícil de reciclar de los aerogeneradores, como las palas. Pero no es la solución definitiva.
En primer lugar, a medida que aumente la necesidad de cambiar los aerogeneradores, será más complicado que el mercado de segunda mano absorba toda la demanda. En segundo lugar, esta es una manera de alargar el problema, que acabará llegando de todas formas. Las instalaciones se han vendido a países del Norte de África, Centroeuropa y también a algunos países de la Unión Europea. Pero llegará el momento en el que estos aerogeneradores lleguen al final de su vida útil.
Si se ha vendido a un país europeo, es posible que la tecnología para reciclar las palas de molino de viento y una posible futura legislación impida que acaben en un vertedero. Pero eso no ocurre en otros países. Por ejemplo, si se venden aerogeneradores a países del Norte de África o que no formen parte de la UE, ¿qué garantías hay de que la gestión de ese residuo se llevará a cabo de una manera adecuada? No las hay. "Desconocemos lo que ocurre a partir de esa venta en esos países. No tenemos un seguimiento posterior", reconoció AEE.
El aerogenerador, inocuo para el medio ambiente
Existe la posibilidad de que en uno de estos países, las palas de los molinos de viento no se reciclen. La AEE, junto con su par europeo WindEurope pidieron al Consejo Europeo que prohíban que se tiren las palas al vertedero en 2025. Aunque también remarcaron que en España no se considera un material tóxico y que es inocuo para el medio ambiente porque no produce filtraciones tóxicas en los acuíferos. Si se compara con el sector del plástico, el reciclaje de las palas es solo la punta del iceberg.
"El peso de todas las palas que se deberían reciclar durante un año es solo el 1.4% del peso de todos los envases que no se reciclan en España", afirmó Tomás Romagosa, director técnico de la AEE. Pero la fotografía de los "cementerios" de palas llama mucho la atención, agregó.
En comparación con el plástico, el residuo que proviene de la energía eólica es menor, pero eso no significa que no sea un problema. Además de las más de 60.000 palas que hay en España -y que en algún momento habrá que cambiar-, se sumarán otras tantas por el compromiso de pasar de 28 GW a 50 GW de instalaciones de energía renovable en 2030. No obstante, los parques eólicos que ya han sido repotenciados han instalado aerogeneradores más grandes y con mayor potencia.
El tamaño importa en la energía eólica
Según Romagosa, el parque de Malpica pasó de tener 69 aerogeneradores pequeños a 11 grandes, que lograban cubrir la misma potencia. Así, el residuo será menor. "Estamos pendientes del tema y hay un compromiso muy fuerte con el medio ambiente. Somos una tecnología que nació para descarbonizar la economía (...) y no queremos que se nos vea como parte del problema", dijo el director técnico de la AEE.
Los expertos coinciden en que el quid de la cuestión no es solamente la cuestión medioambiental, sino la legislación relacionada con la energía eólica. Tal y como está planteada actualmente, no se tiene en consideración el reciclaje de esos materiales.
Básicamente, queda a elección de la empresa o parque eólico que gestiona los aerogeneradores. "Podemos encontrarnos con un pequeño colapso (siempre hablando de colapso del sector) por la imposibilidad de reciclar todas esas palas (...) Son residuos que hace 15 años no existían", dijo Alex Costa.
Por eso, Alfonso Bernabé, CEO de Reciclalia, opinó que más allá de la prohibición del vertido, se podrían adoptar medidas por parte del Gobierno como incentivos fiscales para las empresas de energía eólica que opten por soluciones ambientalmente sostenibles en el desarrollo de su actividad, "como puede ser reciclar en lugar de tirar".
El lado bueno de los aerogeneradores
Félix Antonio López, por su parte, ve un lado bueno. En el que dentro de unos años, cuando más palas de los molinos de viento hayan sido reemplazadas, el sector se active y cada vez más empresas se dediquen a ello. "Puede que surjan otras iniciativas que permitan una mayor competitividad", opinó.
Por eso es importante fomentar el apoyo a las iniciativas relacionadas con la gestión de residuos eólicos. Las cifras hablan por sí solas: La Asociación Empresarial Eólica estimó que cerca de 25.000 toneladas de palas de aerogeneradores se convertirán en residuos. Solo en España. En 2050, el número de desechos en todo el mundo por parte de la industria eólica podría superar las 43 millones de toneladas.