El miedo a la oscuridad es uno de los más comunes en niños. Por eso, a veces sus padres recurren a truquitos como los quitamiedos, esas lucecitas que se dejan encendidas durante la noche para que el pequeño no sufra. Incluso hay muñecos que se iluminan. ¿Quién no quiso o tuvo un gusiluz de pequeño? Ahora bien, ¿son realmente recomendables estas tácticas?

Hoy en día la ciencia en torno a la investigación de los ritmos circadianos ha avanzado mucho. Por eso sabemos que dormir con una luz encendida no es una buena idea, tengamos la edad que tengamos. ¿Pero hay alternativas? ¿Es realmente un error tan grave usar este tipo de triquiñuelas para combatir el miedo a la oscuridad?

Estas son algunas de las preguntas que trataremos de responder con este artículo. Spoiler: no es lo óptimo, pero tampoco debemos culpabilizar a los padres que lo hacen.

La importancia de mantener los ciclos de luz y oscuridad

Todos estamos más o menos familiarizados con el concepto de los ritmos circadianos. Son cambios que se dan en nuestro cuerpo de forma periódica, en ciclos de 24 horas. Y responden a diversos estímulos, como la luz.

Con la luz se inhibe la secreción de melatonina, sobre todo si es luz azul

Esta, de hecho, influye por ejemplo a la hora de dormir. Generalmente estamos despiertos de día y dormimos de noche. O al menos así debería ser. Y esto es algo para lo que nuestro organismo se prepara gracias a impulsores como la melatonina. Esta es una hormona cuya secreción favorece el sueño. Se segrega principalmente en condiciones de oscuridad, pues cuando la luz penetra a través de las retinas, esta señal es recibida por el núcleo supraquiasmático-una estructura ubicada en el hipotálamo que se conoce por ser el centro de control de los ritmos circadianos- y, desde allí, se envía el mensaje de inhibir la secreción de melatonina. 

En resumen: la melatonina se segrega cuando hay oscuridad, pero su secreción se inhibe con la luz. En general con cualquier luz, pero sobre todo con aquella con un mayor componente azul en el espectro electromagnético. Son las luces que a simple vista vemos más blancas, como los fluorescentes que se suelen usar en las cocinas. No hay problema con tenerlas en esta parte de la casa, pues se supone que debemos mantenernos despiertos mientras cocinamos. Sin embargo, es muy mala idea usar este tipo de luces en el dormitorio, ya que si la tenemos encendida hasta justo antes de dormir nos costará mucho coger el sueño. Y qué decir de los quitamiedos o muñecos gusiluz que usamos con los niños para que pierdan el miedo a la oscuridad.

No deja de ser una luz encendida durante toda la noche, o al menos durante el principio, pues es cierto que algunos se programan para apagarse cuando pasa un tiempo determinado. ¿Puede eso entonces afectar al sueño de los peques de la casa?

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Otras formas de perder el miedo a la oscuridad

En Hipertextual hemos hablado sobre los quitamiedos y gusiluz con María Ángeles Bonmatí, bióloga e investigadora del laboratorio de cronobiología de la Universidad de Murcia. En su opinión, sí que puede influir, pero no tanto como para culpabilizar a los padres por ello. “Por un lado, lo mejor sería intentar que el niño pierda el miedo a la oscuridad sin necesidad de iluminar la habitación”, comenta. “Por otro lado, lo del juguete iluminado o el punto de luz quitamiedos quizá es la opción fácil y la vida ya es demasiado complicada a veces, así que tampoco vamos a criminalizar a quien opte por ella”.

Se puede animar a los niños a jugar a oscuras para que se familiaricen con la oscuridad y pierdan el miedo

Ahora bien, hay que incidir en lo primero. Quizás lo mejor sea buscar otras formas de que los niños pierdan el miedo a la oscuridad. Y esto es algo en lo que están de acuerdo los psicólogos. Por ejemplo, en 2016 Ana María Jiménez Ballester,  profesora colaboradora en el departamento de Psicología de la Universidad Internacional de Valencia, escribió para esta institución un artículo sobre el tema. En él, comenzaba dejando claro que a veces el primer paso es comprobar que, efectivamente, lo que le pasa a los niños es que tienen miedo a la oscuridad. Podría ser que simplemente estén buscando posponer el momento de irse a la cama, pues supone algo aburrido para ellos. Sería importante hablar con ellos y explicarles la importancia de que descansen adecuadamente.

Pero si aun así siguen mostrando rechazo y miedo a la oscuridad, se puede recurrir al juego. Juegos como las sombras chinescas, que requieren oscuridad, o la gallinita ciega, que se hacen con los ojos cerrados o vendados, ayudan al niño a divertirse en un entorno oscuro y comprobar que no es algo tan negativo como creen. También existen pinturas fluorescentes, con las que pueden divertirse y hacer dibujos a oscuras.

Además, es interesante preparar el ambiente antes de dormir, por ejemplo, leyéndoles un cuento con una luz tenue. Esto ayudará a que poco a poco comience la secreción de la melatonina, por lo que también es útil para mantener a punto sus ritmos circadianos. 

Por otro lado, es recomendable que los padres cambien algunos ámbitos. Por ejemplo, es habitual que si el niño se despierta por la noche con una pesadilla, al acudir en su busca enciendan la luz para calmarlo. Lo que ocurre en este caso es que los niños asocian la oscuridad con las pesadillas y la luz con la calma y la tranquilidad de tener a sus padres con ellos. Por eso, para evitar esta asociación, se les puede tranquilizar sin necesidad de encender la luz, manteniendo la habitación a oscuras.

Si nada de eso funciona, quizás sea aconsejable recurrir a un psicólogo infantil, para que ayude al niño a superar su miedo a la oscuridad. Y mientras tanto, como último recurso, no demonicemos los quitamiedos y muñecos gusiluz. Pero, puestos a usarlos, lo mejor es que no tengan luz azul.

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Elige un gusiluz o quitamiedos adecuado

En primer lugar, siempre será mejor un quitamiedos que actúe durante un tiempo concreto, que uno que se mantenga encendido toda la noche.

Pero, sobre todo, debemos evitar aquellos que usen luces muy azuladas. Es algo en lo que incide también María Ángeles Bonmatí: “No es lo mismo un pequeño punto rojizo o amarillento que una luz azul intensa, como no hace mucho vi en una foto en Twitter”.

En definitiva, todos hemos sido niños y muchos hemos tenido miedo a la oscuridad. Y es posible que nuestras familias recurrieran a los quitamiedos o muñecos gusiluz. Es una herramienta útil si no hay más remedio y, como dice la experta en sueño, a veces la vida es muy complicada y cualquier cosa que nos la facilite un poco será bienvenida. No vamos a provocar un insomnio futuro a los niños por usar quitamiedos. Pero sí, si lo hacemos, es importante que, al menos, intentemos evitar luces azuladas. ¿Vamos a cocinar? No. ¿Vamos a dormir? Entonces la luz amarillenta es nuestra amiga. 

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