En el documental Clichés del cine de Hollywood: La lista definitiva de Netflix, el actor Rob Lowe hace un repaso a los clichés del cine. Pero en realidad, recorre al séptimo arte desde las fórmulas que le han convertido en parte de un lenguaje universal. Para bien o para mal, la repetición de tropos, giros argumentales, líneas y puntos de vista también es una forma de entender nuestra cultura. Una manera de recorrer el motivo por el cual el cine sigue siendo una forma de entretenimiento tan popular y tan influyente.
¿Por qué todavía el cine es significativo? Es una de las cuestiones que plantea Clichés del cine de Hollywood: La lista definitiva. De forma casi sutil, el programa de Netflix analiza la permanencia de algunas ideas, pero también confronta otras tantas. Al final, el cine, como toda obra que se sustenta de la cultura popular es un reflejo de lo colectivo. Quizás por eso, esta colección de pequeñas ideas insistentes dentro de lo cinematográfico sea una metáfora de qué nos hace comprender el cine a profundidad. Apreciar su trascendencia e importancia en la forma de narrar el mundo y la época de la cual procede.
¿Cuáles son los cincos clichés que pueden contar el cine contemporáneo? Después de ver el programa, hicimos una selección de algunos que son un reflejo realista del cine como vehículo de cultura.
Clichés del cine de Hollywood sobre personajes
El negro mágico
Según Clichés del cine de Hollywood: La lista definitiva, el “negro mágico” es uno de los estereotipos raciales más comunes en el cine. Y de hecho, el cliché lleva al debate de cómo se percibe a ciertos personajes dentro del ámbito de Hollywood. No es una mirada cómoda. Según la definición usual, se trata de personajes negros cuyo único motivo para existir es ayudar a los blancos en sus problemas emocionales e intelectuales.
Se trata de una perspectiva que tiene raíces en el racismo y en la forma como por décadas, los afroamericanos se percibieron en el cine. En el programa se debate acerca de películas como La Milla Verde de Frank Darabont y Leyendas de vida de Robert Redford. En ambas, los personajes interpretados por Michael Clarke Duncan y Will Smith no tienen otro propósito que aliviar los problemas de otros. E incluso se analiza la repercusión incómoda de la ganadora Green Book: una amistad sin fronteras de Peter Farrelly, una nueva revisión sobre el estereotipo.
Manic Pixie Dream Girl
El término, acuñado por el crítico Nathan Rabin al analizar Elizabethtown de Cameron Crowe, es más incómodo aún. Se trata de una referencia directa a los personajes femeninos que solo están en la trama como una insólita idealización colectiva. Según el crítico, solo “están ahí para ayudar a los hombres inseguros a perseguir su propia y egoísta felicidad”.
También es una forma de comprender cómo se suelen interpretar a las mujeres según los estándares del cine norteamericano. Desde películas como Scott Pilgrim contra El Mundo hasta Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. El recurso de una mujer misteriosa, extraña y capaz de ser un enigma para un hombre en los problemas emocionales se repite con gran frecuencia. De hecho, la Clementine Kruczynski de Kate Winslet se queja en voz alta del tema. “No quiero ser la mujer que te inspire o te haga mejor”.
El ejército de un solo hombre
Fue el cliché inevitable de las películas de acción de los años ochenta y también una rara manera de entender el poder masculino. El cliché del cine hace referencia a hombres de capacidades imposibles que enfrentarán obstáculos gigantescos. Rambo, cualquiera de los personajes de Arnold Schwarzenegger y Clint Eastwood son parte de la categoría. ¿El hombre que humanizó el cliché y lo convirtió en algo nuevo? Sin duda, el John MCclane de Bruce Willis en Jungla de Cristal.
A pesar de ser un cliché todavía popular — y tener una serie de reinvenciones actuales -es el ha evolucionado de mejor manera. Incluso el más reciente James Bond en Sin tiempo para Morir — el cliché por excelencia — creció hasta convertirse en un personaje tridimensional. Una novedad que agregó interés a la trama y a la película.
Los clichés del cine en los decorados
La bolsa de comida con la Baguette y hortalizas
Puede parecer hilarante — y lo es — pero aún es un cliché popular para determinar que un personaje vive su vida común. Desde escenas de Búsqueda Implacable — con Liam Neeson llevando una bolsa de pan — hasta en películas de Hitchcock. La bolsa de comida representada exactamente igual es una especie de visión sobre lo cotidiano que unifica la idea de la vida corriente. No importa si el personaje está a punto de enfrentarse a horrores o si va su boda, la cuestión de la comida visible establece su humanidad.
Tampoco importa el país en que se encuentre, región o incluso época. La repetición del cliché deja algo claro. ¿Qué tanto muestra Hollywood sobre el tiempo y lo cotidiano? Es una pregunta interesante que el programa se plantea desde cierto humor burlón.
Bombas de relojería: el cable azul y el rojo
No hay dilema más desesperado en una película de acción que el de desmontar una bomba. Y decidir qué cable será el que pueda detener el conteo final. Desde principios de los años treinta en el que la cuestión se planteaba entre el cable fino y el grueso, el tropo es inevitable. Y es también una forma de plantear dilemas de vida o muerte. La típica se extiende a infinitas variaciones. La franquicia James Bond la ha reinventado en docenas de versiones. La escena se hizo icónica en la secuela de Arma Mortal con un jovencísimo Mel Gibson salvando la vida de Danny Glover.
Al final, más que decidir qué cable es el correcto, se trata de entender la fugacidad de la vida. O eso parecen sugerir incluso varios de sus usos más burlones, extraños y psicodélicos.
El comedor de manzanas: la arrogancia inevitable
Según Clichés del cine de Hollywood: La lista definitiva, cuando un personaje come una manzana solo indica una cosa: arrogancia. Y lo hace desde la perspectiva de que la manzana es también una forma de hacer hincapié en cierta libertad interior. Lo hizo Tom Cruise en Cuestión de Honor, también en varias escenas de Misión Imposible. Lo mismo todo villano que se precie, como Draco Malfoy en varias películas de la franquicia Harry Potter. Y por supuesto, Héctor Barbossa (Geoffrey Rush) en Piratas del Caribe.
El gran final: felicidad para todos
La carrera del hombre — o la mujer — en busca del amor
Pero no todos los clichés son análisis sobre la conducta política o la percepción de Hollywood sobre lo simbólico. También hay varios que celebran el punto más alto de toda historia: el gran final. Y uno de los más conocidos es el de la gran carrera del personaje por amor.
Ya sea Julia Roberts en La boda de mi mejor amigo o la clásica escena de El Graduado con un jovencísimo Dustin Hoffman. Correr por amor es un clásico del cine que está en todas partes. Ya sea a pie o corriendo en vestido de novia — Como Kirsten Dunst en Spider-Man 2 — el gran final es para celebrar.
Aunque parezca curioso, este cliché tiene reminiscencias literarias. En todos los romances medievales siempre hay una gran apoteosis de amor que termina en la llegada del caballero en busca de su amada.
El cliché del villano que cae desde grandes alturas o explota
Lo estás pensando y tienes razón: la caída de Hans Gruber de Alan Rickman en Jungla de Cristal es el punto más alto del cliché. Pero también es parte de la gran convicción del cine que al final el bien triunfará. Y mejor si el malo termina con una probada a su propia medicina, como demostró Kingsman: el servicio secreto de Matthew Vaughn.
La línea del horizonte brillante con cualquier cosa con ruedas
La icónica imagen del héroe alejándose hacia el horizonte en una apuesta de Sol o en un amanecer forma parte de la historia del cine. Y lo es por un motivo: durante los primeros años de la Industria fue la toma más barata. También la más popular, la más emblemática y la más épica. Después de un largo trayecto de dificultades, ¿qué mejor que una gran despedida? Y que lo diga cualquier Western o incluso, fenómenos pop como Indiana Jones y la última cruzada.